Silenciosos custodios de la ciudad de Buenos Aires

“Cuando muera quisiera que me llorasen todas las cariátides de Buenos Aires”, Ramón Gómez de la Serna

Por Tito Gastaldi
Turismo
:: Argentina ::

Atentos y silenciosos custodios de mirada fija soportan el peso y el paso del tiempo, del polvo y del olvido. Firmes, majestuosos, adustos, ásperos, agobiados. ¿En su interior late un corazón de piedra?, ¿qué recuerdos tienen? Si pudieran romper ese secreto a gritos, ¿Qué tendrían para contar?

La ciudad de Buenos Aires tiene gran variedad de estilos arquitectónicos y múltiples detalles que los distinguen. Una de estas características más notables son los atlantes que soportan pesadas cargas como en la mitología griega o las cariátides que son esbeltas señoritas que también reciben el peso sobre sus cabezas.

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Pero no todos los atlantes y cariátides son iguales. No. Cada uno tiene características e historias diferentes.

Les propongo conocer algunos de ellos. ¡Algunos que están y otros que se fueron!

¿A dónde se fueron? … Eso es muchas veces una incógnita

Este tipo de decoración (atlantes y cariátides) inspirada en el clasicismo, se expresó en Buenos Aires con mayor intensidad en el tiempo del auge del eclecticismo historicista en la arquitectura (1880 – 1920) y que coincidió con el apogeo económico de nuestro país y su afán por mostrarse al mundo como una ciudad progresista y pujante.

Un ejemplo de este desarrollo fue la apertura de la Avenida de Mayo en 1894 con edificios de arquitectura relevante en diferentes estilos. Allí encontramos algunos edificios con atlantes que aún se conservan en buen estado.

Los atlantes y cariátides estaban modelados en general en cemento o argamasa que no son materiales tan duraderos, por eso muchos de ellos no se han conservado. Algunos de estos eran modelados por escultores conocidos y otros se podían encargar por catálogos. Solían hacerse con un molde fijo y luego se le agregaban ornamentos como collares, barbas, gorros, a pedido de los clientes. Por lo general se sostienen con un esqueleto de hierro, y muchas veces ocurrió que, a medida que este armazón se oxidaba, la escultura iba resquebrajándose. Estos talleres perduraron hasta la década del 20 en la que surgió el Art decó y otros estilos nuevos que no empleaban este tipo de elementos. Estas empresas fueron desapareciendo sin dejar rastros.

Se supone que además de la función decorativa y estructural se conectan con las deidades llamadas “lares” por los romanos y que eran encargadas de dar protección a las casas. Esto también sucede con los mascarones que se encuentran sobre los dinteles de algunas puertas.

Te proponemos que cuando camines por Buenos Aires, mires hacia arriba y descubras a estos custodios de la ciudad.

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