Cómo evitar que los disruptores endocrinos alteren tus hormonas

Están en objetos de uso diario y afectan la fertilidad, el desarrollo y hasta el sistema inmunológico.
Ni cremas ni botellas: esto es lo que más está alterando tus hormonas y casi nadie lo sabe

Disruptores endocrinos: cómo te afectan aunque no los veas

Los disruptores endocrinos son compuestos químicos capaces de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal del cuerpo humano. Aunque parezca sorprendente, están en objetos que usamos todos los días. Y aunque evitarlos por completo puede parecer imposible, los especialistas insisten en que es fundamental reducir al máximo la exposición.

En el reciente Congreso de la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), estos compuestos fueron protagonistas. Médicos, investigadores y profesionales de la salud coincidieron en definirlos como “los enemigos del siglo XXI”, debido a los efectos adversos que provocan, incluso en concentraciones mínimas.

El doctor Osvaldo Ponzo, endocrinólogo, investigador y docente universitario, ha dedicado su carrera a estudiar el impacto de estos químicos en la salud humana. Durante el evento, compartió evidencia sobre su presencia en plásticos, cosméticos, productos de limpieza y pesticidas, y cómo actúan sobre el organismo humano.

Qué son los disruptores endocrinos y por qué preocupan tanto

Los disruptores endocrinos no son tóxicos convencionales. A diferencia de otros contaminantes, que requieren una dosis alta para afectar el cuerpo, estas sustancias pueden causar daño incluso en cantidades pequeñas. Esto se debe a que imitan o bloquean hormonas naturales, interfiriendo con procesos esenciales como el crecimiento, la reproducción o el desarrollo neurológico.

Estos compuestos se encuentran en envases plásticos, especialmente aquellos que contienen bisfenol A (BPA) y ftalatos —utilizados para hacer el plástico más flexible—. También están presentes en cremas solares, cosméticos, detergentes, alimentos enlatados y pesticidas.

Una vez que entran al organismo, ya sea por ingestión, inhalación o absorción a través de la piel, se distribuyen por el torrente sanguíneo y se adhieren a los receptores hormonales, generando respuestas anormales en los sistemas que regulan las hormonas.

Cómo dañan la salud reproductiva

El sistema reproductor es uno de los más afectados por la exposición a disruptores endocrinos. En hombres, se ha observado una disminución progresiva en el número y la calidad de los espermatozoides durante las últimas décadas. Estudios recientes revelan que esta caída comenzó en los años 60 y 70, cuando se intensificó el uso de productos industriales con químicos sintéticos.

“El espermatozoide no solo es menos en cantidad, sino que también tiene menor movilidad y morfología anormal. Esto se traduce directamente en problemas de fertilidad masculina”, explicó el doctor Ponzo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, tuvo que reajustar sus valores de referencia para definir lo que hoy se considera una espermatogénesis normal.

En mujeres, la exposición a estos químicos ha sido asociada con un aumento en los casos de síndrome de ovario poliquístico, una condición hormonal que puede impedir la ovulación, generar acné, caída de cabello, crecimiento excesivo de vello y, en muchos casos, infertilidad.

Los riesgos que van más allá de la fertilidad

Aunque el foco principal está puesto en la reproducción, los efectos de los disruptores endocrinos van mucho más allá. Se los vincula con el aumento de ciertos tipos de cánceres hormonodependientes, como el de mama y el de próstata, incluso en personas jóvenes de entre 30 y 40 años.

También se ha observado una relación entre la exposición a estas sustancias y alteraciones tiroideas, problemas metabólicos, trastornos del comportamiento, pubertad precoz, y enfermedades neurológicas como el autismo.

“El sistema hormonal y el inmunológico están profundamente conectados. Cuando un químico altera las hormonas, también puede debilitar la respuesta inmunológica del cuerpo”, señaló Ponzo. Este campo de estudio, conocido como psiconeuroinmunoendocrinología, ha comenzado a demostrar cómo estas alteraciones pueden tener consecuencias profundas en la salud general.

