Ni la dieta ni el ejercicio: este detalle genético está detrás de lo que pesa tu cuerpo

Aunque hagas dieta o entrenes todos los días, el ADN influye en el peso más de lo que imaginas. Así impacta en tu metabolismo y salud.

Intolerancias alimentarias y ADN: el error que muchos cometen sin saber

El ADN influye en el peso más de lo que crees

En plena primavera, con los parques llenos de runners y los platos llenos de frutas y verduras, muchas personas se esfuerzan por llevar una vida más saludable. Sin embargo, un factor silencioso sigue teniendo un peso enorme en el resultado de esos esfuerzos: el ADN influye en el peso, en la forma en que nuestro cuerpo responde al ejercicio, y también en la prevención de enfermedades metabólicas.

Argentina enfrenta cifras preocupantes en salud nutricional. Según datos actualizados de UNICEF, el 35% de la población argentina vive con sobrepeso. Más grave aún, la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2), publicada en 2025, reveló que el 41% de niños y adolescentes entre 5 y 17 años presentan sobrepeso u obesidad. Estos datos alarmantes abren una pregunta clave: ¿realmente alcanza con comer sano y moverse más?

Más allá de las calorías: la genética como guía

Lo que hasta hace pocos años parecía parte de un futuro lejano, hoy es una herramienta concreta: el análisis genético puede revelar cómo responde el cuerpo de cada persona a la alimentación y al ejercicio.

“Hay personas que poseen una variante en el gen FTO que las predispone a la obesidad. Esto significa que tienen reducida la sensación de saciedad”, explica Adrián Turjanski, investigador del CONICET y director científico de Gen360. Esto quiere decir que, para quienes tienen esta variante, una dieta restrictiva puede no funcionar, y es preferible enfocar el plan en la quema calórica con rutinas físicas adaptadas.

Además, se ha comprobado que los nutrientes no son meros aportes energéticos. “Interactúan estrechamente con nuestros genes. Esto influye en aspectos clave como la saciedad, el metabolismo, la capacidad de absorber ciertos nutrientes, la respuesta a diferentes tipos de dietas y hasta el riesgo de desarrollar enfermedades. Todo esto permite orientar cuál es la mejor alimentación para nuestro cuerpo”, amplía Turjanski.

Cinco frentes donde el metabolismo y la genética se cruzan

Pensar en metabolismo ya no es sólo preguntarse por qué una persona engorda más que otra. Existen cinco grandes ejes donde el vínculo entre genética y metabolismo se vuelve clave:

  1. Obesidad y peso corporal
  2. Enfermedades metabólicas como diabetes tipo 2 y colesterol
  3. Intolerancias alimentarias y sensibilidades digestivas
  4. Alimentación saludable adaptada al ADN
  5. Respuesta individual al ejercicio físico

Por ejemplo, muchas personas conviven con intolerancias a la lactosa o a la fructosa, con celiaquía o sensibilidad al gluten, sin saber que hay una base genética detrás. Otras presentan dificultades para metabolizar la histamina, sustancia presente en ciertos alimentos y liberada por el cuerpo ante reacciones alérgicas. Esa condición, llamada intolerancia a la histamina, puede provocar síntomas como urticaria, enrojecimiento, dolor de cabeza o problemas digestivos. Los test genéticos pueden detectar estas predisposiciones y mejorar la calidad de vida evitando los desencadenantes.

Genes, colesterol y enfermedades del corazón

En cuanto a las enfermedades metabólicas más conocidas, como la diabetes tipo 2 y el colesterol, también existe una fuerte conexión genética. Turjanski enfatiza que mantener bajo control los niveles de colesterol LDL y HDL es esencial, ya que los desequilibrios en estas lipoproteínas se asocian con el desarrollo de placas que bloquean las arterias y elevan el riesgo de infarto o eventos cardiovasculares.

Diversos genes intervienen en estos procesos. Por ejemplo:

  • PCSK9: en condiciones normales, este gen reduce la cantidad de colesterol LDL al aumentar su degradación.
  • LDLR: produce una proteína que captura el colesterol del torrente sanguíneo y lo transporta al interior de las células.
  • APOB: esencial para transportar lípidos en sangre, desempeña un rol clave en los niveles de colesterol.

Detectar variaciones en estos genes permite identificar a las personas con mayor predisposición a sufrir enfermedades cardiovasculares, y ajustar tanto su dieta como su estilo de vida en forma preventiva.

Síndrome metabólico: un enemigo silencioso

Otro cuadro poco conocido pero muy frecuente es el síndrome metabólico, un conjunto de factores que incluyen obesidad abdominal, niveles elevados de azúcar en sangre, presión arterial alta y lípidos alterados. Todos estos elementos, en conjunto, elevan drásticamente el riesgo de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y resistencia a la insulina.

Aquí también, el factor genético puede marcar la diferencia. Saber si una persona presenta marcadores que predisponen a estos desórdenes permite tomar decisiones tempranas, desde ajustes en la alimentación hasta cambios en la rutina de ejercicio.

Nutrición personalizada: la nueva frontera de la salud

Los expertos coinciden en que no existe una dieta universal. Las recomendaciones estándar pueden no funcionar si no se tiene en cuenta el ADN de cada persona. A través de análisis genéticos es posible conocer cómo metabolizamos ciertos alimentos, qué tipo de grasas nos afectan más o qué rutinas físicas resultan más eficientes.

“Es de suma importancia llevar una alimentación equilibrada para tener la energía necesaria, prevenir enfermedades metabólicas y aprovechar los nutrientes durante nuestra actividad diaria”, señala Turjanski. Para eso, recomienda seguir dietas personalizadas que se adapten al funcionamiento único de cada cuerpo.

Ejercicio físico y genética: no todos responden igual

La actividad física es otro de los pilares fundamentales. Pero incluso aquí, la genética marca diferencias. Algunas personas queman grasa con más facilidad; otras necesitan esfuerzos mayores. También varía la resistencia, la recuperación muscular y el riesgo de lesiones.

“Es importante conocer la capacidad individual de respuesta al ejercicio para evitar lesiones y metabolizar la grasa”, asegura el científico del CONICET.

Un test genético puede brindar información clave para elegir el tipo de entrenamiento más adecuado, evitando frustraciones y mejorando los resultados.

Una nueva mirada hacia el bienestar integral

Hoy, los test genéticos ya no son patrimonio exclusivo de la ciencia de laboratorio. Están disponibles para cualquier persona que quiera conocer mejor su cuerpo y tomar decisiones más informadas. No reemplazan el consejo médico ni la experiencia de profesionales en nutrición o actividad física, pero funcionan como una guía poderosa.

Saber cómo reacciona el cuerpo a ciertos alimentos, cómo metaboliza la grasa, qué tipo de ejercicio es más efectivo y qué enfermedades podrían aparecer en el futuro, ya no es parte de la intuición o el ensayo y error. Es información concreta, basada en el propio ADN.

Y esa información puede ser el primer paso para un cambio real.

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Redacción Vida Positiva