El teletrabajo, una tendencia que favorece a la inclusión y a la productividad

Millones de personas en todo el mundo trabajan desde su hogar ya sea de forma total o parcial, en la modalidad conocida como «home office»

Hace tan sólo algunos años atrás, la idea de trabajar en el hogar era una sueño prácticamente irrealizable. La revolución tecnológica no sólo cambió el modo de comunicarse, informarse y de interactuar globalmente, también modificó los modos, hábitos y estrategias del mundo laboral.

Sin dudas, la masividad y alcance de Internet sacudió las estructuras de la cultura del trabajo en su concepción tradicional. En la actualidad, ya no es necesario viajar miles de kilómetros para poder comunicarse y la información se encuentra disponible vía web y con tan sólo un click los datos requeridos llegan al instante.

Ya no hay excusas para no comunicarse. Las computadoras o dispositivos móviles son en la actualidad las herramientas imprescindibles de las organizaciones para interactuar con sus accionistas, Recursos Humanos, clientes y proveedores. Estas cualidades han impactado de manera positiva en las compañías que en el siglo XXI han disminuido sus gastos y tiempos en torno a la comunicación y búsqueda de la información.

En este contexto, los hábitos laborales se han modificado y uno de los principales cambios está vinculado con el espacio físico en dónde se realiza el trabajo. Hoy en día no es una condición excluyente contar con una oficina que centralice o concentre todas las operaciones e inclusive existen compañías líderes en el mundo, que en su totalidad funcionan de manera virtual.

El teletrabajo es una tendencia que llegó para quedarse. Millones de personas en todo el mundo trabajan desde su hogar ya sea de forma total o parcial, en la modalidad conocida como “home office”.

El país pionero en esta tendencia es Estados Unidos. En 1988, el estado de California, implementó por primera vez en el mundo un programa piloto de teletrabajo conformado por los empleados de seis departamentos de Gobierno. Los resultados fueron un éxito, se incrementó la productividad y las metas y objetivos establecidos se cumplieron en plazos notablemente menores a los que se había registrado por los mismos empleados desde sus oficinas.

En la actualidad, Estados Unidos es el país que concentra el mayor número de teletrabajadores a nivel mundial. Según un estudio realizado por WorldatWork, 33,7 millones de personas trabajan bajo esta modalidad y además, lo hacen en relación dependencia.

En la Argentina el fenómeno es reciente y aunque su crecimiento es firme y sostenido todavía las compañías nacionales no lo han incorporado como una modalidad laboral masiva y permanente.

A partir de una investigación realizada por la consultora Carrier y Asociados, basada en datos registrados por el Ministerio de Trabajo, en el país hay 1.6 millones de teletrabajadores. El estudio destaca que la tendencia crece a razón del 20% anual pero quienes concentran el 90% del trabajo no presencial son profesionales independientes o trabajadores sin relación de dependencia. Es decir, todavía las organizaciones privadas argentinas no han adoptado al teletrabajo como una opción estratégica de gran alcance y rendimiento.

El teletrabajo no sólo derribó las barreras de las distancias, acortó los tiempos e incrementó el rendimiento y la productividad, también se convirtió en una herramienta para la inclusión. Personas con capacidades especiales, adultos mayores e inclusive trabajadores con licencias por enfermedad, han encontrado en esta modalidad una fuente laboral acorde a sus posibilidades y habilidades.

En la Argentina esta opción se promueve y estimula a partir de la creación en el 2008 del Programa Piloto de Seguimiento y Promoción del Teletrabajo en Empresas Privadas (Propet), creado por Ministerio de Trabajo de la Nación. Aquellas organizaciones privadas que contratan personas mayores de 45 años, bajo la modalidad del teletrabajo y en relación de dependencia, obtienen beneficios fiscales y una disminución en el pago de los aportes patronales de un 20%.

Diversos estudios han comprobado que los índices de motivación, pro actividad y eficacia son mayores para las personas que trabajan desde su hogar y además, el teletrabajo es hoy uno de los principales vehículos para la inclusión de grupos vulnerados ya que iguala e incrementa las posibilidades laborales.

Genera inversión y optimiza la productividad. Disminuye gastos, acorta las distancias y agiliza los tiempos. El teletrabajo, una tendencia que está cambiando en mundo del trabajo y sus beneficios se descubren a diario.

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