La última experiencia

No experimentaba ningun dolor, sino una sensación que no podía comprender ni explicar.

Sus párpados parecían cortinas de acero herrumbrosas y ausentes de lubricación. No le era posible mover uno solo de sus músculos y optó entonces por someterse a aquella adinamia que le provocaba sentimientos encontrados de placer y frustración. Oia voces lejanas y murmullos apenas audibles que se le figuraban como oleadas de sonidos incomprensibles. Puso atención en su respiración y la percibió agitada, como un fuelle de fragua que alimentaba al fuego que sentía invadir sus entrañas. No experimentaba ningun dolor, sino una sensación que no podía comprender ni explicar; como un peso que comprimía su pecho con exacta intermitencia. Era como si un gigante respirara por él y lo hiciera sacudirse.

--- Que sueño tan estúpido --- Pensó --- Yo, el que siempre me ufané por mi carácter autárquico, me parece que estoy siendo manipulado por un ejército de imbéciles.

Después, se percibió en la cumbre de una elevada montaña y contempló aquél panorama que le recordó la pasión por las alturas en sus años de adolescente y le sobrevino un sentimiento de infinita calma. Sintió que sus pulmones se expandían a toda su capacidad, mientras sonidos extraños, como ecos reververados por aquél inmenso espacio, le hacían recordar su infancia; cuando volaba con su imaginación.

---­ ¡Que hermoso es todo ésto!. --- Se dijo --- Siento que mi cuerpo vuela con la suavidad del águila. Que silencio tan fascinante. ¡Oh Dios!. Que sueño tan espléndido. Me siento fuerte, poderoso, invencible...

De pronto, un grito externado con urgente ansiedad lo hizo ponerse en estado de alerta.

---­ ¡Lo perdemos!. A trescientos y fuera todos.

Una energía parecida a un rayo, sacudió todo su cuerpo para luego experimentar la sensación de estar cayendo en un vacio interminable. Quiso gritar pero su esfuerzo fue inútil, y por primera vez sintió miedo de perder la conciencia de su sueño. Se esforzó por volver a él y volvió a escuchar aquella voz llena de ansiedad.

---­ ¡Dame quinientos y fuera todos!.

Un nuevo y más intenso espasmo atravezó por su cuerpo. Lo sintió como una explosión cuya onda expansiva lo fuera a volar en mil pedazos.

---­ ¡Qué demonios me está sucediendo!. --- Exclamó angustiado.

Una obscuridad siniestra lo envolvió, y al tratar de enfocar su visión, aparecieron centenares de luces cintilantes que lo tranquilizaron de su angustia.

---- Y ahora. ¿Donde estoy?. ¡Ah!. Ahora viene ya el viaje astral. ¡Por fin pude lograrlo nuevamente!.

Sintió en sus labios una sonrisa de satisfacción y se dejó llevar de la mano por aquél placer hedonista que ahora lo complacia.

---- Aquí es donde quería estar. Aquí, donde Maria Sabina ha estado tantas veces. Por fin encontré la dosis perfecta de esos maravillosos hongos. Mi alucinación es completa. Aquí voy a crear cosas nunca vistas. Aquí seré famoso. Aquí no sentiré ni dolor, ni hambre, ni frío, ni nada que frene mi ansia de crear cosas sublimemente bellas. Ojalá estuviera aquí mi dulce Mónica para compartir conmigo ésta impresionante experiencia.

De entre esas minúsculas estrellas, fue tomando forma la figura de una mujer. Era como una nubosidad fantasmal, casi ectoplásmica y que le tendía los brazos para procurarle un abrazo y con él, la caricia voluptuosa que necesitaba. La imagen desapareció de pronto para luego encontrarse en infinidad de situaciones que lo hicieron extrañarse. Se vió a sí mismo riendo, luego llorando y luego gesticulando mientras lanzaba gritos coprolálicos. La ecolalia y la palilalia no tardaron en manifestarse llenándolo de confusión. Rió y se dijo.

---- Es mi Touretismo que vuelve a manifestarse.

