Estafas en el mundo cripto: mujeres más cautas, hombres más vulnerables

Ni en bitcoin ni en USDT: lo que revela un nuevo estudio sobre los usuarios en el mundo cripto.

Imágenes Ilustrativas (Freepik)

La expansión de las tecnologías descentralizadas ha transformado por completo el panorama financiero global. Junto con esta transformación, han crecido también los delitos digitales, que encuentran en el ecosistema cripto un nuevo terreno fértil. En este contexto, un reciente estudio del proyecto Mujeres en Bitcoin (MUBIT) pone el foco en cómo los hábitos de los usuarios en el mundo cripto se ven atravesados por cuestiones de género, lo que a su vez impacta en el tipo de fraude al que se exponen, la manera en que responden ante estafas y el rol que ocupan dentro de las plataformas de intercambio.

El informe, realizado en base a encuestas y análisis de comportamiento dentro de exchanges locales, deja en evidencia un patrón ya conocido pero poco visibilizado: la brecha de género en el acceso y uso de herramientas financieras digitales sigue siendo significativa, incluso en un entorno disruptivo como el de las criptomonedas.

El perfil de los usuarios en el país: sólo tres de cada diez son mujeres

Uno de los primeros datos que llama la atención en el informe de MUBIT es la marcada diferencia de género en la participación dentro de las exchanges más utilizadas en Argentina. Solo el 30% de los usuarios activos son mujeres, lo que implica una presencia minoritaria en un espacio donde la toma de decisiones financieras es central.

Este bajo porcentaje, sin embargo, no se traduce en un desinterés por parte de las mujeres, sino que responde a múltiples factores estructurales. Según destaca Daiana Gómez Banegas, fundadora de MUBIT, “las mujeres enfrentan mayores obstáculos para acceder a recursos que les permitan invertir, ya sea por brechas salariales, por asumir tareas de cuidado o por menor exposición a redes de conocimiento financiero”.

En ese sentido, el informe subraya que el 29,8% de brecha salarial de género relevado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene un impacto directo en la manera en que las mujeres se relacionan con las criptomonedas. Esta diferencia en los ingresos se traduce en decisiones más conservadoras y estrategias financieras orientadas a la estabilidad.

Inversión para ahorrar, no para especular

Los datos del estudio indican que el 78% de las mujeres que participan en el ecosistema cripto lo hacen con un objetivo claro de ahorro o resguardo patrimonial. Solo un 22% declaró operar con fines especulativos, en contraste con el comportamiento masculino, donde la especulación ocupa un lugar mucho más relevante.

Esta tendencia responde a una realidad económica concreta: en Argentina, 8 de cada 10 hogares monoparentales están a cargo de mujeres, quienes no sólo sostienen económicamente el hogar, sino que también asumen la mayoría de las tareas de cuidado. Este escenario condiciona su margen de riesgo y las lleva a tomar decisiones financieras mucho más cautas.

“Una mujer que tiene que garantizar el sustento y la seguridad de sus hijos no puede permitirse perder sus ahorros en una operación de alto riesgo. Por eso optan por criptomonedas estables como USDT antes que por activos volátiles como bitcoin”, explica Gómez Banegas.

El acceso al patrimonio cripto también muestra diferencias

El estudio también examinó el perfil de los usuarios con mayor patrimonio dentro de las exchanges, y allí se detectó otra desigualdad contundente: solo 1,2 de cada 10 grandes usuarios son mujeres. Este dato refuerza la idea de que, aunque cada vez más personas se acercan al mundo cripto, el capital continúa concentrado mayoritariamente en manos masculinas.

Para MUBIT, esta diferencia no solo tiene implicancias económicas sino también políticas. “El capital en el ecosistema cripto es poder. Quien más tiene, más acceso tiene a decisiones, a información, a oportunidades. Por eso, necesitamos pensar políticas públicas que corrijan estas desigualdades desde el diseño”, remarcó la fundadora del proyecto.

USDT como refugio ante la volatilidad

Otro dato relevante es que, dentro del ecosistema argentino, solo el 3,99% de las mujeres que actualmente operan con stablecoins como USDT planea migrar a bitcoin en el corto plazo. Esto refleja una preferencia clara por la estabilidad, aún en un contexto tan dinámico como el de las criptomonedas.

La razón de fondo no es técnica, sino estructural: las mujeres priorizan el resguardo del valor de sus activos antes que la posibilidad de obtener ganancias rápidas. En un país como Argentina, donde la inflación erosiona el poder adquisitivo mes a mes, las stablecoins se convierten en una herramienta de protección más que en un vehículo especulativo.

En contraposición, el estudio revela que los hombres muestran una mayor inclinación por activos de alta volatilidad, lo que incrementa su exposición a situaciones de riesgo e incluso estafa.

Estafas digitales: diferentes formas, mismo impacto

El estudio de MUBIT también exploró los distintos tipos de fraude que afectan a los usuarios en el mundo cripto, y allí también se evidencian claras diferencias entre hombres y mujeres.

Mientras que los hombres tienden a caer en esquemas como estafas Ponzi, plataformas de trading falsas o promesas de inversión con altos retornos garantizados, las mujeres son blanco frecuente de fraudes con un componente emocional o relacional.

“Detectamos una modalidad muy repetida en la que el estafador establece un vínculo emocional o de confianza con la mujer, y luego la convence de invertir en una plataforma fraudulenta”, señala el informe. Esta táctica, conocida como romance scam o fraude emocional, apunta a la vulnerabilidad social y emocional de la víctima más que a su ambición financiera.

Lo llamativo es que, aunque los niveles de victimización son similares entre géneros, las mujeres tienden a denunciar más estos casos. Esto puede deberse a múltiples factores culturales: los hombres, en muchos casos, prefieren no admitir públicamente que fueron estafados, por vergüenza o para evitar mostrar debilidad.

Visibilizar para transformar

Para Gómez Banegas, el valor del estudio no reside solo en los datos, sino en la posibilidad de generar estrategias más eficaces de inclusión financiera. Comprender cómo operan los distintos grupos dentro del ecosistema cripto es fundamental para reducir su vulnerabilidad digital.

Diseñar políticas públicas con perspectiva de género no es un lujo, es una necesidad. Solo así podemos garantizar que la inclusión financiera no reproduzca las mismas desigualdades que existen fuera del mundo digital”, afirmó la fundadora de MUBIT.

En esa línea, el proyecto impulsa talleres de formación, campañas de concientización y alianzas con plataformas de intercambio para promover entornos más seguros y equitativos. Su objetivo es claro: democratizar el acceso al mundo cripto, sin que el género sea un factor de exclusión o riesgo.

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Redacción Vida Positiva