Las cábalas de los cirujanos

A la hora de operar muchos respetan una rutina a rajatabla; cuáles son los amuletos más usados

"Cuando estaba en la etapa de la residencia, siempre usaba la misma ropa para dar los exámenes, y antes de ir pasaba a buscar a un compañero que me esperaba religiosamente con un paraguas en mano; llueva, truene o haya un sol radiante", recuerda Rodolfo Faraco que hoy se desempeña como asesor del Servicio de Cirugía del Hospital Aeronáutico Central, y remata orgulloso: "Aprobamos todo".

Es curioso, pero Faraco tiene tres cosas en común con Carlos Salvador Bilardo : la medicina, la pasión por el fútbol y las cábalas. Las suyas están lejos de igualar los extravagantes rituales del DT campeón del mundo. Está claro que el quirófano no es un lugar muy propicio para hacer cuernitos, orinar en un costado (como hacía Sergio Goycochea) o colocar una estatua de la virgen de Luján cerca suyo, pero sí es un ámbito en el que también se contempla la mala suerte, la buena onda y hasta se repele a las personas que son mufas.

Había un excelente cirujano y mejor persona, que era mufa. Muchas veces pasaba de quirófano a quirófano a saludar y todos empezaban a tratar de neutralizar el hechizo

Con todo, este profesional de 62 años, aclara que antes que nada confía en su equipo de trabajo y en su experiencia. Sin embargo, a la hora de operar, respeta una rutina a rajatabla. Además, resalta que es creyente, "pero es como en el fútbol: Estas son cuestiones que exceden lo racional".

Argentinos cabuleros y futboleros

Si bien el origen del término cábala remite a una disciplina y una escuela de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo, su connotación coloquial tiene que ver con utilizar determinados rituales o amuletos para atraer a la suerte o neutralizar supersticiones. De hecho, la Real Academia Española (RAE), en una de sus acepciones precisa: "Cálculo supersticioso para adivinar algo... intriga, maquinación."

Tal vez la idea, como cristiano, sea pedirle a Dios que no haga recaer en mis pacientes mis pecados

Las estadísticas indican que la Argentina es un territorio propenso a utilizarlas. Los datos arrojan algunas certezas para intentar comprender cómo dos mundos, con improntas tan dispares como una cancha de fútbol y un quirófano, pueden unirse en algún punto. De hecho, según una encuesta de TNS Gallup, el 45 por ciento de los argentinos es cabulero o supersticioso. El estudio, publicado en 2008 y realizado en base a 1007 casos , asegura que los rituales más utilizados son pedir tres deseos antes de soplar las velitas de cumpleaños (30%), tocar madera para que algo no ocurra (19%) y desear tres cosas al ver una estrella fugaz (17%).

El deporte aparenta ser el terreno en el que más se desarrollan; en particular el fútbol. Y un trabajo de la empresa P&G, con la colaboración del Instituto Ipsos, ratifica la idea. De hecho, en marzo pasado publicó una encuesta realizada en Argentina, Brasil, México, Chile y Colombia en la que corroboró que los hinchas de nuestro país son los más cabuleros de la región.

Las cábalas no entienden de razones, no interfieren con las creencias religiosas y hasta son compatibles con la ciencia. Más aún, están presentes en todas las profesiones vinculadas con ella. Incluso en ámbitos como un quirófano, en los que pareciera que sólo hay lugar para las decisiones frías y la idoneidad de los especialistas.

A la suerte hay que ayudarla... o no tanto

Rodolfo Faraco hace 37 años que ejerce como cirujano en el Hospital Aeronáutico Central y, actualmente, está a cargo del equipo de Cirugía bariátrica. Utiliza la misma rutina desde que empezó a operar. "Mi cábala empieza cuando entro al vestuario. La ropa que utilizo la dejo siempre colgada de la misma forma, me la trae la misma persona y luego me visto respetando el orden de siempre (primero los pantalones, luego el ambo). Una vez en el quirófano, saludo ordenadamente: en primer lugar a las instrumentadoras, en segundo a los anestesistas y hasta me preocupo que el paciente ingrese de igual forma. Me coloco el guante derecho antes que el izquierdo. Finalmente, cuando termino -una vez que se cumplen con los protocolos- dejo todo el camino en forma a inversa a como lo empecé."

"El rosario lo uso siempre y el gorro generalmente en cirugías muy largas. Tiene que ver con una búsqueda de una energía positiva.

Matteo Baccanelli, jefe de la Sección de Cirugía Vascular Encefálica del Servicio de Neurocirugía del Hospital Italiano, está en las antípodas de su colega. "La clave del éxito está casi por completo en las manos del cirujano. Es cierto que siempre existen posibilidades de complicaciones no deseadas, pero están relacionadas con múltiples factores no siempre prevenibles y que se basan en el hecho que la medicina no es una ciencia exacta. No es cuestión de buena o mala suerte y poco influyen amuletos, rituales o cábalas.", concluye contundente.

Sin embargo, Bacanelli cuenta que a veces, antes de las cirugías más complejas se persigna y reza bajando al quirófano. "Tal vez la idea, como cristiano, sea pedirle a Dios que me acompañe en la cirugía y especialmente pedirle que no haga recaer en mis pacientes mis pecados. Suena contradictorio con lo que expresé antes, pero nuestras conductas son guiadas a la vez por la mente y el corazón", se justifica.

La energía positiva

Diego Mecca, en tanto, se desempeña como cirujano plástico en el Sanatorio de la Trinidad. Sus amuletos son una cofia muy colorida y un rosario de madera. "El rosario lo uso siempre y el gorro generalmente en cirugías muy largas. La utilización de estos elementos, tiene que ver con una búsqueda de una energía positiva. Sobre todo porque en una cirugía estética - en la que el paciente no está enfermo-, la idea es que salga no sólo sano, sino embellecido.".

La energía es muy importante, de hecho, yo utilizo el Reiki

Mecca alguna vez se olvidó de utilizarlas y al advertirlo -reconoce- no se sentía demasiado cómodo. "Quizás sentís que la energía no es la misma, pero hay que ponerle onda y darle para adelante. La energía es muy importante, de hecho, yo utilizo el Reiki. Me motivo incursionar en esta práctica luego de ver a un reconocido cirujano colombiano en Río de Janeiro realizar con una paciente la invocación de manos, está bueno porque uno le agrega al rigor científico su parte espiritual."

Dicen que los mufas no existen, pero.

Es muy común dentro del ambiente del espectáculo aplicar el mote de "mufa" a ciertas personas que supuestamente dan mala suerte. La máxima indica que sus nombres no pueden ser mencionados, de lo contrario, una sucesión de hechos desafortunados recaerá en el lugar donde se pronunció la palabra prohibida.

Rodolfo Faraco cuenta que en su ámbito también vivió una experiencia de ese tipo. "Había un excelente cirujano (cuyo nombre no voy a dar) y mejor persona, que era mufa. Muchas veces pasaba de quirófano a quirófano a saludar y todos empezaban a tratar de neutralizar el hechizo: se escuchaba el ruido de llaves de los que estaban afuera para bajar la mala onda, mientras los que estábamos ahí nos tocábamos alguna parte del cuerpo típica o repetíamos alguna frase. Y cada una de las veces que nos visitaba - casualidades o no- sucedía algo como que un equipo se descomponía o surgía alguna dificultad en la técnica de la cirugía que la complicaba. El tipo abría la puerta y todos apelábamos a alguna cábala. Obviamente, nos prohibíamos pronunciar su apellido.".

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Por Pablo Seoane | Para LA NACION