El deseo de reconocimiento

Conozco un gerente que durante años no reconocía nada a ninguno de sus subalternos. “Para eso se les paga, para que hagan el trabajo bien”.

Por eso se sorprendió tanto a raíz de un hecho casi dramático. Las cosas ocurrieron así, tenía una excelente secretaria, muy capaz. De hecho era el alma de la oficina, organizaba su agenda, atendía a los visitantes, le hacía las citas con los clientes, le recordaba sus compromisos incluso personales. A cambio no recibía ni un gracias de su parte... y un buen día recibió su renuncia.


Averiguando la razón por la que deseaba retirarse incluso sin prestaciones, para su gran sorpresa se enteró de lo incómoda que se sentía con su trato, al punto de aceptar un trabajo con una menor remuneración de uno de sus proveedores. Incapaz de decir algo para retenerla, le pidió una explicación. Ella le dijo entonces de frente que no era nada grato trabajar y esforzarse tanto para increíblemente recibir siempre su absurda indiferencia. Y qué poco a poco esa situación le estaba afectando su propia autoestima, la cual era muy importante para ella.

Claro que se enojó. Le dijo lo que siempre decía, que para él era más que suficiente con pagarle a su gente. Pero ella se fue, y no fue fácil sustituirla. Cuando habían pasado cuatro secretarias en menos de dos meses, su socio le pidió que tomara el Curso Dale Carnegie. Al principio se enfureció, pero fue entrando en razón. “No puede ser que todo mundo esté equivocado excepto tú, ¿por qué no pruebas con este entrenamiento?”. Lo que lo convenció fue el hecho de que el Sr. Lee Iaccoca, el legendario hombre de negocios que había salvado a Chrysler Corporation hablaba maravillas de este mundialmente famoso curso.

Comprendió pronto lo que Abraham Lincoln, William James, Confucio, Lao-Tse, y Buda entre tantos otros decían: “Que todo mundo anhela reconocimiento, elogio”. Entonces probó. Y quedó sorprendido de lo mucho que se puede ganar diciendo cosas como “Bien, le felicito, es un buen trabajo”. Aprendió que la gente trabaja mucho mejor en un ambiente de aprobación y no en un ambiente de reproche disfrazado de indiferencia.

- Lo Negativo:
Caer en el error de pensar que el sueldo es la única motivación.

- Lo Positivo:
Reconocer que la gente es mucho más productiva en un ambiente de un sano reconocimiento.

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Por Emilio Santamaría S. ( gentileza Mario Salas Huerta )