Estrés y cansancio constante: lo que nadie te contó sobre la respuesta que guarda tu ADN
Más allá de las demandas de la vida cotidiana, los genes tienen mucho que decir respecto al cansancio y el estrés que sufren las personas.
Estrés y cansancio constante: más allá de la rutina diaria
El estrés y cansancio constante son parte de la vida de millones de personas. Las exigencias laborales, los compromisos familiares y el ritmo de las grandes ciudades parecen no dar tregua. Sin embargo, no todo se reduce al estilo de vida: la genética también tiene mucho que decir.
Estudios recientes demostraron que la información inscrita en nuestro ADN influye directamente en los niveles de energía y en la manera en que cada persona responde al estrés físico y emocional. Esta nueva mirada permitió entender por qué, incluso durmiendo ocho horas, algunos siguen sintiéndose agotados.
Con una simple muestra de sangre, es posible analizar más de 700.000 variantes genéticas y más de 80 rasgos vinculados a la salud, la nutrición y el bienestar. Muchos de estos rasgos están directamente relacionados con los niveles de energía diarios y la capacidad de respuesta al estrés físico y mental.
Energía desde la célula: el rol de los micronutrientes
Detrás del cansancio crónico y la dificultad para concentrarse se esconde, en muchos casos, un déficit de micronutrientes esenciales. Vitaminas como la B12, la B6, la D y minerales como el magnesio resultan claves para la producción de energía celular.
Estar cansado no debe tomarse a la ligera: un informe del 2024 de la National Sleep Foundation - ONG estadounidense dedicada al estudio del sueño- reveló que el 21% de los accidentes automovilísticos se deben a la somnolencia o directamente a quedarse dormido. Se trata de la causa más común de siniestro vial después del consumo de sustancias como el alcohol y la distracción. Estar mucho tiempo detrás del volante, con la percepción puesta en el camino, es un desgaste de energía que puede desembocar en tragedias si no se toman los descansos necesarios o no se cambia de conductor.
El motivo radica en las mitocondrias, conocidas como las fábricas energéticas del organismo. Estas estructuras convierten nutrientes en energía disponible. Si la absorción es deficiente, el rendimiento celular disminuye y aparecen síntomas como fatiga persistente, debilidad o problemas de memoria.
El científico Adrián Turjanski, director de Gen360 e investigador del CONICET, lo explicó con claridad: “No todas las personas metabolizan estos nutrientes de la misma manera. Algunas tienen variantes genéticas que hacen que necesiten una mayor ingesta o suplementación para mantener niveles adecuados”, señaló.
Cómo respondemos al estrés también está en nuestros genes
La genética también desempeña un papel crucial en cómo el cuerpo responde al estrés físico y mental. Los test genéticos permiten identificar rasgos vinculados a la fatiga neuromuscular temprana o una mayor inflamación post-esfuerzo, predisposiciones que pueden impactar tanto el rendimiento deportivo como la capacidad de recuperación física y emocional.
Además, estas pruebas analizan la forma en que el organismo procesa sustancias que influyen en el sistema nervioso, como la cafeína y el alcohol. Ciertas variantes genéticas pueden prolongar sus efectos, generando ansiedad, insomnio o irritabilidad si su consumo no es moderado.
"Conocer estas respuestas individuales es clave para ajustar hábitos cotidianos que impactan directamente en nuestro bienestar mental y físico", destaca Turjanski.
Personalización: la clave para sentirse mejor
Comprender el perfil genético de cada persona permite tomar decisiones más informadas y precisas sobre alimentación, suplementación y rutinas de ejercicio o descanso. El enfoque ya no reside en seguir reglas generales o modas, sino en actuar con información concreta y personalizada sobre el funcionamiento único del propio cuerpo.
"La genética no predice nuestro destino, pero sí nos ofrece herramientas valiosas para tomar decisiones informadas que pueden mejorar significativamente nuestra calidad de vida", concluye el director de Gen360. En la búsqueda de recuperar la energía y gestionar eficazmente el estrés, el análisis genético se posiciona como un punto de partida fundamental para el bienestar individual.
El peso invisible de la fatiga
El cansancio acumulado no debe pasarse por alto. La National Sleep Foundation, ONG estadounidense dedicada al estudio del sueño, advirtió en 2024 que el 21% de los accidentes automovilísticos se produjeron por somnolencia o quedarse dormido al volante. El dato colocó a la fatiga como la segunda causa más común de siniestros viales, después del consumo de alcohol y la distracción tecnológica.
