¿Qué velocidad de Internet conviene elegir?

¿Cómo saber cuál es el mejor servicio de Internet para tus necesidades? Aquí van algunos consejos útiles.

Hoy vivimos conectados: a las redes sociales, a los portales de entretenimiento, escuchamos podcasts o música en línea, nos comunicamos a través de Internet. Tenemos una cantidad virtualmente infinita de contenidos en nuestros celulares de todos los formatos y con esta vorágine de consumo, la demanda en la velocidad de carga y espacio de almacenaje es cada vez mayor.

Pero, ¿cómo saber cuál es el mejor servicio de Internet para tus necesidades? Aquí van algunos consejos útiles.

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Antes que nada, ¿qué es la velocidad de Internet?

Hay dos parámetros a tener en cuenta: uno es la velocidad de subida (o carga) y otro de bajada (o descarga). Generalmente, los proveedores de internet publicitan esta última, que es de la que dependen la mayoría de las operaciones que realizas en tu día a día. Desde descargar un juego para tu celular, hasta mirar fotos o cualquier otro contenido en las redes sociales, todo depende de la velocidad de bajada.

Ahora se suele referir a la velocidad con un nombre bastante coloquial: los megas. Un mega en realidad es 1 Mbps, es decir, un megabit por segundo. Quizá sepas que todo lo que ves en Internet es información, y tardas un tiempo determinado en descargarla en tu celular, tableta o computadora, dependiendo de cuánta haya (cuán pesado sea el contenido) y, desde luego, de tu velocidad de Internet. Toda esta información se compone de bits, y 1 Mbps significa que se pueden bajar (o subir) un millón de bits por segundo. Parece mucho, pero la verdad es que no lo es.

¿Qué me conviene elegir?

A la hora de contratar un proveedor de internet, debés tener en cuenta muchas cosas. Por supuesto que lo mejor sería optar por un servicio de alta velocidad. Seamos honestos: nadie quiere quedarse esperando a que cargue su serie favorita o esperar años para poder subir una foto a su feed. Ahora queremos que todo sea inmediato y eso es más o menos posible si eliges la opción correcta.

Primero conviene establecer una base: ¿cuál es el mínimo? Hay un punto en el que, por más que no le des muchísimo uso al internet de tu casa, es conveniente elegir algo más o menos decente. Por ejemplo, 10 megas es aceptable si no lo explotas y si no hay demasiados dispositivos que se conecten a la misma red. Los 10 megas vienen a través banda ancha, que es un tipo de conexión bastante veloz y está diseñada para descargar más rápido de lo que carga.

Podés ir más allá y optar por un servicio mucho mejor al que le podrás dar más utilidad: la fibra óptica. Esta es una conexión que se realiza a través de cables de silicio o vidrio capaces de transportar información a través de impulsos de luz, por lo que la velocidad es rapidísima y ofrece poca resistencia. 100 megas es un gran número. Tu experiencia usando Internet cambiará completamente. Además, la fibra reduce enormemente la latencia (o ping), o sea, la demora entre acciones que requieran de Internet para transmitir información.

Si tenés un buen proveedor, podrías incluso contratar hasta 300 megas (a través de fibra, por supuesto) y disfrutar al máximo de tu servicio. Los tiempos de carga serán casi insignificantes, y en caso de tener demasiados dispositivos, no te será un gran problema.

Siempre deberás encontrar equilibrio entre tu presupuesto y los paquetes de servicios que mejor se adapten a tus necesidades, pero tené en cuenta que la conexión por fibra óptica siempre será la mejor opción si lo que necesitas es máxima velocidad de navegación.

Por último, un pequeño consejo: ¡aprovechá los descuentos! Puede que consigas bonificaciones importantes en el precio mensual e, incluso, en la instalación del servicio.

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