¿Un sistema operativo puede enamorarnos?

Después de Her, nos preguntamos si la idea de una computadora con sentimientos es sólo posible en las películas de ciencia ficción.
En Ella, Theodore, un soltero solitario interpretado por Joaquin Phoenix, se enamora de un sistema operativo súper inteligente y comprensivo llamado Samantha (con la voz de Scarlett Johansson). La película es una historia de amor bizarra, de diseño retrofuturista. ¿Podría convertirse en una realidad? ¿La inteligencia artificial será sexy como Samantha o aterradora como Terminator? ¿La idea de una computadora con sentimientos es sólo ciencia ficción? Tres pensadores del futuro tienen las respuestas. Por Jonathan Ringen

- Ray Kurzweil | Escritor, filósofo de la tecnología Según mis cálculos, una inteligencia artificial del nivel de Samantha aparecerá recién en 2029. Pero no se tratará de nosotros contra ellos, ni de humanos indefensos contra máquinas. Ya sean enemigas o amantes, integraremos las máquinas a nuestras vidas y estaremos mejorados. Hemos extendido nuestras capacidades mentales con las computadoras: yo escribí mi último libro mucho más rápido que el primero gracias a la tecnología con la que contamos. Y las computadoras están cada día más cerca. Hay unos 2 mil millones de smartphones en el planeta. Para 2030, cuando las computadoras tengan el tamaño de un glóbulo rojo, entrarán en nuestro cuerpo y en nuestro cerebro sin esfuerzo... y sin que nos sintamos invadidos.

- Jaron Lanier | Pionero de la realidad virtual La gente cree que Facebook, Google o Netflix saben quiénes somos, pero se trata simplemente de códigos que sostienen un juego de confianza. ¿Quién controla a Samantha? ¿Por qué existe la empresa que la creó? ¿Samantha es real? Que uno crea que la máquina tiene vida no significa que la tenga. Tal vez hay una habitación llena de titiriteros, que guionan todo lo que dice Samantha. O supongamos que Samantha es un fraude, una actriz que trabaja para delincuentes en algún lugar. Nunca habrá un "medidor de conciencia" confiable para saber si las inteligencias artificiales son reales, y esto significa que depende de nosotros decidir si les creemos o no. Yo siempre defendí la postura más pragmática: la de no creerles.

- Douglas Rushkoff | Escritor, teórico del ciberespacio ¿Quién no querría una esposa como las de Las mujeres perfectas, sobre todo si es Scarlett Johansson? Pero en la película, y en gran parte de la comunidad científica, hay una presunción implícita que dice que a medida que la tecnología se complejiza surge la conciencia. Que nuestros programas se volverán conscientes y luego nos sobrepasarán. ¿Se acuerdan de cómo reaccionó la gente cuando se enteró de que Dell iba a contratar empleados en India para su servicio al cliente? Ni siquiera los ciudadanos indios con títulos universitarios eran suficientemente buenos para satisfacernos como clientes. Esto me hace pensar que estas fantasías sólo se materializarán dentro de cientos de años.

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Fuente: http://www.rollingstone.com.ar/