La vida que nos queda

¿Cuántos años tenemos? Aprendamos a lo que tenemos, sobre todo si es nuestra propia vida.

Cierta vez, un emperador romano oyó hablar de un filósofo anciano y sabio que vivía en una aldea, y deseoso de conocer la profundidad de sus pensamientos y reflexiones, se dispuso a visitarlo.

Acudió con sus cortesanos a la puerta de la choza del filósofo y lo encontró rodeado de un grupo de discípulos que escuchaban atentamente sus enseñanzas.

Se dirigio hacia él sin bajar del caballo.

- Me han dicho que eres muy sabio.

- Debe de ser por lo mucho que he vivido, señor.

- ¿Cuantos años tienes, anciano? - curioso, le preguntó el emperador.

- No lo sé, señor, contestó serenamente el sabio.

El emperador, burlándose lanzó una pregunta.

- ¿Cómo es posible que, siendo tan sabio, no sepas los años que tienes?

El anciano entonces, sin inmutarse, le preguntó:

- Llevais una bolsa, ¿verdad, señor? ¿Podríais decirme cuántas monedas teneis en ella?

El emperador accedió, divertido. Abrió la bolsa y, después de contar las monedas le dijo una cantidad, a lo que el sabio contestó pausadamente:

- Esas son las monedas que teneis, no las que os quedan en la bolsa. Yo no puedo deciros los años que aún tengo en la bolsa de mi vida. Puedo deciros los que he gastado, pero no los que tengo, porque en verdad, los ignoro. No sé los años que aún me quedan. Es así de simple...

En verdad, no sabemos los años que tenemos. Lo que sí sabemos, son los que hemos gastado, pero no los que aún nos quedan.

Por lo tanto, gastemos bien las monedas de nuestros dias, porque no sabemos los que aún nos quedan.

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