Sí, se sentía orgulloso de padecer aquél famoso síndrome que describiera Giles de la Tourette y que algunos lo relacionaban con la capacidad creativa de los genios, como era el caso de muchos, entre ellos el gran Mozart.

Todas las imagenes percibidas por él, se presentaban en forma tan rápida que le sugerian una cinta cinematográfica de secuencias aberrantes entreveradas con acciones extraviadas. Se vió frente a uno de sus lienzos en donde plasmaba la belleza desnuda de una Madonna del renacimiento, y de pronto, se miraba con ella dentro del lienzo en una franca y desfachatada relación sexual.

---- La creación es un coito sublime con la forma creada. Solo así se explica el arte de los genios. Hay que sufrir, y el coito es una forma de sufrimiento y de instantes donde se muere y se renace...

Nuevamente una voz lo hizo salir de su encanto.

---- ¡TIEMPO!. --- Gritó aquella voz.

--- Tres minutos y no hay registro --- Exclamó otra.

--- Más gel. Dame quinientos y fuera todos.

Una fuerte sacudida lo lanzó hacia un redondel donde en la gradería vió centenares de figuras distorsionadas que lo miraban fijamente. Unas eran amenazantes, otras parecían insultarlo, otras lo miraban pasivamente, casi con lástima o comprensión. Había murmullos de voces, muchas voces que denotaban frustración, mientras que en ese escenario fantasmal comenzaron a escucharse risas frenéticas y gritos que decían.

---- ¡ES NUESTRO!. ¡ES CASI NUESTRO!.

De entre todos aquellos espectadores, una luminosidad resplandeció y de inmediato el silencio se hizo presente. Luego; una voz enérgica y al mismo tiempo melodiosa se dejó escuchar.

--- Tienes solo un minuto o algo más de tu tiempo para que El Infinito decida si te vas o te quedas. Es necesario que comiences a repasar tu vida.

Sacudió su cabeza y se dijo riendo.

---- Que experiencia tan extraña. Debo concentrarme en mi viaje. Debo pensar en algo que me transporte a las estrellas y mezclarme con ellas. Necesito silencio y concentración.

--- La experiencia que estás teniendo es única y debes aprovecharla. Ya no tendrás otra oportunidad.

Aquella voz lo llenó de indignación y exclamó.

---- Quién quiera que seas, ¡Aléjate de aquí!. Necesito silencio, mucho silencio.

--- Dime una cosa.... ---- preguntó aquella voz --- ¿Quien eres?. ¿Cuál es tu nombre?.

La pregunta lo sorprendió y quiso hacer conciencia de quien era y cual era su nombre. Sé pensar y al no conseguir identificarse, una angustia lo envolvió como si fuera a ser cubierto con una sábana mortuoria.

---- ¿Sabes ya quien eres?. --- Insistió la voz.

Sintió que caía arrodillado en aquél redondel y llorando como nunca lo habia hecho, dijo.

---­ ¡No lo sé!. ¡No lo sé!.

Una alharaca que se oyó como un rugido salido de entre aquél graderío, donde todos gritaban jubilosos.

---- ¡ES NUESTRO!. ¡YA ES NUESTRO!.

Ante aquella exclamación, levantó la cabeza para mirarlos y maldecirlos, pero ya no pudo distinguir formas humanas, sino pequeñas y esquivas luminosidades que parecían luciernagas en la noche obscura. Nuevamente la voz de dejó escuchar.

--- Tan solo un instante de tu tiempo basta y sobra para repasar con tranquilidad toda tu vida. Será éste tu más grande premio y castigo al mismo tiempo. Es conveniente que no dejes nada sin aclarar.

---- ¡Nada tengo que aclarar a nadie! --- Respondió alterado y luego rió con burla para decirse. --- Todo es tan extraño. El efecto del alcaloide es una despersonalización y desmaterialización para percibir con nitidez el todo. Ahora no importa quien soy. Debo disfrutar de ésta experiencia.

