¿Como Saber si una Persona Miente?

No se necesita ser un experto, ni mucho menos para detectar mentirosos, lo único que hace falta saber son las señales que tenés que buscar y, sobre todo, observar los movimientos y la forma de actuar del supuesto mentiroso y así saber si mienten o dicen la verdad
Publicado por Club Esencia de Mujer el 24 de Julio de 2012

Ya sea una ‘mentirita piadosa’ o una mentira más grave todos –y absolutamente todos-, alguna vez en la vida, mentimos. Justamente por este motivo, saber identificar al mentiroso es muy importante.

 ¿Como saber si te mienten?

El lenguaje del cuerpo es importantísimo para poder reconocer si una persona te está mintiendo o te está diciendo la verdad.

* La duración de los gestos y emociones son anormales.: La expresión de una emoción se da de forma tardía, dura más de lo natural y se detiene súbitamente. Por ejemplo, si una persona se ríe de un chiste que contaste y su risa se corta súbitamente, probablemente no le haya causado demasiada gracia.

* A la hora de manejar sus emociones, los tiempos no suelen concordar y eso también es poco común. Por ejemplo, alguien honesto puede gritar que le gustó mucho un regalo que le hiciste y luego mostrar una sonrisa, mientras que un mentiroso tiende a concentrar la sonrisa y el comentario en el mismo tiempo.

* Sus gestos y sus expresiones tampoco concuerdan. Si una persona te dice que te quiere pero está mostrando una cara de indiferencia, es obvio que lo que esta diciendo no es coincide con lo que realmente siente.

* Las emociones de todo tipo, desde felicidad y sorpresa hasta tristeza y enojo, solamente se expresan limitadamente a través de su boca en vez de toda la cara. Por ejemplo, alguien que sonríe con naturalidad este gesto implicará todo su rostro. Incluirá movimientos en su mandíbula, mejillas y ojos.

* Si alguien sabe que es culpable de haber mentido toma una postura defensiva. Alguien “inocente” cuestionará tus sospechas y tratará de averiguar el por qué de tus dudas, mientras que un mentiroso simplemente dirá que no a todo con pocas palabras y explicaciones.

* El mentiroso se sentirá incómodo al encarar a la persona que lo cuestiona y, por ese motivo, no te mirará a los ojos o mirará hacia otro lado.

* Tratará de cambiar el tema súbitamente. Y si lo logra, de repente, parecerá más tranquilo y volverá a la espontaneidad que lo caracteriza.

* Evadirá el contacto visual. Cualquiera que no diga la verdad tratará de no mirarte a los ojos. Generalmente, mirarán hacia su derecha. También parpadeará con más frecuencia.

* Se tocará la cara con frecuencia. El rostro, la garganta y la boca son los lugares más comunes. La forma de hablar –también- cambiará. El cuerpo, sus actitudes, sus movimientos y el mensaje importará para detectarlos. No sólo tenés que interpretar lo que dice sino cómo lo dice.

* Existe una tendencia a usar tus propias palabras para responder una pregunta. Por ejemplo, si vos le preguntas: “¿Fuiste a bailar el sábado?”, alguien que te está mintiendo te responderá de esta manera: “No, no fui a bailar el sábado”.

* Tratará de convencerte más de lo necesario. Si alguien tiene sentimiento de culpa va a hablar más allá de lo habitual, ya que no se sienten cómodos con los silencios y las pausas.

* Hablará de forma monótona. Usualmente, si alguien cuenta un suceso verdadero lo dice enfatizando las palabras. Alguien que no dice la verdad le dará la misma importancia a todo lo que está diciendo.

* Va a usar una manera de hablar forzada y sofisticada. Palabras largas, gramática sumamente correcta y versiones largas de palabras o frases que, en realidad, serían cortas.

Mentir es un acto consciente y deliberado, no un accidente como a menudo el mentiroso nos quiere hacer creer. Hay dos formas básicas de mentir: la primera es ocultar, y consiste en retener cierta información sin decir nada que no sea verdad. La segunda es falsear, y se basa en presentar la información falsa como si fuera cierta. El ocultamiento es pasivo, mientras que el falseamiento es activo. Desde esta perspectiva, la persona que oculta suele sentirse menos culpable que la que falsea, aunque en ambos casos las consecuencias pueden ser igual de perjudiciales para sus víctimas.

Por lo general, la gran mentira se teje con el tiempo. Se empieza con un engaño banal, al que sigue un segundo engaño algo mayor. No pasa nada, y el mentiroso no es detectado. Esto le da alas para cometer un engaño todavía mayor, en un proceso que no conoce límite hasta que comete algún error y es desenmascarado.

El mentiroso habitual se crece hasta que, creyéndose más listo que los demás, relaja el control y baja la guardia, momento en el que comete un desliz y es descubierto. Como afirma el profesor Ekman, "la práctica del engaño, así como el éxito reiterado en instrumentarlo, reducirá siempre el recelo a ser detectado".

Mentir no es complicado. Lo que es complicado es aguantar una mentira en el tiempo. Alexander Pope decía que el que dice una mentira está obligado a decir veinte más para sostenerla, y Abraham Lincoln declaró en una ocasión que no tenía suficiente memoria como para ser un buen mentiroso. Cuando uno miente, puede tener preparada una buena explicación para quien le interpele, pero va a tener que recordarla porque en el momento menos pensado alguien volverá a preguntar, y si no somos rápidos en la respuesta, quedaremos en evidencia.

