Las prótesis robóticas que convierten discapacidades en nuevas oportunidades

Lo habitual a partir de la falta de una extremidad ya es recurrir a dispositivos que, a través de una sofisticada combinación de electrónica, informática, robótica y cirugía, suplantan algunas de las funciones de la pierna, brazo, pie o mano perdida y mejoran la calidad de vida del paciente al permitir manipular objetos o desplazarse.

Hasta hace poco, pacientes que habían sido víctimas de un accidente automovilístico podían padecer desgarros en el plexo braquial, la red nerviosa que transmite las señales desde la columna hasta el hombro, y de la que depende la movilidad de todo el brazo. Como consecuencia de ello, eran incapaces de usar la mano, que tenían gravemente atrofiada, o las piernas, o cualquier otro miembro conectado a la columna.

Ante la falta de soluciones médicas, el equipo de Oskar Aszmann, del Laboratorio Christian Doppler para la recuperación de la Función de las Extremidades de la Universidad de Medicina de Viena, Austria, junto a ingenieros de la Universidad de Gotinga, Alemania, ofrecieron a estas personas la posibilidad de retirar la extremidad a la altura del antebrazo para sustituirla por una prótesis con la que ganarían funcionalidad.

La tecnología que se emplea no es nueva. Consiste en utilizar los impulsos eléctricos que contraen los músculos para activar unos sensores que controlan los movimientos de la prótesis. De esta forma, el cerebro transmite al nervio la orden de activar un músculo que, a su vez, traslada la señal al sensor que activa el dispositivo.

Debido a la naturaleza de la lesión de los tres pacientes, los tejidos musculares estaban muy dañados por lo que los cirujanos tuvieron que modificar la técnica convencional empleada hasta el momento. Para conseguir una intensidad en los impulsos musculares suficiente como para activar los sensores de la prótesis, los investigadores tuvieron que trasplantar e inervar (conectar un nervio a un músculo distinto) tejidos musculares sanos en la zona de contacto con la prótesis.

Además, científicos de las universidades de Suecia y EEUU han desarrollado prótesis de brazos y manos biónicas que podrían cambiar la vida de miles de personas que han sufrido amputaciones. Estos notables dispositivos reponen el sentido del tacto. En Suecia, la novedosa mano biónica ha logrado que un paciente con el brazo amputado a la altura del codo, pueda volver a realizar todo tipo de actividades cotidianas, pero permitiendo sentir.

La conmovedora prueba del éxito de esta prótesis se dio con el paciente Igor Spetic, a quién el algodón siempre le produjo escalofríos. Al tocar a ciegas una bola de algodón con la prótesis... se le puso la piel de gallina. “Supe inmediatamente que era algodón”, explicó Spetic. Para el autor principal del estudio, el objetivo no es solo restaurar la funcionalidad, sino construir una reconexión con el mundo. Ahora, estos pacientes, que sufrían un dolor fantasma de la zona amputada desde la pérdida del miembro, se han librado del dolor al recuperar el tacto.

Otra técnica con prometedores resultados -hasta ahora solo en animales- es implantar estructuras de tejido vivo fabricadas con una sofisticada impresora 3D. Un estudio publicado en Nature daba cuenta de este posible avance para la medicina regenerativa, obra del estadounidense Wake Forest Baptist Medical Center, y sugiere que los beneficios a nivel medicina podrian impactar de forma exponencial, mejorando la expectativa de vida mundial en el futuro cercano.

Los expertos imprimieron estructuras cartilaginosas, óseas y musculares "estables" y tras implantarlas en roedores, maduraron hasta convertirse en tejido funcional, al tiempo que desarrollaron un sistema de vasos sanguíneos. “La bio-impresora en 3D sería capaz de fabricar tejido estable a escala humana de cualquier forma y tamaño con una precisión que en un futuro próximo se podría replicar fielmente los tejidos y órganos más complejos del cuerpo humano”, aseguraron los autores del estudio.

Los investigadores manifestaron que “ya no es ciencia ficción, es una realidad muy tangible para el paciente, y lo será para las personas que tratemos de aquí en adelante”. Casos como estos producen tranquilidad porque en el futuro, sin importar lo que pase, todos estaremos un poco mejor.

por Santiago Bellomo, co-fundador de Sempergy

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