No vas a creer lo que sucede cuando permites el aburrimiento por unos minutos al día

Descubren el poder del aburrimiento para mejorar la salud emocional y encontrar propósito, según un experto de la Universidad de Harvard.
El poder del aburrimiento: lo que Harvard revela sobre cómo puede transformar tu salud mental

El poder del aburrimiento no suele ser algo que se valore en la vida cotidiana. En una sociedad que prioriza la productividad y el entretenimiento constante, muchos ven los momentos de inactividad como tiempo perdido. Sin embargo, Arthur C. Brooks, profesor de la Universidad de Harvard y especialista en bienestar, sostiene que esos instantes “vacíos” pueden ser fundamentales para recuperar el equilibrio emocional y reconectar con el sentido de la vida.

En declaraciones a Harvard Business Review, Brooks asegura que tomarse unos minutos lejos del celular cada día no solo ayuda a reducir el estrés, sino que también activa procesos cerebrales que fomentan la creatividad y el pensamiento profundo. En otras palabras, aburrirse no es una falla: puede ser una forma de crecer emocionalmente.

El aburrimiento como síntoma de hiperconexión

Hoy en día, resulta común mirar el celular de forma automática al menor signo de pausa: en una fila, esperando el transporte o durante una comida. Este reflejo, que parece inocente, es en realidad una señal de una dependencia creciente hacia la estimulación digital.

Brooks advierte que esta incapacidad de estar con uno mismo sin estímulos externos puede generar una desconexión con el propósito personal. “Si cada vez que te aburres usas tu teléfono, se volverá más difícil encontrarle sentido a la vida”, expresó. Según el académico, este hábito impide el desarrollo de espacios mentales donde se gestan las ideas, la introspección y la verdadera calma.

El especialista apunta que la constante interacción con pantallas interrumpe oportunidades naturales para pensar y sentir. En lugar de enfrentar pensamientos incómodos o preguntas profundas, se opta por la distracción, lo cual termina generando una insatisfacción crónica. La consecuencia no es solo la pérdida de tiempo, sino una creciente desconexión emocional.

Qué hace el cerebro cuando no haces nada

Desde la neurociencia, Brooks explica que el aburrimiento activa una red cerebral conocida como default mode network, o red de modo predeterminado. Esta área se activa cuando la mente no está ocupada en tareas específicas y entra en un modo de pensamiento introspectivo. Allí se procesan emociones, se construyen narrativas personales y se busca sentido a la experiencia.

Un estudio citado por Brooks, realizado por el psicólogo Dan Gilbert, reveló que muchas personas prefieren recibir una descarga eléctrica antes que pasar quince minutos sin hacer nada. “No nos gusta el aburrimiento porque nos enfrenta a preguntas incómodas sobre nuestra existencia”, comenta Brooks.

A pesar de esta resistencia natural, el experto considera que atravesar esos momentos de inactividad puede tener efectos profundamente positivos. Permitir que la mente divague no solo estimula la creatividad, sino que también ayuda a ordenar pensamientos y emociones que normalmente quedan relegadas por el ruido digital.

El círculo vicioso de evitar el aburrimiento

Brooks describe un ciclo cada vez más frecuente: a mayor uso del celular para escapar del aburrimiento, menor es la capacidad de tolerar esos momentos, lo que genera más ansiedad, insatisfacción y desconexión. Es un fenómeno que va en aumento, alimentado por la dopamina que generan las notificaciones constantes.

“La ausencia de reflexión diaria es una receta para la ansiedad, la depresión y una sensación de vacío”, advierte. Y agrega que esta tendencia se ha incrementado notablemente en los últimos años, en parte por la facilidad con la que se puede evitar cualquier pensamiento incómodo gracias a los dispositivos móviles.

Frente a esto, el académico sugiere que el primer paso es reconocer la importancia de tolerar esos instantes de silencio mental. Solo así se puede recuperar la capacidad de vivir con mayor propósito.

Cómo incorporar el aburrimiento a tu rutina

El camino hacia una vida menos dominada por la tecnología no requiere grandes esfuerzos. Brooks propone una serie de prácticas simples pero efectivas para volver a habitar el presente:

1. Evitar el teléfono en momentos clave del día
Durante comidas, trayectos o antes de dormir, conviene dejar el dispositivo a un lado. Según Brooks, esos momentos pueden convertirse en espacios valiosos para la reflexión si se los deja libres de estimulación artificial.

2. Practicar “ayunos digitales”
Una estrategia recomendada por el especialista consiste en realizar pausas intencionales de uso de redes sociales o pantallas durante varias horas o incluso días. Esto ayuda a restablecer el equilibrio mental y la tolerancia al aburrimiento.

3. Crear límites tecnológicos personales
Brooks comenta que él mismo aplica reglas claras en su día a día: no usa dispositivos después de las 19:00, no toca el teléfono en la mesa familiar y realiza pausas periódicas en el uso de redes sociales.

Estas decisiones, aunque pueden parecer incómodas al principio, permiten que la mente se calme y recupere su capacidad de concentración. “La dopamina que nos dan las notificaciones es adictiva, pero con el tiempo uno se da cuenta de que el bienestar no está ahí”, sostiene.

4. Permitir que el aburrimiento ocurra
No se trata de buscar aburrirse, sino de no evitarlo automáticamente. Estar con uno mismo sin estímulos externos, aunque sea solo por cinco o diez minutos al día, puede ser un punto de inflexión.

Romper con el mito de la inmediatez

Uno de los mayores temores al desconectarse es “perderse” algo importante. Para contrarrestar esa ansiedad, Brooks sugiere configurar el celular para recibir solo llamadas de emergencia. “La noticia puede esperar. Tus abuelos no sabían lo que pasaba minuto a minuto en Washington, y no pasaba nada”, comenta.

Esta reflexión invita a cuestionar si realmente necesitamos estar constantemente informados o si esa urgencia es solo una ilusión alimentada por los algoritmos.

El aburrimiento como oportunidad de transformación

A través de su trabajo, Brooks propone una mirada completamente distinta sobre el poder del aburrimiento. Lejos de ser una experiencia negativa, considera que puede convertirse en un recurso transformador. Cuando dejamos de huir de la incomodidad que produce no hacer nada, surge la posibilidad de conocerse más, pensar mejor y sentir más profundamente.

A veces, lo que parece una pérdida de tiempo puede ser, en realidad, una ganancia inmensa para nuestra salud emocional. Dejar el celular unos minutos al día no solo mejora el presente, sino que construye una relación más consciente y saludable con la tecnología.

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Redacción Vida Positiva