Creas tu mundo cada día: por qué la vida es una creación y no un descubrimiento

Creas tu mundo cada día: por qué la vida es una creación y no un descubrimiento

Gratitud como energía creadora: la clave que cambia todo

No estás descubriendo tu vida: la estás creando

La vida es una creación, no un descubrimiento. Esta afirmación, contenida en el libro “Conversaciones con Dios” de Neale Donald Walsch, propone una visión completamente distinta del propósito humano. No venimos al mundo a descifrar un destino oculto, sino a crear activamente nuestra experiencia, momento a momento. No es lo que la vida "nos trae", sino lo que decidimos construir con nuestras acciones, palabras y pensamientos.

Este cambio de perspectiva, aunque desafiante, también es profundamente liberador: nos convierte en creadores conscientes en lugar de receptores pasivos. Y aquí está el cómo y el porqué de ese proceso.

Estamos hechos para crear

Hechos a imagen del creador

El punto de partida del argumento es radical y profundo: “Yo os he creado a imagen y semejanza de Dios”. En esa declaración se encierra una capacidad inherente: la de crear. Dios es el creador, y si somos reflejo de lo divino, entonces también nosotros tenemos ese poder. Pero no es un poder místico o reservado: se manifiesta a través de tres niveles de existencia que cohabitan en cada ser humano.

Estos tres aspectos son conocidos con distintos nombres: Padre, Hijo y Espíritu Santo; o mente, cuerpo y espíritu; también pueden verse como superconsciente, consciente y subconsciente. La idea clave es que nuestra capacidad de crear se despliega a través de esos tres planos.

Pensamiento, palabra y acción: las tres herramientas del creador

El proceso de creación tiene una estructura clara y lógica. Primero aparece el pensamiento, la chispa inicial de toda creación. Luego llega la palabra, que le da forma. Y por último, la acción, que la materializa.

  1. Todo comienza con una idea. Ese primer pensamiento es lo que se conoce como “procede del Padre”.
  2. Después lo expresamos. “Pedid y se os dará, hablad y se os hará”, dice el texto. Nombrar lo que pensamos le da fuerza.
  3. Finalmente, actuamos. Cuando hay coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, la creación se vuelve real. “Y el verbo se hizo carne”, explica el autor.

Estos tres niveles operan de forma simultánea. Si pensás algo pero no lo decís, ya estás creando. Si además lo decís, el proceso gana fuerza. Y si lo hacés, lo volvés parte de tu experiencia concreta.

La fe es la base de toda creación

Creación y certeza: creer es esencial

Pensar, decir y hacer algo no es suficiente si no lo crees verdaderamente. La creación auténtica requiere convicción. Esto va más allá de la esperanza o el deseo: se trata de una certeza interior, un conocimiento profundo de que eso que visualizas ya es una realidad en potencia.

Esta certeza es lo que comúnmente se llama fe, pero no como creencia ciega, sino como una aceptación consciente. “Por tu fe serás sanado”, recuerda el texto. Tener fe, en este contexto, es reconocer como real algo que aún no se ha materializado. Es actuar con confianza total en que lo que has elegido ya está ocurriendo.

La gratitud anticipada es el sello del creador consciente

Agradecer antes de ver: una clave fundamental

Un aspecto clave del proceso de creación es la gratitud anticipada. Agradecer antes de ver los resultados no es ingenuidad: es una señal de madurez espiritual. Los grandes maestros lo practican así. No esperan que algo suceda para sentir gratitud; saben que el acto de agradecer por adelantado fortalece y acelera la manifestación.

Esta actitud no es arrogante, sino consciente. Agradecer por algo antes de tenerlo es un modo de afirmar: “sé que ya está en camino, sé que ya es parte de mi experiencia”. Según Walsch, este es uno de los signos más claros del dominio del arte de crear.

Rechazar lo que vives es rechazar tu poder

Acepta tu creación, incluso cuando no te guste

Todo lo que forma parte de tu vida es una manifestación tuya. Rechazar cualquier aspecto de tu realidad es una forma de rechazar una parte de ti. Esto no significa conformarse, sino comprender que aquello que no deseas también ha sido parte de tu proceso creativo, aunque haya ocurrido de forma inconsciente.

La propuesta es clara: bendice lo que llegue, agradécelo, y luego elige de nuevo si deseas otra cosa. Cambiar tu vida es posible, pero primero necesitas asumirla como propia.

Elige otra vez, y crea algo distinto

Si hay algo que no te agrada en tu vida actual, el camino no es ignorarlo ni resistirlo. El camino es recrear tu experiencia desde un nuevo punto de partida. Eso implica:

  • Pensar diferente
  • Expresarte de otra manera
  • Actuar en otra dirección

“Piensa una nueva idea. Pronuncia una nueva palabra. Haz algo nuevo”, sugiere Walsch. Y añade: “Hazlo con grandeza, y el resto del mundo te seguirá”. Esta es una invitación a vivir desde el ejemplo, desde el liderazgo personal, desde la creación consciente.

Tú eres el camino

La frase “Yo soy el Camino y la Vida” no es una cita para repetir, sino un llamado a entender que tú también eres creador, guía y manifestación. No estás aquí para seguir, sino para inspirar. No viniste a copiar, sino a expresar tu versión más elevada.

Cuando vives desde la certeza, la coherencia y la gratitud, tu vida se convierte en una manifestación de lo divino. Así es como se expresa la voluntad de Dios “en la Tierra como en el Cielo”: a través de ti, de tu pensamiento, tu palabra y tu acción.

La vida que vives es la que estás creando

El mensaje es claro: la vida es una creación. Nada llega por azar. Todo lo que forma parte de tu existencia está conectado con lo que has generado internamente. Tu mundo externo es un reflejo de tu mundo interior.

Este enfoque no culpa ni victimiza. Empodera. Porque si has creado una realidad que no deseas, también puedes crear una nueva. Y eso lo haces cada minuto, con cada pensamiento, con cada palabra, con cada decisión.

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Redacción Vida Positiva