La geometría universal

La ciencia ya no duda de que las formas de la materia se manifiestan geométricamente en forma de fractales. Así, los cambios en la geometría hiperdimensional marcarían el comienzo de la activación y transformación geométrica del alma planetaria.

Un extraño fenómeno se vislumbra desde hace unos años en los huracanes: el llamado ojo de las tormentas ya no parece ser de forma circular, sino que comenzó a presentarse más bien como la figura de un pentágono. Lo llamativo del asunto es que diversas formaciones nubosas con similares siluetas pentagonales también fueron capturadas recientemente en los polos de Saturno y Júpiter por las sondas Cassini y Voyager.


NDR: Este año, el huracán Matthew, visto desde el espacio, presentó una extraña y terrorífica forma en su "ojo".

Al parecer, estos eventos planetarios ayudan a confirmar que efectivamente existe un modelo que rige en su totalidad al sistema solar. Tanto la rotación planetaria como el vórtice creado en los huracanes -en virtud de la naturaleza del espacio y la “multidimensionalidad” de su realidad- serían capaces de abrir, en conjunto, una puerta hacia otras dimensiones. En este caso parecería que en todo el sistema solar se estaría llevando a cabo un cambio hiperdimensional, o para decirlo más claro, estaría cambiando la realidad del mismo tal como la percibimos en nuestra tercera dimensión de existencia.

Este fenómeno, ahora comprobable, podría ser la pueba que muchos buscaban para evidenciar el traspaso actual de nuestro planeta hacia otro estado existencial, el de una cuarta dimesionalidad física de la realidad humana.

La física hiperdimensional

La aparición de estos vórtices planetarios ya había sido predicha a mediados del siglo XIX por el físico matemático escocés James Clerk Maxwell, cuyas ecuaciones pusieron la piedra angular de la primera teoría unificada de las fuerzas naturales. El electromagnetismo, tal su tesis, supuso un paso ineludible en el camino que condujo a la física moderna: la relatividad de Einstein y la mecánica cuántica de Planck, Heisenberg y Schrodinger.

Sus postulados fueron propuestos por los científicos más notables de la época, y muy poco dados a especulaciones para especialistas como Helmholtz, Lord Kelvin y Faraday. Estos pioneros llegaron a la conclusión de que nuestra realidad no es sino la parte accesible para nosotros -seres tridimensionales- de un universo de más dimensiones. En la interacción entre éstas y las tres que constituyen el mundo material de nuestra experiencia se encontraría el secreto de muchos fenómenos hasta ahora inexplicables, e incluso la clave de la aparición de la vida sobre nuestro planeta.

Los padres de la física hiperdimensional llenaron pizarras con interminables cálculos, desarrollaron ingeniosos modelos cosmológicos y levantaron un verdadero edificio de relaciones matemáticas y geométricas. Sabían que, en determinadas circunstancias, tendría que existir un flujo de energía de esas otras dimensiones hacia la nuestra. Concretamente afirmaban que un sistema giratorio de un espacio de cuatro dimensiones haría surgir una serie de vórtices de energía al ser proyectado en un espacio de tres dimensiones como el nuestro.

La activación de la geometría planetaria

La ciencia ya no duda de que las formas de la materia se manifiestan geométricamente en forma de fractales. Así, los cambios en la geometría hiperdimensional marcarían el comienzo de la activación y transformación geométrica del alma planetaria.

Como hemos remarcado en anteriores ediciones, el origen de estos cambios se focaliza en el Sol, astro regente del planeta y del sistema. El fenómeno en cuestión es lo que podríamos definir como un proceso de sincronización de la galaxia hacia todos los sistemas estelares que la componen. En consecuencia, el planeta entero comenzará un proceso de realineamiento que se manifestará a través de diversos procesos climáticos y geológicos. Cada evento terrestre abrirá portales que permitirán la liberación de energía alineatoria, elevando el nivel vibracional del planeta y de todos los seres vivos. De esta manera ambos quedarán alineados con el nuevo ritmo vibratorio solar.

