La Teoría del Diseño inteligente

Los proponentes del diseño inteligente argumentan que el modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida.

La llamada teoría del diseño o designio inteligente sostiene que la vida en la Tierra y el origen del hombre son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes. Si bien sus defensores argumentan que se trata de una propuesta científica legítima, capaz de sustentar un programa de investigación metodológicamente riguroso, la mayoría de los científicos considera que el diseño inteligente es simplemente una justificación a posteriori de la creencia en un creador determinado (el dios de las religiones monoteístas) en una versión que busca la respetabilidad intelectual que el creacionismo clásico no ha sido capaz de obtener.

El debate, especialmente intenso en Estados Unidos se ha extendido a otros países por medio de la influencia de iglesias evangélicas y otros grupos religiosos fundamentalistas. El diseño inteligente también se ha convertido en una posición de creciente fuerza en varios países latinoamericanos. Sin embargo, la posición de la Iglesia Católica, mayoritaria en los países hispanohablantes, es la de respetar la autonomía de la ciencia y respetar sus hallazgos, resituando la discusión, sobre la verdad de las Escrituras y la justificación de las creencias, en un plano cada vez más metafísico.

La clave del Misterio de la Vida (Video)

Argumento teleológico para la existencia de Dios

Un argumento teleológico para la existencia de Dios parte de la observación, real o imaginada, de intención en la naturaleza. El término se basa en la raíz griega telos, que se refiere al fin o propósito, y la teleología analiza el propósito que se observa o pueda observarse en la naturaleza, no al que de forma evidente acompaña a las acciones y los productos humanos. La versión más conocida del argumento teleológico es la que ofrece Tomás de Aquino en su quinto argumento para la existencia de Dios. La más reciente es la que ha sido llamada a veces principio antrópico, y que se refiere a la adecuación del Universo tal como es a la existencia humana.

Movimiento del Diseño Inteligente

El movimiento del Diseño Inteligente apareció y se desarrolló en Estados Unidos en torno a 1990, después de que hubieran fracasado, salvo éxitos menores y provisionales, los intentos de los representantes del literalismo bíblico por lograr la enseñanza del relato de la creación del Génesis en la clase de Ciencias Naturales.

Historia

La frase diseño inteligente, más o menos relacionada con la funcionalidad que se observa en los seres naturales, y antes de la consagración de su uso actual, ha sido detectada en media docena de citas de los dos siglos precedentes que incluyen:

  • Un número de 1847 de la revista Scientific American.
  • Un libro de 1868.
  • Un discurso del Botánico G.J. Allman, seguidor de Paley, en 1873.
  • Un libro de 1903 de F.C.S.Schiller.
  • Un texto de Fred Hoyle de 1980, donde no se refiere en cualquier caso a un origen último.
  • En un juicio en el que el Tribunal Supremo de Estados Unidos descartó la obligación de enseñar la “ciencia de la Creación” (el relato del Génesis) en la clase de Ciencias Naturales en las escuelas públicas (1987).


En la sentencia del caso anterior se mantenía a la vez que “enseñar una diversidad de teorías científicas acerca del origen de la humanidad a los escolares podría válidamente hacerse si es con la intención claramente secular de mejorar la eficacia de la instrucción científica”.

Inmediatamente después los manuales propuestos para la enseñanza creacionista empezaron a sustituir la palabra creación por la expresión diseño inteligente. El caso más notable es el del texto de P. W. Davis y P. H. Kenyon que fue publicado finalmente en 1989 con el título Of Pandas and people: the central question of biological origins. (Acerca de los pandas y las personas: la cuestión central del origen biológico). Los borradores anteriores habían sido preparados con los títulos Creation Biology (Biología de la Creación, 1983), Biology and Creation (Biología y Creación, 1986) y Biology and Origin (Biología y Origen, 1987). El título definitivo alude a la más popular de las colecciones de ensayos del paleontólogo y divulgador de la evolución Stephen Jay Gould, titulada El pulgar del panda.

En el proceso de adaptación a la nueva situación legal del libro, que es el más popular de los manuales usados por los creacionistas para la enseñanza escolar, se sustituyeron las expresiones “creación” y “creador” por sus alternativas “diseño inteligente” y “diseñador inteligente” en más de 250 lugares. El libro se convirtió en texto obligatorio en el distrito de Dover (Pennsylvania), dando lugar al caso por el que una reciente sentencia señala al movimiento del Diseño Inteligente como una versión disfrazada de creacionismo religioso.