---- Pobre de ti. Siempre estuviste confundido. Quisiste escaparte de tu realidad y lo lograste. Eres.... eres ya casi un óbito. Estas ya tan dañado que tu regreso sería un verdadero infierno. Estas a punto de quedarte entre nosotros.

--- ¿Regresar?. ¿Quedarme?. ¡De qué estupideces hablas!.

--- Siempre fuiste un necio prepotente. Te decias autárquico. ¿En realidad creías que nunca ibas a necesitar de alguien más?. Jamás creiste ni confiaste en nadie, ni siquiera en aquellos que dijiste amabas. Tu bohémia te llevó al escape de tu realidad. Una realidad virtual creada para satisfacer tu ego. Cometiste muchos errores y lo sabes, pero tu orgullo lo ataudó a tal grado, que creiste que era el despertar de la genialidad. Te ha llegado la hora y es tiempo de que se te cobre lo que adeudas.

---- ¡No debo nada a nadie!.

---- ¿En serio?. --- preguntó burlona la voz --- Hay en éste momento un grupo de gentes que se estan desgarrando por retenerte, pero al parecer su esfuerzo ya es inútil. Tal parece que ya eres uno más entre nosotros.

---- Y.... ¿Quienes son ustedes?.

Una carcajada resonó entre la inmaterialidad de los espacios.

--- No somos nada. La nada somos todos. Todos formamos el todo, y todo y nada somos nosotros. ¿Te recuerda eso algo?. ¿Acaso no decías que Dios era nada, y como la nada era todo, todo era Dios?.

Una angustia lo invadió. Como un fugaz renacimiento vió pasar todos los instantes de su vida. Las cosas buenas que había hecho pasaban en instantes y al querer detenerlas, estas se desvanecían. En cambio, las acciones perversas, se le revelaban con una lentitud que lo hacía desesperar, y al querer evadirlas, se le presentaban fijas hasta hacerlo estallar en llanto. Esas lágrimas eran como aguafuerte que quemaba sus ojos y sus mejillas provocandole intensos e interminables dolores. Quiso secar el fluído con sus manos y horrorizado vio como éstas se le descarnaban y dolían. Loco de espanto exclamó.

---- QUE... ¿QUÉ CASTIGO ES ESTE?.

---- ¿Quién crees que te castiga?.

---- ¡La divinidad!. Dios me esta castigando por todas mis estupidas acciones.

---- Estas en un error. ¡Tú eres el que te castigas!. ¿Acaso no decias que Dios y tú eran lo mismo?.

---- Dónde.... ¿Donde está Dios?.

---- Estas en Él.

---- Pero no...... no puedo verlo.

---- Jamás lo verás. Formar parte de El debe bastarte.

---- Y.... El hijo del hombre, y...... Buda y Zorohastro. ¿Dónde estan? Vine para encontrarme con ellos.

---- Aqui nadie viene revestido de su nombradía terrena. Puede ser el que ahora te habla o cualquiera de las infinitas luminosidades que has visto por ésta y única vez. Aquí termina la maldad, la bondad, el odio, el crimen, la santidad. Aquí realmente se vive, y de donde vienes se muere.

---- Creo que ya es suficiente tanta alucinación. Solo espero que el efecto del alcaloide se acabe.

---- El alcaloide acabó contigo. Es hora de que observes con lo poco que te queda de sentido material lo que ocurre en tu entorno. ¡Ya estás con nosotros!.

Se vió de pronto suspendido en el vacío y observó su cuerpo tendido en una mesa, mientras figuras humanas nítidas se desplazaban compungidas en su rededor. Vió como retiraban de su cuerpo cánulas y electródos, mientras una enfermera tomaba sus manos y las acomodaba en el pecho, para después, taparlo con una sábana blanca mientras balbuceaba: --- ¡Que Dios te perdone! --- Después, todo se obscureció.

Ya no era nada ni nadie. Se transformó en un punto luminoso imperceptible que acompañaba al todo por los rumbos del infinito. La última experiencia había concluido.

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Gentileza, Dr.Francisco Cifuentes Dávila (México)