El voluntariado, una cultura solidaria que permite cumplir sueños

Los jóvenes, lejos del descreimiento o la indiferencia, han encontrado en las agrupaciones solidarias un vehículo para la concreción de sus sueños, objetivos y metas en torno a la ayuda social

Son jóvenes y quieren cambiar el mundo. No casualmente se los conocer como “voluntarios” ya que la voluntad es la actitud que los define, los distingue y los identifica. Tienen entre 18 y 30 años y su misión es ayudar.

Trabajan en Organizaciones No Gubernamentales con el fin de brindar sus conocimientos, capacidades o simplemente, tender una mano a quienes más lo necesitan. Las nuevas generaciones capitalizaron su pasión solidaria en el referente social y humanitario de nuestra época: las ONG símbolo del altruismo genuino y legítimo en un contexto social y cultural en el cual la política ha perdido fuerza como exclusiva protagonista en la modificación de las condiciones de pobreza o exclusión de las personas.

Los jóvenes, lejos del descreimiento o la indiferencia, han encontrado en las agrupaciones solidarias un vehículo para la concreción de sus sueños, objetivos y metas en torno a la ayuda social. Lejos de los lugares comunes, que señalan a nuevas generaciones como “desmotivadas” o “abúlicas” frente a los desafíos de su contexto, cada vez son más los adolescentes que eligen trascender sus propias biografías a favor de su prójimo.

La tendencia es mundial. Millones de jóvenes en todo el mundo se han convertido en voluntarios para ayudar a su país, ciudad, barrio o comunidad. Un claro reflejo de este fenómeno, son las estadísticas. Un estudio internacional reveló que el 73% de los jóvenes españoles y el 66% de los canadienses y estadounidenses priorizan la solidaridad por sobre otros valores. Además, el informe “Juventud en España” destacó que en ese país la institución más valorada y respetada por la juventud eran las ONG, en dónde trabajan un millón de voluntarios.

Argentina, también protagoniza esta tendencia mundial. En el país el 80% de los de niños, adolescentes y jóvenes, de entre 10 y 24 años, consideraron a partir que su principal meta en la vida era ayudar a su prójimo. La encuesta de alcance nacional reveló además que la voluntad solidaria fue más preponderante entre las mujeres que en los hombres y existe una mayor iniciativa a participar en este tipo de proyectos en el interior del país que en la Capital Federal, con el 57% y el 43%, respectivamente.

Si bien, el mayor aporte al compromiso solidario es un fenómeno que ha sido impulsado por las nuevas generaciones, personas de todas las edades siguieron su ejemplo. Así, lo comprueba una encuesta realizada por la consultora internacional Gallup que en el 2011 realizó una investigación sobre el alcance del voluntariado en el país, y los índices fueron más que satisfactorios.

Dos de cada diez argentinos realizan trabajos solidarios y el 95% de los voluntarios manifestó su plena satisfacción con la tarea realizada. Pero la encuesta revela también que en la actualidad quienes no forman parte de una organización de ayuda social manifiestan su intención de hacerlo. Mientras el 21% de los argentinos participan de acciones de voluntariado, el 42% de las personas que todavía no lo hacen explicitaron su voluntad de encontrar un proyecto u organización solidaria para poder canalizar su ayuda.

4 de cada diez personas son potenciales voluntarios.

Una de las variables que incrementó el fenómeno de la ayuda social en la Argentina fue la toma de conciencia sobre inclusión planes vinculados Responsabilidad Social Empresaria como una herramienta de radical importancia para el cuidado y el respeto por las personas y el entorno dentro y fuera de la organización.

El voluntariado corporativo brindó una razón, una motivación y un espacio concreto para miles de argentinos que manifestaban su voluntad de ayudar pudieran hacerlo. Diversas ONG´s como Fundación Cimientos, Fundación Leer, Fundación Proyecto Padres, SOS Aldeas Infantiles o Fundación Manos Abiertas, entre otras, brindan la posibilidad de involucrar a las empresas privadas en diversas acciones que no sólo impactan de manera positiva en la comunidad sino también dentro de la organización.

Se ha comprobado que aquellas compañías que poseen un vínculo directo y constante con el trabajo solidario a través de un plan de voluntariado con su personal afianzan sus valores éticos y morales, incentivan el trabajo en equipo como una herramienta pro activa ante la resolución de problemas, ven incrementados sus niveles de satisfacción laboral y sienten un compromiso mayor con la empresa. Estas variables se traducen en un impacto positivo para la organización mejorando sus índices de rentabilidad y sustentabilidad a corto, mediano y largo plazo.

Los jóvenes crearon una nueva cultura solidaria basada en la autenticidad y el esfuerzo genuino por ayudar a su prójimo. Los adultos están imitando su ejemplo, y cada vez son más las personas que encontraron en el voluntariado su forma de cambiar el mundo.

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