Buscando evitar la percepción pública de la vinculación con el creacionismo anterior, los promotores del diseño inteligente prefieren situar el origen de la actual notoriedad de la expresión en el libro del abogado Phillip E. Johnson Darwin on trial (Proceso a Darwin, 1991). La posición de Johnson, y la base para el movimiento en apoyo a la creencia sobre el diseño inteligente es que consideran falso el naturalismo filosófico.

En 1990 fue fundado el Discovery Institute, con base en Seattle, ligado a una institución de ideología conservadora, el Hudson Institute, y tomando su nombre del barco que, capitaneado por G. Vancouver, exploró las costas norteamericanas del Pacífico entre 1791 y 1795. Se trata de una institución no lucrativa, que depende de donantes privados. Está presidido por B. Chapman, que ocupó cargos importantes durante la administración de R. Reagan, es de confesión católica.

Tiene entre sus dirigentes a H. Ahmanson, millonario relacionado con el movimiento dominionista llamado Christian Reconstructionism (Reconstruccionismo cristiano), una organización partidaria de la subordinación de las leyes civiles a las prescripciones del Antiguo Testamento y contrario a la tolerancia religiosa, lo que ha hecho que sus críticos laicos o cristianos lo acusen de promover un neofascismo teocrático semejante al del régimen talibán en Afganistán.

Dentro del Discovery Institute ocupa un lugar prominente el Center for Science and Culture (Centro por la Ciencia y la Cultura), en cuyo marco se encuadran todos los miembros prominentes del Movimiento por el Diseño Inteligente. Fue fundado en 1996 con financiación de H. Ahmanson y la McLellan Foundation. Fue fundado originalmente como Center for the Renewal of Science and Culture (Centro para la Renovación de la Ciencia y la Cultura) y sus declaraciones, como su nombre, han ido evolucionando para evitar una conexión demasiado visible con sus bases fundamentalistas.

Un documento de 1998 del Center for Science and Culture, titulado The Wedge Strategy y filtrado al público en 1999, ha sido utilizado por sus enemigos para destacar el carácter religioso y político de sus fines y postulados, que encuentran resumidos en frases como “Derrotar al materialismo científico y su destructivo legado moral, cultural y político” y “reemplazar las explicaciones materialistas por la concepción teísta de que la naturaleza y los seres humanos son creados por Dios”. Según P. E. Johnson, citado más arriba, él mismo catalizó en 1992 la formación del grupo y los rasgos de la estrategia a que se refiere el documento. De este núcleo original formaban parte, junto a Johnson:

  • Stephen Meyer, filósofo de la ciencia y teólogo, que ahora es vicepresidente del Centro.
  • Michael Behe, bioquímico y el único miembro prominente con una actividad significativa de investigación científica.
  • William Dembski, el principal portavoz del movimiento. Matemático de formación, es el responsable de los mayores esfuerzos por desarrollar de manera creíble el argumento de la improbabilidad de la explicación naturalística.


Argumentos

Los proponentes del diseño inteligente argumentan que el modelo científico de la evolución por selección natural es insuficiente para explicar el origen, la complejidad y la diversidad de la vida, y que el universo está demasiado bien adaptado para las criaturas vivientes como para pensar que es así por pura casualidad. Los proponentes del diseño inteligente no toman en público partido explícito sobre la identidad del o de los creadores o sobre los medios que utilizaron para diseñar y luego crear la vida, pero son respaldados por la mayoría de los partidarios de la lectura literal de la Biblia y actúan al abrigo de instituciones explícitamente cristianas y fundamentalistas. Los argumentos en favor del llamado “diseño inteligente” se refieren sobre todo a los siguientes aspectos:

Universo bien entonado

Uno de los argumentos de los proponentes del diseño inteligente que incluye elementos adicionales a la biología es el que afirma que vivimos en un universo bien entonado, con muchas características que hacen posible la vida y que no pueden atribuirse a la suerte.