Conducir durante horas, mantener la atención fija en la ruta y resistir la monotonía del camino son factores que desgastan la energía mental y física. Cuando el descanso adecuado no llega, las consecuencias pueden ser fatales.
El impacto de la cafeína y el alcohol en cada organismo
Dos personas pueden tomar la misma cantidad de café y obtener respuestas completamente distintas. Mientras una experimenta un breve impulso de energía, otra puede sufrir taquicardia, nerviosismo o dificultad para dormir. Lo mismo sucede con el alcohol: en determinados perfiles genéticos, su metabolización lenta multiplica los efectos negativos sobre el sistema nervioso.
Turjanski remarcó que “conocer estas respuestas individuales es clave para ajustar hábitos cotidianos que impactan directamente en nuestro bienestar mental y físico”.
Medicina personalizada: la ciencia de escuchar al ADN
La gran innovación de los últimos años es que el análisis genético dejó de ser exclusivo de la investigación médica para convertirse en una herramienta de bienestar accesible. Con una simple muestra de sangre es posible estudiar más de 700.000 variantes genéticas y más de 80 rasgos vinculados a la salud, la nutrición y la energía.
Estos análisis ofrecen información concreta sobre:
- Predisposición al cansancio crónico.
- Capacidad de respuesta al estrés físico y emocional.
- Necesidades nutricionales específicas.
- Ritmos de recuperación muscular.
- Sensibilidad a sustancias estimulantes como cafeína o alcohol.
De lo general a lo personalizado
Hasta hace poco, las recomendaciones de salud se basaban en parámetros generales: ocho horas de sueño, dieta equilibrada y ejercicio regular. Hoy, la medicina personalizada propone ajustar cada hábito a las necesidades del propio organismo.
“La genética no predice nuestro destino, pero sí nos ofrece herramientas valiosas para tomar decisiones informadas que pueden mejorar significativamente nuestra calidad de vida”, concluyó Turjanski.
Este enfoque supone un cambio de paradigma: ya no se trata de seguir reglas universales, sino de diseñar un plan de vida que considere el mapa genético único de cada persona.
Lo que revela la fatiga sin causa aparente
Muchas personas aseguran sentirse cansadas incluso tras dormir lo suficiente o mantener rutinas saludables. Esa fatiga “inexplicable” puede responder a factores genéticos que limitan la eficiencia en la producción de energía celular.
En estos casos, la suplementación adecuada o la adaptación de los hábitos de sueño y alimentación pueden marcar la diferencia. La clave es contar con un diagnóstico preciso para no confundir la fatiga genética con problemas de origen psicológico o de estilo de vida.
Estrés, ADN y salud mental
El impacto genético no se limita al aspecto físico. También influye en la manera en que el sistema nervioso maneja la presión cotidiana. Variantes genéticas específicas pueden determinar un umbral más bajo frente al estrés, lo que deriva en mayor vulnerabilidad a cuadros de ansiedad o depresión.
El análisis genético permite anticipar esta predisposición y tomar medidas preventivas, como rutinas de ejercicio moderado, técnicas de relajación o cambios en la alimentación. Conocer los propios límites biológicos ayuda a evitar que el estrés cotidiano se convierta en un problema crónico.
Hacia un futuro de salud personalizada
El avance de la genómica abre la posibilidad de construir planes de salud diseñados a medida. En un futuro cercano, los médicos no solo recomendarán una dieta o un suplemento, sino que lo harán en función de la secuencia genética de cada paciente.
En la práctica, esto significa que dos personas con síntomas similares pueden recibir tratamientos completamente diferentes, adaptados a su perfil genético. La meta es aumentar la eficacia de las intervenciones y reducir los riesgos de efectos adversos.
El desafío de integrar la genética al bienestar cotidiano
Si bien la ciencia ofrece nuevas respuestas, el reto es trasladarlas a la vida diaria. El análisis genético debe complementarse con cambios de hábitos sostenibles: descanso adecuado, alimentación equilibrada, reducción del consumo de sustancias nocivas y una relación más consciente con el estrés.
El mensaje de los expertos es claro: el ADN no condena, pero sí orienta. Entender la información genética es una oportunidad para prevenir enfermedades, optimizar la energía y mejorar la calidad de vida.
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