Ya estamos viendo los efectos

Lejos de ser una predicción a futuro, los especialistas afirman que los efectos de estos compuestos ya se están viendo en la población actual. “Hoy, los oncólogos saben que deben preguntar en consulta si hay exposición a plásticos, cosméticos, cremas u otros productos con químicos hormonales”, explicó Ponzo.

Los casos de pubertad precoz en niñas, la ginecomastia en hombres (crecimiento anormal del tejido mamario), o el hipotiroidismo en adultos jóvenes están aumentando. También se han detectado problemas de conducta en niños que podrían estar relacionados con la exposición temprana a estos compuestos.

“Hay una correlación temporal clara entre el aumento de estos productos y el crecimiento de estas enfermedades. No es la única causa, pero sí una de las más importantes”, aseguró el experto.

Un caso clínico que revela mucho

Uno de los ejemplos más reveladores que compartió el especialista fue el de una paciente con menstruaciones continuas y valores hormonales alterados. Tras varias intervenciones médicas sin éxito, el doctor analizó sus hábitos diarios: comía pollo varias veces a la semana y usaba crema hidratante todos los días. Se le sugirió suspender ambos durante dos meses. El resultado fue que sus niveles hormonales volvieron a la normalidad.

“Esto no quiere decir que siempre será esa la causa, pero es una variable que los médicos debemos empezar a considerar con más seriedad”, afirmó.

Medidas individuales para reducir la exposición a los disruptores endocrinos

Aunque eliminar por completo el contacto con disruptores endocrinos es difícil, hay varias acciones simples que pueden ayudar a reducir el riesgo:

  • Evitar calentar comida en plásticos: El calor libera compuestos tóxicos. Es preferible usar recipientes de vidrio o porcelana.
  • No reutilizar botellas plásticas: Con el tiempo, liberan más químicos. Usar botellas de acero inoxidable o vidrio.
  • Elegir cosméticos sin parabenos o fragancias artificiales: Muchos productos ya indican si están libres de estos componentes.
  • Usar productos de limpieza naturales: El bicarbonato es una buena opción. Si se usan detergentes tradicionales, mejor con guantes.
  • Lavar frutas y verduras con agua caliente: Ayuda a eliminar restos de pesticidas.
  • No consumir la piel del pollo: Ahí se almacenan muchos de estos compuestos.
  • Evitar el maquillaje en niñas pequeñas: Su sistema hormonal es más vulnerable.
  • Leer las etiquetas: Cada vez más productos incluyen información sobre si contienen disruptores hormonales.

Protectores solares: cómo usarlos sin poner en riesgo tus hormonas

Aunque los protectores solares son importantes para prevenir el cáncer de piel, muchos de ellos contienen químicos con capacidad estrogénica. Lo ideal es priorizar el uso de barreras físicas como sombreros, ropa con protección UV y evitar la exposición solar directa en horas críticas. Solo después de eso, usar protector.

Un estudio mostró que tras aplicar protector solar varias veces al día durante cinco días, los niveles de testosterona en hombres cayeron significativamente. “En menos de dos horas, los componentes ya estaban en la sangre. Y se almacenan en la grasa corporal, donde pueden permanecer por años”, detalló Ponzo.

El rol clave del Estado y la regulación

Países como los de la Unión Europea han avanzado con leyes más estrictas para limitar el uso de disruptores endocrinos. Pero en América Latina, aún queda mucho por hacer. “Es urgente que los gobiernos regulen, establezcan límites y retiren del mercado los productos más dañinos”, subrayó el experto.

La educación es otro pilar clave. Las sociedades científicas deben asumir el rol de informar tanto a la comunidad médica como al público general. “Cuando la gente conoce el riesgo, empieza a exigir cambios. Pero si no se informa, todo queda en el ámbito científico”, concluyó Ponzo.

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Redacción Vida Positiva