Ni yoga ni mindfulness: la sorprendente técnica que usan los directivos que doman su estrés

El susurrador de caballos Fernando Noailles aplica sus técnicas de doma natural para el entrenamiento emocional y el control de la tensión de los ejecutivos.

Formación con animales: el nuevo secreto de los ejecutivos que no se quiebran

José Miguel Lubián se acercó al caballo con un miedo profundo, uno que no se vencía con lógica ni voluntad. Había tenido una caída años atrás y, desde entonces, evitaba cualquier contacto con equinos. Sin embargo, ahora debía tumbarse, literalmente, sobre uno. No por reto personal ni por afición, sino como parte de un entrenamiento emocional aplicado a su vida profesional. Así comienza la historia de los directivos que doman su estrés de una forma poco convencional: con caballos.

Lubián, subdirector de organización y relaciones laborales de Puertos del Estado, formó parte de un curso vivencial impartido por Fernando Noailles, un susurrador de caballos argentino que convirtió sus conocimientos de doma natural en una herramienta para líderes, ejecutivos y equipos de trabajo.

Un susurrador entre empresas

Fernando Noailles nació en Buenos Aires en 1960, pero su infancia transcurrió en la Patagonia, en una finca rodeada de caballos. Desde los 12 años se inició en la doma, y a los 15 vivió un momento decisivo cuando un indígena le enseñó los principios de la “doma natural”: acercarse al animal con calma, controlar la energía interna, y establecer un vínculo de confianza sin violencia.

Liderando hacia organizaciones emocionalmente inteligentes
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Liderando hacia organizaciones emocionalmente inteligentes

“Me traés un potro salvaje y yo lo domo en 20 minutos”, afirma. La clave, según Noailles, está en controlar la energía emocional, algo que resulta tan útil con un animal de 500 kilos como en una sala de reuniones.

Con esa filosofía fundó en 2008, junto a su esposa, el Grupo Tym, una empresa que transforma esa experiencia con caballos en programas de desarrollo emocional para organizaciones. Firmas como Repsol YPF, Cintra, Ikea, Diageo, Antena 3 o Indra ya han enviado a sus equipos a vivir la experiencia.

Del miedo al autocontrol

Los cursos están diseñados para trabajar aspectos como el autocontrol, la gestión del miedo, la comunicación no verbal y el liderazgo emocional. Se estructuran en dos fases: una teórica, con dinámicas en aula, y una vivencial, donde los participantes interactúan con caballos en ejercicios guiados.

En el caso de Lubián y su equipo, el curso fue recomendado por un coach que trabajaba con el área de Recursos Humanos. Durante cinco jornadas, Noailles guió al grupo a través de ejercicios que comenzaban con observación y manejo de emociones, y culminaban en experiencias como acostarse sobre un caballo, una acción simbólica que exige haber alcanzado un alto grado de autocontrol.

Cuando el participante logra relajarse completamente, el animal lo siente. Si hay tensión, el caballo reacciona. “Es como estar en un limbo, o en el vientre materno”, describen quienes lo han experimentado. Una vivencia tan intensa que, según algunos testimonios, hace aflorar lágrimas contenidas.

Una herramienta para la oficina

Más allá de lo anecdótico, los efectos del curso se trasladan a la vida laboral. Los participantes afirman que, tras la experiencia, pueden afrontar negociaciones o situaciones tensas con más calma. La imagen del caballo, como símbolo de fuerza que responde a la energía del otro, se convierte en una metáfora útil para recordar la importancia de regular las propias emociones.

Silvia Cristóbal, del departamento de Recursos Humanos de Antena 3, confirma que en su equipo la frase “¡So, potro!” quedó como una forma de frenar los impulsos y recordar lo aprendido. “Es cierto. En la oficina la usamos”, añade Lubián entre risas.

Un método que va más allá de la teoría

La metodología de Noailles no pretende revolucionar el mundo empresarial con palabras nuevas. Todo lo contrario. “No son cosas que no sepas”, explican los asistentes. “Pero viene muy bien que alguien desde fuera te las sistematice y las vuelvas a vivir”.

El uso de la analogía con las manadas equinas permite comprender mejor los roles de liderazgo, las jerarquías, la empatía y la confianza. “Se trata de energía, emociones... cosas que se nos escapan pero que son necesarias para liderar”, afirma un directivo del Centro de Investigación en Valores Sociales y Empresariales de Leche Pascual, donde 20 ejecutivos realizaron un taller de 10 horas.

De la oficina al mundo social

Antes de trabajar con empresas, Noailles comenzó en la cárcel de Alcalá Meco en 2004. Allí dio cursos teóricos sobre emociones a internos que voluntariamente renunciaban a sus permisos para asistir. La respuesta fue tan positiva que amplió su enfoque hacia la inclusión social.

También trabaja con niños con autismo, hiperactividad, enfermedades neurológicas o en situación de exclusión, aplicando principios de equinoterapia, una práctica milenaria que ya se usaba en tiempos de Hipócrates.

Montar a caballo estimula músculos, activa articulaciones y mejora el estado anímico. Pero también permite generar vínculos afectivos que son difíciles de establecer por otras vías. En ese contexto, Noailles adapta sus conocimientos al perfil de cada grupo, siempre con el mismo objetivo: usar la energía emocional como puente de comunicación y bienestar.

Liderar desde el control emocional

Lo que propone Noailles no es una moda ni una terapia exprés. Es una experiencia que deja una imagen imborrable: la de un adulto, en posición vulnerable, confiando su peso a un animal poderoso. Ese acto resume el mensaje: cuando uno aprende a gestionar su energía, puede liderar sin forzar, sin imponer, y con mayor efectividad.

En un entorno empresarial cada vez más exigente, este enfoque encuentra lugar entre los que buscan algo más que indicadores y resultados: liderar desde la conciencia emocional, desde el respeto y la empatía, con herramientas que, curiosamente, no provienen de un MBA sino de un corral.

Y aunque, como reconoce Cristóbal, el efecto de cualquier curso se diluye con el tiempo, “la imagen del caballo es tan potente que funciona como recordatorio”. Porque, en un mundo de estímulos constantes, a veces basta una sola imagen para recuperar el equilibrio interno.

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Redacción Vida Positiva