Escapó de la guerra escondido en un barco y ahora juega en Boca

Bayan Mahmud tiene 18 años y alimenta sus sueños en la 4ª del club xeneize; su familia fue asesinada en Ghana y él pudo abandonar su país; sin saberlo, llegó a la Argentina; lo descubrieron jugando en Constitución
Son de esas historias que conmueven. Por la crudeza del relato y por la lucha tenaz de un chico, de 18 años. El sitio oficial de Boca dio a conocer ayer la conmovedora vida de Bayan Mahmud, un joven que vino de Ghana y que escapó de la guerra de tribus. Sus padres y su hermano fueron asesinados y él ahora juega en la 4a categoría del club.

El mismo recuerda cómo llegó a nuestro país, en barco: "Yo dormía atrás de un contenedor, en el piso. Porque no tenía documentos ni nada. Estuve ahí escondido un día y medio. Al final, salí. Si no lo hacía, iba a morir. Y por supuesto los que me vieron son muy buena gente. Me dijeron que me quedara tranquilo, que no saliera mucho. Cuando era el tiempo de comida, me traían. Y así estuve las tres semanas que duró el viaje. Yo no sabía que estaba viniendo a la Argentina. Me subí a cualquier barco, tenía que escapar de la guerra. Mis padres habían fallecido en 2005 en la guerra y sabía que era muy peligroso. Después de eso, estuve con mi hermano en una casa de orfanatos. Pero la guerra de tribus apareció otra vez en 2010. Yo soy de la tribu Kusazi y nos venían a perseguir. Ellos se reconocen por una marca que llevan en el cuerpo. Si me veían, se iban a dar cuenta de que no tenía ninguna marca porque nosotros no nacimos en la capital. Y me podían matar o hacer algo. Por eso, quería irme. Empezamos a correr, ese lugar es medio jodido. Y no sabía qué pasaba con mi hermano. Fui a otra ciudad para entrar a un barco. Estuve como una semana. Hice amigos en ese barco, me contaron que salía al día siguiente y me ayudaron a meterme. Era muy peligroso. Yo entré ahí pero no sabía dónde iba". 

Hace 28 meses que Bayan Mahmud se escapó de Ghana, en el oeste de Africa, para no ser víctima de una guerra de tribus que ya había arrasado con sus padres. En el camino perdió a su hermano, se subió a un barco y llegó a Argentina.

Su llegada al país 

Su papá Mahmud, ex futbolista de un prestigioso club ghanés, y su mamá Fátima le dieron una educación "correcta". Con su hermano Muntala se la pasaban de finca en finca en busca de una pelota. Así, todos los días. Por eso, tal vez, en apenas un par de pruebas en Boca se dieron cuenta de su potencial. "Cuando me bajé del barco-se acuerda Bayan- estuve tres días sin hablar. Hasta que me encontré con un par de senegaleses y nos pusimos a charlar del Mundial de Sudáfrica 2010. Ellos son muy buena gente, me llevaron a migración en un taxi. Y de ahí me mandaron a una pensión de refugiados en Flores. Después, me fui a Constitución, donde había muchos africanos. Los sábados siempre pasaba por la plaza en la que jugaban al fútbol hasta que un día me preguntaron si quería entrar. Venían perdiendo, pero pasamos a ganar todos los partidos. No sabía que estaban jugando por plata. Y me dieron $20. ¡Buenísimo, je!", se ríe Bayan, con esos dientes blancos que ahora sí transmiten paz. "Entonces empecé a ir seguido y una persona que se llama Rubén García me vio jugando ahí y me trajo a Boca. Agarramos el form (formulario) y me tomaron la prueba. Y ese día jugué muy bien, je". 

Bayan ya es todo un porteño. Está por comenzar segundo año del colegio secundario, se destaca en inglés y en matemáticas, come asados ("riquísimo"), va seguido al cine y no tiene novia porque "ahora es todo fútbol, fútbol, fútbol". Sin embargo, hay una costumbre que no se mancha: reza cinco veces al día. "Sin Dios, no podría estar acá. Es el que me da fuerzas para seguir". Por Dios, dice, también localizó a su hermano Muntala. "Estuve con él hasta que me escapé. Después no supe nada más".

-¿Y cómo lo encontraste?

-Por Facebook. Itatí Encinas, secretaria de presidencia, y una amiga de ella me ayudaron mucho. Yo no sabía si él estaba vivo o muerto. Y un día me dijeron que lo habían encontrado. El también me estaba buscando, entonces puso su número de teléfono en su información. Lo llamaron y empezamos a hablar. Fue una emoción muy grande. Después empezamos a usar el skype, a mandarnos fotos y algunos videos. 

-¿Cuándo debutés en la Bombonera tu hermano tiene que estar?

-Sí, ese día morir, je, je. Estoy haciendo los trámites para que pueda venir (un silencio largo como su viaje) Es el único que tengo y si él está cerca mío, voy a estar muy contento. 

-¿También sería un homenaje para tus papás?

-Sí, yo siempre rezo por ellos. Y sé que estarían orgullosos de mí. 

Esta nota fue publicada por el sitio oficial de Boca Juniors. Acá el texto completo.

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Fuente: www.canchallena.com | Boca Juniors