6 claves para encontrar trabajo en tiempos de crisis

El despido, producto de no encajar en un estilo de empresa o de una reducción de personal, dejó de ser algo extraordinario para ser algo característico de este mundo. Reflexionar sobre esto nos ayuda a prepararnos, y quitarle dramatismo colabora a que lo podamos encarar con más probabilidades de éxito.

En los tiempos que nos toca vivir, aquellas personas que optaron por realizar su vocación dentro de una empresa saben que gozan de una menor estabilidad que la que tuvieron generaciones anteriores. El despido, producto de no encajar en un estilo de empresa o de una reducción de personal, dejó de ser algo extraordinario para ser algo característico de este mundo. Reflexionar sobre esto nos ayuda a prepararnos para el día después (esencialmente, en nuestro ánimo) al saber que es parte de la vida y que nada suele ser para siempre. Quitarle dramatismo ayuda a que lo podamos encarar con mayores probabilidades de éxito.

* Michael Porter, en sus estrategias de marketing, nos enseña que “conocer el valor diferencial del producto es esencial para que el negocio sea exitoso. Tener algo que los competidores aún no tienen o no pudieron desarrollar nos permite diferenciarnos y ser más demandados”. A las personas nos pasa algo parecido, porque poder detectar aquello que podemos aportar a una organización de un modo diferente es esencial, puesto que aumenta nuestra empleabilidad, generando mayores posibilidades de ser contratados en menor tiempo.

* Durante años, ese “esencial” o diferenciador estaba basado en nuestros conocimientos técnicos avalados por títulos universitarios. Hoy, en cambio, las llamadas “habilidades blandas” hacen nuestra diferencia como líderes o colaboradores. Es decir, el hecho de comunicarnos integralmente, conversar de un modo efectivo, ser empáticos con el otro, saber involucrar a los colaboradores o motivar a cada uno con sus diferencias son algunas de esas habilidades que no reemplazan al título universitario porque éste es la base común a todos los candidatos pero hacen buena parte de la diferencia.

* En paralelo, mantener nuestra network actualizada siempre es favorable. ¿Quién mejor que aquellos que nos conocen para dar referencias y testimonio de nosotros? Aquel que hable de nosotros y nos recomiende será el camino más efectivo para llegar a una organización. No temamos retomar viejos contactos, mucho más si son de la industria o de la empresa donde estamos tratando de reinsertarnos. Y si el contacto estuvo siempre activo mucho mejor, ya que habrá más naturalidad en el pedido. Nunca nos avergoncemos de decir que estamos sin trabajo y en proceso de búsqueda. Contarlo es una muestra de confianza a nuestro interlocutor, siempre que lo hagamos sin presionarlo.

* Tener actualizado nuestro currículum vitae es algo obvio, aunque a veces lo olvidamos. La red social LinkedIn es una vidriera importante en el ámbito profesional y en muchas ocasiones el primer contacto que toman los otros para con nuestro profile. Es conveniente tener el perfil vigente, completo y con recomendaciones que den cuenta de nuestro recorrido laboral, aún cuando se perdió el empleo.

* Visitar foros o espacios de encuentro, estar abiertos para generar contactos, conversar e intercambiar tarjetas es un buen camino para interactuar con personas que conocimos en experiencias laborales anteriores o en la universidad. La mayoría de la gente desconoce que un porcentaje alto de las búsquedas se cubren por recomendaciones de la red de contactos.

* Mantenerte atenta y en constante búsqueda de nuevas oportunidades. Usualmente lo que se nos presenta no es un calco de la última posición que tuvimos, pero tenemos los conocimientos, la experiencia y las habilidades bandas para mirar con amplitud porque, como decía Aries de Geus, líder de management de la década del 70, “la capacidad de aprender con mayor rapidez que los competidores quizá sea la única ventaja competitiva sostenible”.

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Por Andrea Linardi / www.entremujeres.clarin.com