Estas características incluyen los valores de las constantes físicas, el poder de las fuerzas nucleares y muchos otros. Los proponentes y el miembro del Centro para la Ciencia y la Cultura Guillermo González argumentan que si alguno de estos valores fuera ligeramente diferente, el universo sería dramáticamente diferente, haciendo imposible la existencia de muchos elementos químicos y características del universo tales como las galaxias. De manera que para que la vida exista hace falta la presencia de un diseñador inteligente que asegure que las condiciones requeridas estuvieran presentes en su momento produciendo el resultado que este diseñador había previsto. La comunidad científica ha respondido de forma casi unánime que no es posible verificar este argumento, por lo que sólo puede ser base de especulaciones. Además, no existe evidencia suficiente que apoye este argumento.

Los críticos del diseño inteligente y del principio antrópico argumentan que estos argumentos son esencialmente tautológicos. Según su punto de vista, estos argumentos pueden resumirse a afirmar que la vida sólo es posible porque el universo la sustenta. La afirmación sobre la improbabilidad de un universo que sustente la vida también ha sido criticada al calificarla de un argumento de falta de imaginación por asumir la imposibilidad de la existencia de otras formas de vida. La vida, tal y como la conocemos, podría no existir en condiciones diferentes, pero formas diferentes de vida podrían existir en su lugar.

Algunos críticos sugieren también que muchas de las variables que hacen posible la vida están interconectadas, y que los cálculos de algunos matemáticos y físicos sugieren que la emergencia de un universo similar al nuestro es en realidad bastante probable. Por otro lado la hipótesis del multiverso según la cual existen una miríada de universos paralelos que se diferencían tan sólo por diferenciales de cualquier magnitud del universo simplemente desbarajustan el argumento por que da a entender que este universo es tan probable como cualquier otro de la infinidad que existen pero que sólo es posible hacerse preguntas sobre la razón de la vida en aquellas dimensiones en que existan las características para crearla lo cual hace que la probabilidad de vida/hablar de ella sea 1:1.

La complejidad irreducible

Formulada por el bioquímico M. J. Behe en términos de “complejidad bioquímica irreducible” se puede establecer así:

...Un sólo sistema compuesto de varias partes que interactúan contribuyendo a la función básica, en donde al eliminar alguna de ellas produce la interrupción de la funciones del sistema (Behe, Molecular Machines: Experimental Support for the Design Inference).

Behe utiliza la trampa para ratones como ejemplo para ilustrar el concepto. Una trampa para ratones está compuesta por varias piezas que interactúan — la base, la trampa, el resorte, el martillo — todas ellas deben estar en su puesto para que la trampa para ratones funcione. Al eliminar uno de ellos el objeto deja de ser funcional. En el diseño inteligente se afirma que la selección natural no podría crear sistemas complejos irreducibles, debido a que la función de selección se aplica luego que el sistema complejo ya está armado. Los ejemplos de complejidad irreducible propuestos por Behe incluyen mecanismos biológicos como el de las bacterias E. coli, cilio y el mecanismo adaptativo del sistema inmunitario.

Se trata de una reedición de un argumento usado contra el darwinismo desde antiguo, por ejemplo con respecto a la complejidad del ojo. Behe lo ha intentado renovar con respecto a agregados macromoleculares funcionales como el cilio. Alega que la complejidad de una estructura de este tipo, donde no se observa redundancia, es irreducible, porque la alteración de cualquiera de las partes destruye por completo la funcionalidad del conjunto (lo que es cierto). Alega (sin argumentos) que este hecho inhabilita a la selección natural (el mecanismo esencial darwiniano de la evolución) para darle origen.

Efectivamente la selección natural trabaja sobre pequeñas diferencias fenotípicas, basadas a su vez en pequeñas diferencias genéticas, y la coincidencia por azar y de una vez de todas las innovaciones evolutivas implicadas en la compleja estructura del cilio, es tan improbable que debe declararse increíble. El argumento es falaz porque ni el cilio ni ninguna otra estructura compleja aparece evolutivamente de una vez. Lo que hay que aclarar son las etapas sucesivas de su evolución, explicando o demostrando la verosimiliud de cada una de ellas en lo tocante a su determinación genética, su desarrollo ontogenético y su función, y por lo tanto justificando qué presiones selectivas han promovido cada uno de los pasos.

