Mountainhead: la elite tecnológica de Silicon Valley, retratada en clave de sátira por Jesse Armstrong

La película Mountainhead retrata cómo los magnates de Silicon Valley ven a países como Argentina como campo de pruebas para sus delirios tecnológicos.

La sátira tecnológica de HBO que retrata el desprecio de los ricos por América Latina.

La elite tecnológica de Silicon Valley tiene una visión alarmante y distorsionada sobre países como Argentina. En esta película, estrenada recientemente por HBO Max, el creador de Succession se lanza al cine para exponer, con aguda ironía, cómo los nuevos ricos del mundo digital planean sus próximos pasos de poder desde un retiro de lujo mientras las crisis globales arden más allá de sus ventanales.

La trama reúne a cuatro multimillonarios en una mansión de montaña en Utah, donde juegan a rediseñar el mundo como si fuera una aplicación beta. Cada uno representa una faceta real del poder digital: desde el dueño de una red social con miles de millones de usuarios, hasta el inversor filosófico obsesionado con la vida eterna. En sus diálogos, Argentina, Venezuela, Ecuador y Perú no son naciones, sino “proyectos fallidos” que podrían “mejorarse” con tecnología y control privado.

Un caos global visto desde el confort

La mansión “Mountainhead”, rodeada de nieve y lujo, se convierte en el centro de operaciones de estos empresarios que, lejos de buscar soluciones reales, tratan las crisis como oportunidades. Argentina aparece una y otra vez en los diálogos, señalada como ejemplo de desorden financiero, hiperinflación y colapso institucional.

“Argentina es un caos. El banco central se ha vuelto loco”, dice uno de ellos con tono despreocupado, mientras otro sugiere directamente “hacerse con un par de naciones en decadencia”. La escena se vuelve aún más desconcertante cuando uno de los personajes, Hugo Van Yalk, inicia una transmisión y dice sin pudor: “Buenos Aires, aquí Mountainhead. ¿Me escuchan? ¿Quién es quién en el golpe?”

Inteligencia artificial como arma de desinformación

La película se desarrolla en un contexto donde la inteligencia artificial ya ha provocado una crisis mundial. Uno de los magnates ha lanzado una plataforma que utiliza deepfakes para manipular la realidad. En ese universo, los contenidos falsos se vuelven indistinguibles de los reales, y eso ha desatado violencia, colapsos económicos y golpes de Estado.

La plataforma ficticia “Traam” genera contenido falso tan convincente que incluso gobiernos comienzan a caer. En este entorno, la mención constante a Argentina sirve como reflejo de cómo las élites del norte global ven a los países latinoamericanos: no como culturas, sociedades o pueblos, sino como códigos de ensayo, líneas de programación o sandbox de sus ambiciones.

Cuatro caras del poder digital

Jesse Armstrong no oculta sus referencias al mundo real. Cada personaje es una amalgama de figuras actuales del mundo tech:

Venis (Cory Michael Smith) es un reflejo claro de Elon Musk y Mark Zuckerberg. Propietario de “Traam”, es el hombre más rico del mundo. Obsesionado con la colonización espacial y los sistemas “antiwoke”, utiliza a su propio hijo como recurso emocional en público y cree que toda crisis es una oportunidad para escalar más su poder.

Randall (Steve Carell) recuerda a Marc Andreessen y Peter Thiel. Es un capitalista de riesgo con enfermedades terminales que predica sobre la aceleración tecnológica como destino inevitable. Habla de Hegel, pero con superficialidad. Para él, el mundo es un experimento filosófico donde solo unos pocos merecen decidir el rumbo.

Jeff (Ramy Youssef) representa a los líderes “éticos” del desarrollo de IA, como Sam Altman o Demis Hassabis. Es el creador de una tecnología que detecta deepfakes, pero se encuentra atrapado entre sus principios y la necesidad de financiación. Pregunta con ironía si es posible dirigir una app de meditación y ser presidente de Argentina, poniendo en evidencia el desvarío de sus compañeros.

Hugo Van Yalk “Souper” (Jason Schwartzman) es el menos millonario del grupo. Su apodo es una burla: tiene “solo” 521 millones de dólares. Desarrolla una app de meditación llamada “Slowzo”, y sueña con convertirla en una “super app”. Busca aceptación, pero termina siendo el más grotesco, cuando lanza: “Con hacer doble clic en Argentina, ya estás ahí”.

Una sátira con base real

Aunque la película es ficción, sus raíces son muy reales. Armstrong no especula en vano: utiliza datos y tendencias actuales. En 2025, el Foro Económico Mundial considera la desinformación por IA como la amenaza global más importante. Casos recientes como el robo de 20 millones de dólares a una empresa en Hong Kong mediante una videollamada falsa muestran que el universo de “Mountainhead” no está lejos del mundo que habitamos.

En este contexto, la visión que los magnates tienen sobre Argentina y otros países latinoamericanos resulta particularmente inquietante. No hablan con empatía ni interés real por las personas, sino con desprecio y distancia. Las naciones son tratadas como variables de negocio: “Miremos ahora a Perú, y esperemos que aguante”, dice uno de ellos. O también: “Ecuador parece estar bien... no, Ecuador está jodido”, resumen con desdén.

El espejo de Silicon Valley

Lo que hace potente a Mountainhead es que sus personajes no son caricaturas sin sentido. Cada uno encarna actitudes que hoy están presentes en la industria tecnológica global: arrogancia, megalomanía, oportunismo, cinismo y una fe ciega en que la tecnología —y ellos mismos— pueden resolver todo. Incluso países.

Argentina se convierte, así, en símbolo del sur global que estos nuevos dioses del capitalismo digital creen poder “reprogramar”. Lo alarmante no es solo que lo piensen, sino que hoy tienen los recursos y la influencia para intentarlo.

Jesse Armstrong no hace ciencia ficción. Hace sátira con pies en la tierra. La risa incómoda que provoca Mountainhead no proviene de imaginar un futuro imposible, sino de reconocer que lo que muestra ya está ocurriendo, solo que aún no desde una mansión en Utah... o quizá sí.

 Síguenos en Facebook
 Síguenos en Twitter
 Síguenos en Instagram

Redacción Vida Positiva