No es el calor: la razón oculta detrás del avance de los casos en este verano y mosquitos

El vínculo entre verano y mosquitos se volvió más peligroso. Qué está pasando y cómo protegerse de enfermedades como el dengue.

Imágenes Ilustrativas (Freepik)

En medio de un clima cambiante, con lluvias inesperadas, humedad elevada y temperaturas fuera de lo común, la convivencia con los mosquitos se volvió mucho más riesgosa.

Los brotes de enfermedades transmitidas por estos insectos, especialmente el dengue, se intensificaron en los últimos años. El dengue se convirtió en una amenaza silenciosa que crece con cada temporada estival.

Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la circulación del mosquito Aedes aegypti no se detuvo ni en invierno, y eso cambió por completo el panorama sanitario.

Verano y mosquitos: lo que hay que saber
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Verano y mosquitos: lo que hay que saber

Mosquitos todo el año: el efecto del cambio climático

Uno de los datos más relevantes que explican este fenómeno es que los mosquitos ya no son exclusivos del verano. El cambio climático ha provocado que las temperaturas se mantengan elevadas incluso durante los meses fríos, y la humedad se mantenga alta durante más tiempo, generando un entorno perfecto para su reproducción.

Los huevos de mosquito pueden sobrevivir hasta siete meses en estado latente, incluso sin agua visible, hasta que las condiciones sean óptimas para nacer. Esto implica que las tareas de prevención no pueden limitarse a diciembre-marzo, sino que deben mantenerse todo el año.

Lo que hay que saber para evitar picaduras

Los mosquitos que transmiten dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla tienen comportamientos distintos a los que solemos asociar a los mosquitos comunes. Por eso, es clave conocer algunos datos básicos que te pueden ayudar a tomar mejores decisiones.

1. Pican de día, no de noche
El Aedes aegypti, principal vector del dengue, pica principalmente durante las primeras horas de la mañana y al atardecer, cuando hay mayor luminosidad. Esto contradice la idea tradicional del mosquito que zumba por las noches.

2. Usan la ropa a su favor
No alcanza con cubrir la piel. Pueden picar a través de la ropa, por lo que los especialistas recomiendan aplicar repelente también sobre las prendas, especialmente si son livianas.

3. No todos los repelentes son iguales
El aroma de los repelentes afecta el sistema olfativo del mosquito y lo mantiene alejado. Pero no todos los productos sirven para todas las personas. Es fundamental leer la etiqueta, ya que no todos son aptos para menores de edad, embarazadas o personas con piel sensible.

4. Los naturales también protegen
Repelentes a base de citronella, laurel o eucalipto pueden ser una alternativa más saludable. Tienen eficacia comprobada, aunque su duración puede ser menor que la de los productos con DEET o Icaridina.

5. No creas en mitos caseros
Tomar vitamina B1, consumir ajo o usar dispositivos de ultrasonido no son métodos efectivos para evitar picaduras. Tampoco lo son los brazaletes, lámparas de electrocución o soluciones caseras sin validación científica.

6. El protector solar no reemplaza al repelente
Si estás al aire libre, aplicá primero el protector solar y luego, por encima, el repelente. Son productos complementarios, no excluyentes.

7. Reaplicá el repelente durante el día
La protección no es eterna. Cada 3 a 6 horas hay que volver a aplicarlo, especialmente si transpirás, te bañás o te mojás.

La clave: eliminar criaderos en casa

Más allá de protegerse de las picaduras, la única manera de evitar enfermedades es eliminar al mosquito antes de que nazca. El ciclo de vida del Aedes aegypti depende de lugares con agua estancada, aún en cantidades mínimas. Por eso, las tareas de descacharrado son fundamentales.

¿Qué implica descacharrar?

  • Vaciar y limpiar cada recipiente que acumule agua: macetas, baldes, bebederos de mascotas, floreros, canaletas, desagües, botellas, etc.
  • Tapar tanques de agua, cisternas y depósitos.
  • Colocar arena húmeda en los platos de las macetas.
  • Revisar los patios y balcones, al menos una vez por semana.

Eliminar criaderos no solo protege tu casa, sino también al barrio. El mosquito no vuela grandes distancias: suele moverse en un radio de 100 metros, por lo que si un vecino descuida su patio, el riesgo se extiende a toda la cuadra.

¿Por qué este verano será diferente?

Hay tres factores clave:

1. Temperaturas atípicas durante todo el año.
El clima cálido durante el otoño e invierno permitió la supervivencia constante de huevos y larvas.

2. Cambios en los hábitos sociales.
Las recomendaciones de pasar más tiempo al aire libre, heredadas del contexto COVID-19, incrementaron la exposición a las picaduras sin que muchas personas ajustaran sus rutinas de protección.

3. Falta de campañas de prevención sostenidas.
En muchos distritos, las acciones de concientización y fumigación fueron esporádicas, lo que dejó a la población desinformada o desprevenida.

La información es tu mejor defensa

La prevención sigue siendo la única estrategia válida para evitar brotes.

El dengue no se transmite de persona a persona. Solo se contagia si un mosquito pica a una persona infectada y luego a una sana. Es por eso que cortar la cadena con medidas concretas —uso de repelente, eliminación de criaderos, control comunitario— puede evitar miles de contagios.

El vínculo entre verano y mosquitos no es nuevo. Pero en los últimos años, esa relación se volvió más peligrosa. Lo que antes era una molestia pasajera hoy puede convertirse en un riesgo de salud pública.

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Redacción Vida Positiva