Es muy importante recordar que muchas estructuras biológicas pasan por estadios de doble función, en los que, después de haber evolucionado para un uso, empiezan a verse sometidas a nuevas presiones selectivas para un segundo uso. Si nos fijamos sólo en este último, el origen del órgano puede volverse incomprensible. El carácter prensil de la mano humana apareció en relación con una vida arborícola, ha sido aprovechado por innumerables especies de primates para la manipulación y, con esta segunda función, se ha convertido en el grupo biológico humano en una de sus adaptaciones más características. Las vías verosímiles de la evolución del ojo se aclararon gracias a la anatomía comparada y a la embriología, y para sus etapas existen ejemplos en los animales actuales.

En cuanto a la evolución de maquinarias moleculares complejas, como el cilio, las últimas décadas han proporcionado ya muchos de los argumentos equivalentes, aunque para este caso no contamos con términos de comparación tan adecuados, porque no queda ningún eucarionte que no tenga cilios o derive de un antepasado ciliado (sí existen sin embargo algunas versiones incompletas pero funcionales de cilios, como en Pelomyxa, que rebaten el argumento principal). Los componentes moleculares de los cilios están presentes fuera de ellos, en el citoesqueleto superficial contiguo a la membrana plasmática, donde trabajan en la motilidad sin formar estructuras tan elaboradas, y de sus componentes existen formas homólogas incluso en procariontes.

Complejidad específica

El concepto de complejidad específica en diseño inteligente fue desarrollado por el matemático, filósofo y teólogo William Dembski. Dembski afirma que cuando algo tiene complejidad específica se puede asumir que fue producido por una causa inteligente (es decir, fue diseñado) en lugar de ser el producto de un proceso natural. Para entender el concepto propone los siguientes ejemplos: "Una sola letra de un alfabeto es específica sin ser compleja. Una larga frase de letras escogidas de forma aleatoria es compleja pero no específica. Un soneto de Shakespeare es complejo y específico." Dembski afirma que los detalles de los seres vivientes tienen esa misma característica, especialmente los patrones de secuencias moleculares en las moléculas biológicas funcionales como el ADN.

Dembski define la información compleja específica como cualquier cosa que tenga menos de una oportunidad en 10150 de ocurrir de forma espontánea. Los críticos dicen que esto hace que el argumento sea una tautología: La Información Compleja Específica (ICE) no puede ocurrir naturalmente debido a que Dembski la definió así, de manera que la verdadera pregunta es si existen instancias de ICE en la naturaleza.

La coherencia conceptual del argumento ICE de Dembski es fuertemente disputada por la comunidad científica. Todavía debe mostrarse que la complejidad específica tiene amplias aplicaciones en otros campos, como lo afirma Dembski. John Wilkins y Wesley Elsberry califican al filtro explicativo de Dembski como eliminatorio, debido a que elimina las explicaciones de forma secuencial: primero la regularidad, luego la suerte para finalmente tomar el diseño como opción por defecto. Argumentan que este procedimiento no califica como modelo para la inferencia científica debido a la forma asimétrica en que trata las posibles explicaciones alternas, haciéndolo susceptible de obtener falsas conclusiones.

Diseñador del diseño inteligente

Los argumentos de los proponentes del diseño inteligente están formulados de forma que no hacen mención del diseñador, ni de su naturaleza, sólo concluyen su existencia. No lo asocian con Dios, si bien en algunos casos se le asignan características que las religiones generalmente asocian con Dios. Si bien Dembski en The Design Inference especula que el rol de diseñador lo pudo haber cumplido un extraterrestre o extrauniverso culto, la descripción oficial del diseño inteligente establece explícitamente que el universo muestra características producidas por diseño. Al admitir la paradoja, Dembski concluye que "ningún agente inteligente de naturaleza estrictamente física pudo haber realizado el diseño del universo o de la vida desde su inicio." Los principales proponentes del diseño inteligente han afirmado frente a sus seguidores que creen que el diseñador es el Dios cristiano, y no el de otras religiones.

