Trail running: sólo para expertos

Combina el running con el trekking sobre terrenos montañosos. No es para cualquiera. Se necesita tener un buen entrenamiento previo.

Mezcla entre running y trekking, el trail running -nueva golosina de las agencias de turismo-aventura- lleva al extremo el senderismo, al invitar a correr en terrenos montañosos, ubicados a más de dos mil metros sobre el nivel del mar y provistos de grandes pendientes. Se trata de un desafío mayor, que propone una nueva manera de disfrutar de la naturaleza y fortalecer el organismo, pero que no puede asumirse sin un entrenamiento previo.

A la resistencia y preparación corporal que exige el running, se suman aquí los riesgos asociados a la dificultad del entorno escogido para correr. Es fácil tropezarse y caer cuando se está sobre suelos con declive, sin un sendero claro y llenos de piedras y malezas. En caso de perder el equilibrio, la mayoría de las personas se apoya de mala manera al caer. Por eso, la probabilidad de sufrir alguna lesión es alta, desde desgarros y contracturas hasta tendinopatías y lesiones cartilaginosas. Los problemas más comunes entre quienes practican este deporte son de tipo traumático e incluyen desde esguinces de tobillo y rodilla hasta luxaciones articulares de muñeca o fracturas complejas.

“Hay que considerar que este deporte siempre es más riesgoso que el trote en terreno plano”, comenta Gustavo Jiménez, kinesiólogo y profesor de la Universidad Mayor de Chile. Para reducir estos riesgos, los especialistas aconsejan realizar otra actividad física de manera complementaria.

El trail running no se trata solo de correr. Se deben hacer ejercicios de fortalecimiento y flexibilización, con énfasis en las piernas y tronco. Esto ayuda a evitar lesiones, además de trabajar la capacidad aeróbica y anaeróbica”, agrega Cristián Pérez, fundador del centro kinesiológico KMP.

Además, refuerza Cristián Pérez, está el riesgo de sufrir alguno de estos problemas en una zona alejada, de difícil acceso, donde no es fácil pedir ayuda. “Si no se actúa a tiempo, en estos casos pueden darse situaciones más complejas, que pueden terminar en un desenlace muy negativo: deshidrataciones, golpes de calor, hipotermia, fatigas severas, hipoglicemia”, advierte Pérez.

Por esta razón, los profesionales recomiendan contar con un estudio médico previo, en el caso de deportistas de fin de semana y personas mayores de 40 años, y especialmente en personas con hipertensión o hipotensión arterial o que sufran de obstrucción pulmonar. “Quienes son reactivos al polvo o pólenes pueden sufrir algún tipo de problema respiratorio que puede llegar a la obstrucción. Hay que estar preparados”, cierra Jiménez.

 Síguenos en Facebook
 Síguenos en Instagram

Fuente: www.clarin.com