Mar del Plata: presentan un programa laboral y educativo para bajar la reincidencia delictiva

En la Unidad Penitenciaria de Batán, la Empresa B Cook Master lleva adelante una iniciativa para brindar trabajo, capacitación y acompañamiento a personas privadas de su libertad y liberadas.

En el marco de la visita del Círculo de Impacto B a Mar del Plata, 40 referentes de empresas locales y nacionales visitaron la Unidad Penitenciaria de Batán, donde se presentó el Programa Creer. El mismo busca impulsar la reinserción social de las personas privadas de su libertad y liberadas a través de la educación y el trabajo, fortaleciendo a su vez el desarrollo económico de la comunidad local y la seguridad.

La Empresa B Cook Master se acaba de incorporar a la Unidad Penitenciaria de Batán como prestador de servicios gastronómicos, inaugurando allí una nueva cocina-escuela. La compañía desarrolla en 20 penales del país el Programa Creer, que ahora arriba a Mar del Plata. Con esta iniciativa se brinda trabajo, capacitación y acompañamiento a personas privadas de su libertad y liberadas, para que incorporen un oficio con alta demanda en el mercado laboral actual.

“Cuando empezamos el proyecto me dijeron que era imposible. Hoy le damos de comer a 25.000 personas en el servicio penitenciario y trabajamos dentro de las cárceles para mejorar la vida de quienes están ahí”, explicó Nicolás Lusardi, Fundador y CEO de Cook Master. “Lo hacemos a través de la educación, les ofrecemos formación en habilidades duras y blandas para que puedan luego reinsertarse en la sociedad”.

Las cocinas-escuela de Cook Master, ubicadas en diferentes unidades penitenciarias del país, como Florencio Varela y La Plata, ya acumulan 6.000 egresados desde el inicio del programa en 2017. “La reincidencia delictiva está cerca del 60%, y el porcentaje de reincidencia dentro del programa es del 3%”, añadió Samanta Sacaba, Líder de Sustentabilidad y Asuntos Corporativos de Cook Master.

Además de establecimientos carcelarios, la compañía presta servicios gastronómicos a otro tipo de organizaciones y contratan a personas liberadas o jóvenes cuyos padres están detenidos, así como otros grupos con barreras de empleabilidad. También forman parte de la Red Creer, que articula el trabajo de 50 organizaciones públicas, privadas y del tercer sector para generar oportunidades de trabajo formal para personas liberadas.

Marina Arias, Directora Ejecutiva de Sistema B Argentina, destacó este ejemplo de colaboración público-privada para aportar soluciones, así como el rol social de la empresa. “Ya no tenemos que pensar en términos transaccionales, sino en cómo trabajamos juntos. También desde la academia, necesitamos que haya más profesionales que entiendan a las empresas como actores sociales, y todos nosotros, desde nuestro rol como consumidores”, dijo. La líder de la ONG también anunció que están trabajando en un proyecto de compras de impacto para impulsar el ecosistema local, que será anunciado próximamente.

“Sistema B nos mostró que podíamos podíamos ser una mejor empresa para el mundo, no la mejor empresa del mundo. Nos dio marco y una metodología para poder desarrollar nuestro modelo de negocio de impacto, con herramientas de medición, métodos y red, lo que nos ayudó a sostener en el tiempo y escalar. Hoy esta idea se está replicando en otros países, como Paraguay y Uruguay”, finalizó Lusardi.

La presentación del caso se dio en el marco de un encuentro del Círculo de Impacto B en Mar del Plata. Esta comunidad empresarial busca impulsar el Triple Impacto (económico, social y ambiental) en el país y visitó la ciudad junto a autoridades de Sistema B Argentina para compartir espacios de integración, liderazgo y apoyo con referentes de empresas locales.

“Esta es una ciudad que está transformándose de manera ecosistémica. Hay grandes empresas que están en este camino y muchos emprendedores que nacen con esta lógica, además de un sector público y una academia que se comprometen cada vez más”, dijo Déborah Sabsay, fundadora de las Empresas B marplatenses Lucenza y Kalmar Destilería. “Uno puede llegar hasta un punto con la lógica desde lo individual, pero el impacto de una red es enorme”, finalizó.

Desde el Círculo, viajaron a Mar del Plata Ricardo Minicucci, de la Empresa B TRASA; Fernanda Mierez, Copresidenta de Sistema B Argentina y socia del estudio Beccar Varela; Laura Busnelli, de la Empresa B Buplasa; Marcelo Mattio, de Urbano; Sebastián Peluso, de la Empresa B Limpiolux; Julián Alegre, de la Empresa B Gire; Ana Guerello, de la Empresa B Danone; Margarita May, de Isolant; Nicolás Lusardi, de la Empresa B Cook Master; Martín Jersonsky, de la Empresa B Ecofactory; y Guillermo Pugliese, de la Empresa B PSA:

El Círculo de Impacto B, impulsado por Sistema B Argentina, está conformado por referentes de grandes empresas, con y sin Certificación B, comprometidos a ser puente entre la economía tradicional y una nueva economía que busca poner en el centro de sus decisiones el bienestar de las personas y el planeta.

Empresas B: rentabilidad con propósito

Las Empresas B son empresas verificadas por la organización sin fines de lucro B Lab al cumplir con altos estándares de desempeño social, ambiental y transparencia. Tienen 3 características principales: definen un propósito; modifican sus estatutos para protegerlo y comprometerse legalmente a beneficiar no solo a los accionistas, sino a todas las partes interesadas de la empresa (como los trabajadores, los clientes, las comunidades y el medio ambiente); y miden y gestionan su impacto, en un proceso de mejora continua.

En Argentina hay más de 260 Empresas B de 30 industrias y sectores diferentes. En la ciudad de Mar del Plata existen 5 Empresas B Certificadas: Lucenza, Kalmar, Lulea, CEDEAC y Sarasanegro. A nivel global, el número asciende a 9.788 en 105 países del mundo.

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Redacción Vida Positiva