Volver a casa

Ellos volvieron, y a pesar de no encontrar y tener los mismos recursos económicos y tecnológicos, quieren devolver aquello que la universidad pública les aportó y los convirtió en eficientes profesionales

Si hay una frase que se repite en la Argentina desde hace mucho tiempo es "fuga de cerebros". La alta calidad académica de las universidades locales, ha formado profesionales calificados y eficaces que ante la ausencia de sueldos dignos, decidían ejercer sus profesiones o seguir capacitándose en el exterior.

Aunque desde el sur de continente, se observe con admiración como los científicos y profesionales argentinos triunfan en el mundo, puertas adentro ellos experimentan, en muchos casos, la melancolía del desarraigo de sus familias, amigos, sus calles, sus lugares, su cultura. Pero, en los últimos años aquella "fuga de cerebros" está retornando. Hasta la actualidad, son 834 los científicos que regresaron a la Argentina a través de planes nacionales de repatriación, como el programa Raíces, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

¿De qué se trata esta iniciativa? El objetivo del programa es la radicación en el país de los profesionales de la ciencia de origen argentino que se encuentran trabajando en el exterior. La propuesta para ellos, es el abono de los pasajes y además, financiar sus salarios en forma decreciente. Es decir, el primer año, el gobierno nacional abona el 80%, el segundo año, el 60%, y así hasta que finalmente la institución en la que está trabajando el investigador paga el total del sueldo.

Los subsidios también se aplican a diversas instituciones ligadas a la ciencia, la educación, la investigación y el desarrollo; como facultades, laboratorios, el Conicet, el INTA y algunas universidades privadas. Estos incentivos económicos se destinan con el fin que estas instituciones, además de abonar los salarios a los profesionales, mejoren su infraestructura. Otra acción promovida por el programa es vincular a los científicos residentes en la Argentina y aquellos que viven en el extranjero.

Uno de los científicos repatriados es Adrián Turjanski, doctor en Química y especialiatista en Bioinformática, que es el uso de computadoras y algoritmos para estudiar problemas que son de interés biológico. Su historia es la de tantos profesionales argentinos que encontraron un mejor futuro en el exterior. En el año 2005, tras graduarse en el doctorado, realizó un postdoctorado y obtuvo una beca del Instituto Nacional de Salud de Maryland, en los Estados Unidos. A través de este subsidio, pudo pagarle el pasaje a su esposa y además le consiguió un empleo.

Viajaron junto a su hijo, pero la idea inicial era sólo permanecer un tiempo para aprovechar esta gran oportunidad laboral y académica. Y así, fue tras finalizar la beca en los Estados Unidos, Adrián Turjanski retornó al país a través del programa Raíces y hoy trabaja en la de la UBA, donde dicta clases de Bioinformática.

Otro de los casos de los científicos que eligieron la Argentina, después de una exitosa experiencia en el exterior, es Cecilia Mendive, la repatriada número 800. Ella es marplatense y doctora en Química de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Su historia, lejos de vincularse con irse del país por condiciones económicas adversas, está asociada al amor. "No escapé de la situación terrorífica de 2001. La soporté, la sufrí y me fui en 2003 después de conocer en Berlín a mi actual marido", explica. En Alemania completó sus estudios doctorales y decidió quedarse un tiempo más ya que le asignaron una investigación sobre fotocatálisis.

Su caso sentó precedente, ya que Cecilia no fue la única convocada a retornar a la Argentina. Su marido David Hansmann, especialista en física, también fue subvencionado por el Estado para trabajar en el país, convirtiéndose en el primer caso de un programa que beca a los cónyuges de los repatriados, que se dedican a la ciencia.

Hoy Cecilia y David trabajan en el Departamento de Física de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Además, el CONICET le financia un postdoctorado por dos años y ten la actualidad investiga sobre campos magnéticos y fotocatálisis, buscando la manera más eficiente de transportar la luz.

Ellos volvieron, y a pesar de no encontrar y tener los mismos recursos económicos y tecnológicos, quieren devolver aquello que la universidad pública les aportó y los convirtió en eficientes profesionales.

 Síguenos en Facebook
 Síguenos en Twitter
 Síguenos en Instagram

Por Eugenia Plano