Déficit de Atención, como detectarlo

"Estamos en una época en la cual se sobreestima la eficiencia y el rendimiento, donde los niños están sujetos a la cultura del zapping, hay muchísimos chicos desatentos e hiperactivos"

En la actualidad, en un mundo cada vez más acelerado, paradójicamente la patología infantil de la época es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Las características y las variables que definen al TDAH. Las controversias en la comunidad médica y psiquiátrica sobre un desorden que ha generado algunas dudas en la comunidad profesional.

En este sentido, la Lic. Beatriz Janin, licenciada en psicología, Presidente del III Simposio Internacional sobre Patologización de la Infancia y autora del artículo ¿Tienen déficit de atención u otro modo de atender?, aborda esta temática. La especialista indica que en el contexto de un mundo extremadamente acelerado, se tolera poco el movimiento de los niños, así como sus diferentes avatares.

"Estamos en una época -afirma la Lic. Janin- en la cual se sobreestima la eficiencia y el rendimiento, donde los niños están sujetos a la cultura del "zapping", hay muchísimos chicos desatentos e hiperactivos". Sus preguntas sobre el tema son las siguientes: ¿Por qué le exigimos que atiendan el discurso del docente, cuando socialmente los exponemos a estímulos de gran intensidad y de poca duración (como los video-clips, las publicidades televisivas y los jueguitos electrónicos)? ¿Por qué en un mundo donde predominan las imágenes les pedimos que atiendan a palabras?

Cómo suele suceder generalmente, existen en las contradicciones entre lo que el adulto dice y hace. Los padres le exigen a sus hijos paz y tranquilidad, cuando en su propio hogar se experimenta un clima de aceleración, nerviosismo y apuro constante, ante la exigencia frecuente de la vida actual.

En este contexto la Lic. Janin destaca que muchos chicos son diagnosticados con el Trastorno de Déficit de Atención cuando en realidad es habitual que "el niño supuestamente "desatento" esté atento a otras cuestiones que aquellas que le reclaman los adultos". Así, es frecuente que un chico pueda estar pendiente del cariño del docente y no estar escuchando lo que dice. O bien, puede estar atento a la mirada de sus compañeros, o a los estímulos externos, preocupado por la pérdida de un juguete, o centrado en un mundo de fantasías. Y no atiende sobre lo que se le comunica en clase o a una orden de sus padres.

Consultar a un especialista en el tema, nunca está de más, pero Janin destaca que los padres o maestros siempre deben indagarse acerca de las causas de las dificultades de los chicos y preguntarse cómo pueden ayudarlos.

"Muchas veces se intenta hacer un diagnóstico rápido y se pasa por alto el sufrimiento del niño. Se lo encasilla en un rótulo y se le adjudican conductas a un supuesto "déficit neurológico". El chico pierde su identidad y todos dejan de preguntarse por lo que le pasa", destaca. La urgencia por solucionar el problema puede acarrear un remedio que resulta deficiente para la verdadera causa, en este caso la desatención de un niño.

Pero, no sólo en los niños sucede un diagnóstico apresurado sobre el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Charles Raison , profesor adjunto de Psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad Emory, Estados Unidos, afirma que muchas veces se confunden algunos síntomas del TDAH.

En este sentido, Raison explica que la clave del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad es que los síntomas, como tardanza crónica, poco autocontrol, irritabilidad y cambios de ánimo, deben estar causando problemas o afectando la capacidad de ser funcional en la vida. El especialista destaca que aquel que padece TDH justifica "su forma de ser" y se pregunta por qué su entorno, sobre todo familiares y pareja, están crónicamente frustrados con ellos. Así, no suelen reconocer la totalidad de sus síntomas ni el costo que está cobrando en sus vidas, hasta que sí deciden comenzar un tratamiento acorde a su enfermedad.

Consultar e informarse con profesionales de la salud mental es la clave para ayudar a los más chicos.

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Por Eugenia Plano