El vínculo tóxico silencioso que puede arruinar tu día sin que lo adviertas

Las personas "vampiros de energía" pueden alterar tu equilibrio emocional sin decir una sola palabra. Así actúan y así te podés proteger.

Personas emocionalmente drenantes: el tipo de vínculo que más te afecta sin que lo notes

Vampiros energéticos: ese es el nombre con el que la psicología ha comenzado a identificar a quienes, sin necesidad de hablar o accionar de manera directa, logran alterar el equilibrio emocional de los demás. Su sola presencia basta para generar incomodidad, angustia o ansiedad. Como si se tratara de un contagio invisible, su modo de estar en el mundo transmite malestar a quienes los rodean. Y no se trata de magia ni sugestión: hay respaldo científico que explica cómo esto sucede.

Vampiros de energía: el contagio emocional silencioso

Estudios de la Universidad de California revelaron en los años 80 que las emociones, especialmente las negativas como el miedo o el estrés, pueden ser “contagiadas” sin que medien palabras. Si una persona ansiosa o angustiada entra en una habitación, el resto de los presentes puede experimentar cambios fisiológicos similares: ritmo cardíaco elevado, sudoración, tensión muscular. Así lo descubrieron los investigadores Howard Friedman y Ronald Riggio.

La explicación está en las neuronas espejo, las mismas que provocan que uno bostece si ve a otro hacerlo. Pero en este caso, el reflejo emocional se traduce en una respuesta de alerta generalizada. De allí surge el apodo: personas cortisol, en alusión directa a la hormona que el cuerpo libera frente al estrés.

Cómo operan los vampiros energéticos

Micaela Zappino, psicóloga especialista en salud mental, describe que estas personas han desarrollado un modo de vivir en constante estado de amenaza. “Lo que en principio fue una reacción de defensa ante una situación puntual, se transforma en una forma estable de percibir la realidad. Ven el mundo como un lugar peligroso”, afirma. Esta activación permanente del eje del estrés se traduce en desgaste físico, emocional y social.

En la saga de Harry Potter, los "Dementores" son criaturas espectrales que se alimentan de la felicidad humana, causando desesperación y tristeza.

Ailen Lescano, especialista en trauma, explica que este tipo de funcionamiento suele encontrarse en personalidades ansiosas que nunca logran “bajar la guardia”. Viven tensas, en alerta, sin posibilidad de descanso emocional. “No entran nunca en modo de relajación o activación vasovagal”, dice.

Causas: un pasado que no suelta

Para Lucila Bergonzi, psicóloga clínica, las personas cortisol no nacen, se hacen. Generalmente han crecido en ambientes inseguros, donde el peligro era real o al menos constante. “El sistema nervioso queda fijado en modo supervivencia. Es como si hubieran vivido tanto bajo tormentas que siguen usando paraguas aún cuando brilla el sol”, explica.

Ese pasado se traduce en conductas que afectan no sólo su bienestar, sino también el de quienes conviven con ellas. Irritabilidad, angustia, dependencia emocional, reclamos constantes, celos, necesidad de control, son algunas de las manifestaciones visibles de ese malestar crónico que parece no encontrar salida.

Rasgos comunes de los vampiros energéticos que activan alertas

Según las especialistas consultadas, las personas cortisol comparten algunos rasgos de comportamiento que pueden identificarse con claridad:

  • Victimización crónica: constantemente buscan generar culpa o compasión en los demás.
  • Competencia emocional: siempre intentan superarte en sufrimiento o en logros, generando incomodidad.
  • Dependencia y control: demandan atención constante y manipulan con halagos o reproches.
  • Triangulación: involucran a terceros para crear tensión o generar conflicto.
  • Fuga de responsabilidad: provocan caos pero evitan hacerse cargo de sus consecuencias.

Zappino añade que el contexto sociocultural también refuerza estos comportamientos. “Vivimos en una sociedad que celebra la autoexigencia, la competencia, el rendimiento sin pausa. Estos valores exacerban el perfil de las personas cortisol, validando su modo de estar en el mundo”.

Impacto en la salud mental de los demás

Estar en contacto frecuente con una persona cortisol puede afectar profundamente la salud emocional. La calidad del sueño, la concentración, el estado de ánimo y la energía se ven comprometidos. “Pueden drenar literalmente a quienes los rodean”, advierte Bergonzi.

Desde el psicoanálisis, Zappino señala que cuando la angustia se vuelve insoportable, el cuerpo comienza a hablar por la persona. Aparecen entonces síntomas físicos sin causa médica aparente: contracturas, trastornos digestivos, insomnio, crisis de pánico. “Cuando el estrés deja de ser funcional, el cuerpo y el psiquismo lo gritan”, resume.

Cómo protegerse sin cortar vínculos

La primera herramienta de defensa es el reconocimiento. Saber identificar a una persona cortisol permite tomar decisiones más conscientes. “El objetivo no es cortar el vínculo, sino aprender a poner límites emocionales”, dice Bergonzi.

Algunas estrategias efectivas son:

  • Limitar el tiempo compartido
  • Evitar conversaciones profundas o personales
  • Prepararse emocionalmente antes de un encuentro
  • Practicar técnicas de regulación emocional como respiración, grounding, yoga o mindfulness

Lescano sugiere centrarse en el “aquí y ahora” para contrarrestar el efecto desestabilizante de estos vínculos. También recomienda priorizar actividades placenteras, encuentros con personas que generen bienestar y espacios que ayuden a recuperar la calma interna.

No intentar salvar al otro

Un error común es tratar de “rescatar” al vampiro energético. Según las especialistas, esto suele ser contraproducente. “No se puede ser chaleco salvavidas de todos, menos si uno mismo se está hundiendo”, afirma Bergonzi.

Escuchar con amabilidad, sin involucrarse emocionalmente, es la mejor forma de relacionarse con estos perfiles sin caer en su espiral de tensión. Enunciar necesidades propias (“esto me hace mal”, “necesito distancia”) y evitar la sobrejustificación son claves para mantener una postura saludable.

La energía también se contagia

Así como el estrés puede irradiarse, también lo hace la calma. Rodearse de personas estables, que no vivan en modo urgencia, es una forma de contrarrestar el efecto cortisol. Porque si bien todos podemos atravesar momentos de angustia, las personas cortisol han convertido ese estado en su identidad.

Identificarlas y tomar distancia emocional no es egoísmo, es salud mental.

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Redacción Vida Positiva