Más allá del debate sobre si el diseño inteligente tiene base científica, algunos críticos van hasta argumentar que la evidencia existente hace que la hipótesis del diseño sea improbable, independientemente de su posición en en mundo de la ciencia. Por ejemplo, Jerry Coyne, de la Universidad de Chicago, se pregunta por qué un diseñador "nos daría la forma de producir vitamina C para luego destruirla al inhabilitar una de sus enzimas" y por qué no ubicó reptiles, mamíferos, anfibios y peces de agua dulce en islas aisladas con un ambiente adecuado para esas especies." Coyne también señala el hecho que "la flora y la fauna de estas islas se parece mucho a la de las tierras continentales cercanas, aún cuando su ambiente es muy diferente" es evidencia de que las especies no fueron ubicadas allí por un diseñador. Como argumento contra estas afirmaciones en un contexto más amplio, Behe escribió en la Caja negra de Darwin que sencillamente no tenemos posibilidad de entender las motivaciones del diseñador, de manera que no podemos responder a esas preguntas de manera definitiva. Los diseños con defecto podrían por ejemplo haber sido incluidos por el diseñador por razones artísticas, o para un propósito que todavía no hemos comprendido u otras razones. Coyne responde que en vista de la evidencia, "la vida resultó no de un diseño inteligente sino de la evolución o bien, el diseñador es un ente cósmico que diseñó todo para que luciera como si hubiera sido creado como consecuencia de un proceso de evolución".

Al afirmarse la necesidad de un diseñador surge también la pregunta de ¿quién diseñó al diseñador? Los proponentes del Diseño inteligente afirman que la pregunta es irrelevante o está fuera del tema de la discusión del Diseño inteligente. Richard Wein responde que debe haber balance entre las preguntas sin respuesta que una teoría abre y las explicaciones que aporta al fenómeno que estudia. El necesitar la teoría de un ser inexplicable para explicar el origen de otros (nosotros) es sólo una forma de falacia. La nueva pregunta que plantea la explicación es al menos tan problemática como la pregunta que trata de responder.

Un número de críticos también ve la afirmación de que el diseñador no necesita ser explicado no como una contribución al conocimiento sino como la resolución de una disputa aplicando un cliché. La ausencia de evidencia observable y medible, la esencia de la pregunta sobre ¿Quién diseño al diseñador? conduce a una regresión infinita de la que los proponentes del diseño inteligente sólo pueden escapar con contradicciones lógicas o recurriendo a dogmas de fe religiosos.

Críticas

La gran mayoría de los científicos e instituciones científicas rechazan las afirmaciones sobre diseño inteligente por su falta de base científica. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y otros organismos científicos clasifican el diseño inteligente como pseudociencia. A pesar de ello, los movimientos en apoyo del diseño inteligente han logrado suscitar una movilización política en Estados Unidos con seguidores, incluidos algunos miembros de las Cámaras legislativas, que abogan por la inserción del diseño inteligente en los programas de educación como teoría alterna a la evolución. Se trata de los mismos sectores que han militado desde hace tiempo, con éxito desigual, por la supresión de la enseñanza de la evolución biológica o por la introducción en paralelo, “con el mismo tiempo”, de la cosmogonía bíblica.

El movimiento Diseño Inteligente es una campaña organizada con el fin de promover los argumentos del diseño inteligente hacia el público en general, especialmente en los Estados Unidos. Está impulsada por el Centro para la Ciencia y la Cultura. Si bien los argumentos del movimiento son seculares, el diseño inteligente se asocia con el cristianismo conservador y con el creacionismo.

En respuesta a estas iniciativas, en junio de 2005, las academias de Ciencias, Ingeniería y Medicina lanzaron un sitio Web donde se trata de aclarar al público que la Teoría de la Evolución no es una teoría más sino la teoría más sustentada que actualmente existe sobre el origen de los seres vivientes. Otra reacción a estas iniciativas en forma caricatural está representada en el Pastafarismo, supuesto conjunto de creencias que dan una explicación alternativa al origen de la vida.

Sentencia de Dover

En enero de 2005, en el distrito escolar de Dover (Pennsylvania), Estados Unidos, los estudiantes de bachillerato debieron escuchar la lectura de un texto en el que se explica la existencia de teorías alternativas a la evolución, en particular el diseño inteligente. Dado el carácter polémico de la decisión, se permitió que los padres solicitaran la no presencia de sus hijos durante la lectura del texto. Algunos profesores de biología se negaron a leer el texto argumentando su falta de base científica o su estrecha relación con el creacionismo. Posteriormente, en una demanda presentada por un grupo de padres al consejo escolar del distrito, el juez federal J. E. Jones III dictaminó inconstitucional la enseñanza del diseño inteligente en las escuelas por ser un "argumento religioso" y "una redenominación del creacionismo, no una teoría científica".

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