El patrimonio arquitectónico y cultural, el valor agregado de Mar del Plata

En total son 300 las obras que reflejan la tradición de estas familias tradicionales argentinas y grandes figuras de la literatura que imprimieron su huella europea a la ciudad a través de estancias, casonas de veraneo y monumentos vinculados al art nouveau, el estilo neo gótico y al diseño moderno.

La ciudad balnearia bonaerense lidera la cantidad de turistas que la visitan durante todo el año. Sin dudas es la playa elegida por los argentinos de todas las épocas, pero Mar del Plata no sólo es sinónimo de mar, arena y una amplia oferta teatral y gastronómica.

La ciudad posee algunas de las construcciones arquitectónicas más bellas y representativas de la cultura y la historia argentina. En total son 300 las obras que reflejan la tradición de estas familias tradicionales argentinas y grandes figuras de la literatura que imprimieron su huella europea a la ciudad a través de estancias, casonas de veraneo y monumentos vinculados al art nouveau, el estilo neo gótico y al diseño moderno.

La ciudad invita a conocer su historia a través de cada una de sus construcciones, que en su mayoría por su valor cultural y belleza arquitectónica fueron declaradas Bienes de Interés Patrimonial.

El legado de las familias tradicionales argentinas

Iniciada la década del 1900 las familias patricias argentinas comenzaron a construir sus casas de veraneo en la ciudad reflejando el estilo y la tendencia arquitectónica europea de aquellos años. La mayoría de estas estancias y casas fueron edificadas con materiales traídos especialmente de Francia, Inglaterra e Italia, con el fin de plasmar lo más auténticamente posible el estilo europeo deseado por sus dueños. Además de construcciones particulares, la cuidad también se destaca por el valor histórico y cultural de sus antiguos templos como máximos exponentes del estilo europeo en Mar del Plata.

Por ejemplo, en el Barrio La Perla, la Capilla Santa Cecilia fue declarada Patrimonio Histórico por su impactante belleza y origen. Fue Don Patricio Peralta Ramos quien compró las tierras a la orilla del mar y al fallecer su esposa, en el año 1873, decidió construir un templo en su memoria. Luego en 1890, se levantó allí la Casa Municipal, bajo la primera intendencia de Fortunato de la Plaza y desde la Capilla Santa Cecilia el agrimensor Carlos de Chapeaurouge trazo los planos del pueblo y fijó el delineado y rumbo de las calles, estableciendo la cuadrícula original de la ciudad.

Las huellas europeas también pueden encontrarse con toda su fuerza en el Oratorio de la Inmaculada Concepción Saturnino Unzué, construido en 1910 bajo el estilo “art nouveau”. El edificio fue declarado en 1997 Monumento Histórico Nacional y se destaca por sus interiores revestidos en mármoles, traídos de Europa. Un capítulo aparte merece su púlpito, cuya impactante belleza fue reconocida mundialmente en 1910, obteniendo el Primer Premio Internacional de Diseño, otorgado en Sevilla, España.

El circuito de los templos con mayor valor histórico de Mar del Plata continúa en la Capilla Stella Maris, virgen del mar y protectora de los pescadores, la cual conserva intacto su estilo neogótico que definió su construcción en 1908. Además de la identidad europea, en Mar del Plata se erige un templo que supo fusionar las tendencias arquitectónicas del viejo continente con el estilo latinoamericano. Este es el caso de la Capilla Divino Rostro, construida en 1937 por Angiolina Astengo de Mitre, en memoria de su esposo Don Emilio Mitre.

El Altar Mayor del templo fue traído de Perú y en él se encuentra una réplica del rostro de Jesús. Majestuosa, original e imponente la Capilla Divino Rostro supo combinar las huellas culturales de dos continentes.

Mar del Plata, hogar de periodistas y escritores

La ciudad encuentra entre sus calles las residencias de las personalidades más destacadas de la cultura, el periodismo y la literatura argentina. Villa Silvina, supo ser el hogar de los escritores Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. La impactante residencia de estilo renacentista fue construida en 1908 por Diógenes de Urquiza -hijo del general Justo José de Urquiza- y su esposa María Luisa Ocampo y se utilizaron los materiales más sofisticados y de mayor calidad de la época, .

La obra estuvo a cargo del prestigioso arquitecto inglés Walter Basset-Smith y fue en 1942, cuando Bioy Casares y Ocampo se casaron y compraron la villa en un remate. Villa Silvina no sólo fue el escenario del matrimonio de escritores más representativos de la literatura nacional sino que además fue el sitio en dónde artistas plásticos, actores, directores y referentes del arte hispanoamericano pasaban sus veranos durante la década del ‘40 y ´50.

Otra construcción que se define por su riqueza cultural y arquitectónica es Villa Mitre. Fundada en 1930, la casa de estilo neocolonial perteneció a Angiolina Astengo de Mitre, viuda de Emilio Mitre, hijo del fundador del diario La Nación.

En la actualidad, allí funciona el Archivo Museo Histórico Municipal Don Roberto T. Barili, que conserva la documentación sobre la fundación de Mar del Plata.

Un imperdible en este circuito cultural es Villa Victoria, la residencia de veranero que la escritora argentina Victoria Ocampo heredó de su tía abuela Francisca Ocampo. Construida en 1912, la casa es única en el país por su valor arquitectónico y cultural. La residencia fue realizada con hierro y madera como materiales predominantes que fueron comprados a la compañía Boulton & Paul Ltda. e importados de Inglaterra.

Victoria Ocampo vivía allí entre los meses de diciembre y mayo, y su casa fue el punto de encuentro para los máximos referentes de la literatura de la época como Jorge Luis Borges, Saint John Peerse, Gabriela Mistral, María Rosa Oliver y Enrique Pezzoni.

Mar del Plata trasciende sus playas y es sin dudas, una ciudad clave por su paisaje arquitectónico y la cultura que la habita. Escenario ideal para vivir, encontrarse y crear.

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Por Eugenia Plano