El ser humano en un proceso de cambio

Todos los seres vivos somos parte del sistema solar. De hecho, todos los seres humanos somos “solares”, de acuerdo con la concepción de la mayoría de las culturas antiguas. Según ellas, cualquier cambio en el Sol repercute en los planetas y cualquier modificación en éstos afectará a los seres que lo habitan. Un proceso que ya está en marcha y cuyos efectos comienzan a vislumbrarse.

Durante la transformación, las personas aumentarán su sensibilidad y sufrirán grandes crisis internas. Drásticos altibajos en las emociones darán muestra de que el ser humano debe alinearse también con los nuevos niveles de vibración de la física hiperdimensional. Correlativamente, la trasmutación de su propia geometría hiperdimensional traerá aparejadas diversas consecuencias físicas y emocionales que se verán más acentuadas en aquellos alejados del equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.

Los seres humanos indefectiblemente nos dirigimos a una conexión sincronizada con la naturaleza. Quienes más se resistan a este proceso sufrirán alteraciones en la parte física; el aumento de vibración de toda la materia les producirá varias molestias, como estados de ansiedad, taquicardias, alteraciones en el sueño, trastornos en la memoria y en la atención.

Fenómenos climáticos

En las imágenes del vórtice de los últimos huracanes es posible observar cómo interactúan las energías entre nuestra propia realidad y las de las dimensiones superiores, causando variaciones visibles en la materia, la cual toma la forma móvil geométrica pentagonal.

Nadie puede negar la existencia de grandes cambios climáticos, cada vez más extremos, que ponen en alerta al mundo científico. En el mes de marzo estos cambios provocaron un huracán en el hemisferio sur, frente a las costas de Brasil. Un fenómeno único que ha dejado a los meteorólogos del mundo estupefactos. Por otro lado, los investigadores de la NASA han detectado significativos cambios en el sistema solar y que varios planetas han sufrido incrementos en el brillo de sus atmósferas.

Teniendo en cuenta que el Sol ha aumentado su actividad desde 1940, las fluctuaciones magnéticas, los cambios climáticos y la actividad geológica que se dan en nuestro propio planeta no son más que una ratificación de que hace varios años estamos viviendo un proceso solar.

El Sol eleva el nivel vibratorio

¿Qué significa todo esto? Para resumir, básicamente significa que un flujo de energía de origen desconocido no sólo está penetrando en nuestro planeta, sino que está haciendo subir su patrón vibratorio y, con este, el de todo lo que el planeta contiene, incluídos sus habitantes.

El calentamiento del globo, el agujero de la capa de ozono o el inexplicable fenómeno al que se enfrentan psicólogos de todo el mundo al comprobar como los coeficientes intelectuales de los niños nacidos recientemente crecen por encima de la media -sin que haya causa aparente para ello- pueden ser otros sintomas de que un flujo de energía e información está comenzando a transformar nuestro planeta. De nuestra capacidad para vibrar en armonía con él puede depender nuestra supervivencia o el que venga a sustituirnos una especie que encaje mejor con el nuevo patrón.

A pesar de la incomprensión, cuando no el abierto acoso por parte de las instituciones académicas oficiales, decenas de personas trabajan actualmente para abrir caminos en un campo que podría conducir a la humanidad hacia la tan anhelada “Edad de Oro”.

En un momento en el cual la tecnología y la ciencia en que se basa parecen estar a punto de tocar techo, tal vez haya llegado el momento de que la humanidad experimente un salto evolutivo que la conduzca a nuevas formas de organización social, política y económica. De ser así, lo más apropiado sería que lo hicieramos voluntariamente para evitar que la transición resulte dolorosa y traumática.

En este contexto, es comprensible que el poder establecido esté dispuesto a todo para evitar que este conocimiento trascienda, porque acarrearía la crisis definitiva de la actual cultura y el nacimiento de otra forma de pensar y de vivir, en cuyo marco no habría espacio para el sistema vigente, vertebrado sobre el trabajo remunerado. El reino de la necesidad daría paso a un reino de libertad sin precedentes. Pero en ese caso, quienes actualmente ostentan el privilegio del poder, lo perderían.

NOTA ORIGINAL PUBLICADA EN LA REVISTA EL PLANETA URBANO, SECCION PLANETA-X

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Por Brad Hunter