Además, en el curso de una mentira solemos improvisar respuestas a preguntas que no habíamos previsto, creando un montón de mentiras adicionales. Se requiere una habilidad prodigiosa para recordarlas a fin de evitar delatarnos.

Así pues, no es fácil que la mentira -especialmente la mentira reiterada- dure siempre. Sófocles afirmaba que "una mentira nunca vive hasta hacerse vieja", porque el mentiroso no puede controlar ni esconder todas sus conductas. Parece haber también una relación entre el tiempo en que se aguanta una mentira y el número de gente a la que se quiere engañar, ya que a más gente por engañar, más posibilidades hay de cometer un desliz. Como dijo J. F. Kennedy, "se puede engañar a muchos poco tiempo, o a pocos mucho tiempo. Pero no se puede engañar a todos todo el tiempo".

Desenmascarando la mentira. La mentira se desenmascara por errores que comete el mentiroso. No hay garantía de que los cometa, sobre todo si la mentira se sostiene por un corto periodo de tiempo, con lo que no todas las mentiras necesariamente fallan. Pero lo normal es que lo haga. Aunque hay verdaderos "profesionales de la mentira" que evitan cualquier signo delator, la mayoría de nosotros cometeremos más bien pronto que tarde errores evidentes que desenmascararán nuestro engaño. Y aun en el caso de grandes mentirosos, nadie puede controlar todo lo que ocurre a su alrededor ni evitar que un suceso fortuito le delate.

Hay, según el profesor Ekman, dos indicios fundamentales del engaño: los indicios revelatorios y los indicios de comportamiento mentiroso. En el primer caso se trata de manifestaciones que hacemos sin querer y que ponen de manifiesto la verdad (por ejemplo, mentimos afirmando que estamos reunidos con el jefe, y a los tres días accidentalmente negamos haber hablado con él). En el segundo caso, el mentiroso, sin decir nada que le delate específicamente, se comporta de manera que revela que lo que nos está diciendo no es cierto.

Los indicios revelatorios son más fáciles de controlar que los de comportamiento. Saber lo que uno está diciendo es relativamente fácil, mientras que conocer lo que nuestra expresión verbal o facial revela es complicado. Además, la expresión facial está conectada con zonas del cerebro vinculadas a las emociones, que son de difícil control voluntario.

En la voz y en los gestos encontraremos grandes pistas para detectar la mentira. Dentro de los indicadores de voz, pausas demasiado largas o frecuentes, y vacilaciones al empezar a hablar cuando nos interpelan, nos han de poner en alerta. Y dentro de los gestos, un parpadeo inusualmente rápido o la incapacidad de sostener la mirada serán claramente delatores. El mentiroso puede hacer gestos muy elocuentes que contradigan lo que dice o reducir notablemente la gesticulación, señalando que inventa lo que dice.

Es importante tener en cuenta dos aspectos: el primero, que hay gente entrenada a lo largo de los años para mentir que no caerán en los errores obvios. El segundo, que la valoración de todas las expresiones corporales sólo puede hacerse en comparación con el nivel habitual del sujeto: si uno vacila habitualmente al hablar y no lo sabemos, podemos estar pensando que miente por un comportamiento que es natural en él.

Las pistas que no engañan y escapan del control del mentiroso son las relacionadas con la alteración fisiológica del cuerpo: respiración entrecortada, sudoración, enrojecimiento.... pero aun así los mentirosos compulsivos aprenden a no sentir la tensión de estas reacciones.

A veces, sin darse cuenta, el que engaña da muchas más explicaciones de las solicitadas. Y otra técnica consiste en decir la verdad de forma inverosímil para que no se crea (por ejemplo, admito haber pasado la noche fuera no con una, sino con tres mujeres, y describo una gran cantidad de detalles de la fiesta).

Consecuencias de la mentira. Mentir no es neutro y tiene fatales consecuencias para las relaciones. La confianza se teje poco a poco, y se rompe con una sola mentira. Tras una mentira podemos obtener el perdón, pero seremos objeto de sospecha en adelante. Se necesitarán muchas verdades y mucho tiempo para volver a merecer la confianza de aquel a quien hemos mentido. Como afirmó Nietzsche, "lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no podré creer en ti".

LA PROFESIONAL

Elsa García León

Elsa García León es licenciada en Psicología por la UCM. Ha centrado la mayor parte de su formación y experiencia profesional en el ámbito educativo y psicopedagógico, especializándose en la atención de personas con algún tipo de discapacidad y con dificultades y problemas de aprendizaje. Con una clara vocación docente, está implicada en los procesos de formación continua de maestros, actividad que compagina con la atención psicoterapéutica individual y de grupo al frente de “Tuyo” junto con Ana Adán, igualmente especialista colaboradora del Club Esencia de Mujer. Con la misma ilusión que comenzó su andadura profesional se integra hoy en el ambicioso proyecto de acompañar a las mujeres en nuestras vicisitudes cotidianas y existenciales, en nuestras infinitas ansias de crecer, en el desarrollo de todo nuestro potencial.

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Compartido por Luis Elias Aloisio

Fuente: http://www.clubesenciademujer.com/seccion/psicolog%C3%AD/%C2%BFcomo-saber-si-una-persona-miente

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