El día que empecé otra vida

Retirados antes de los 40, Julio Bocca, Guillermo Vilas, Inés Estévez, Wenceslao Casares y Hugo Mujica debieron replantear su futuro. ¿Cómo evocan hoy ese proceso?
Por Matías Loewy y Cristian H. Savio

20.02.2013 | 22.17

Cuando el más grande bailarín argentino de la historia colgó las zapatillas de ballet, tras 27 años de esforzada y exitosa trayectoria, se despidió en la Nueve de Julio ante decenas de miles de personas, mientras cinco pantallas gigantes de 12 metros cuadrados reproducían cada uno de sus últimos gestos y pasos sobre un escenario. Corría diciembre de 2007 y Julio Bocca, a partir de ese momento, pasaba a ser un "jubilado" de 40 años: una persona que cortaba de golpe la rutina que más amaba y tenía que replantear, en soledad, la otra mitad de su vida.

Bocca armó entonces las valijas y se radicó en Montevideo. Para afrontar la transición, dice, necesitaba "un lugar tranquilo, menos agobiante, sin tanta gente". No por anticipada, la hora del retiro en bailarines y deportistas de élite puede tener un severo impacto. Para algunos psicoanalistas, se trata de la experiencia "potencialmente más traumática" en la carrera de un atleta. Guillermo Vilas, quien también se retiró definitivamente a los 40 años, afirma que lo peor fueron los primeros dos meses: "Nada de lo que había pensado ocurrió. La gente que supuse que me ayudaría a hacer cosas, no apareció". Y se fue a vivir unos años afuera.

Las causas, modos y adaptaciones al cambio de timón son variados. Si en los casos de Bocca y Vilas resultó determinante la edad, a veces operan otras motivaciones. Inés Estévez, Konex de platino 2001 como mejor actriz de la década en TV, resolvió abandonar la actuación en 2006 empujada "por el cambio de valores artísticos en el medio, y a veces la ausencia de ellos". El sacerdote y poeta Hugo Mujica dejó a los 37 años el silencio de un monasterio, asegura, "porque tenía necesidad de transmitir". Wenceslao Casares, el fundador de Patagon y Banco Lemon, a los 30 años abandonó el vértigo de los emprendimientos puntocom y se lanzó con su familia a dar la vuelta al mundo en un velero. "Se lo había prometido a mi mujer y no podía volverme atrás", confía. Volvió tres años después.

El retiro de Casares fue temporario, planificado y, además, mecido por las olas del mar. El ex comandante danés Stefan Rasmussen, en cambio, abandonó la aviación para siempre con poco más de 40 años por un episodio inesperado y dramático que duró cuatro minutos: el lapso transcurrido desde que perdió los dos motores del vuelo 751 de SAS, por hielo desprendido, y el aterrizaje forzoso en un campo de nieve cerca de Estocolmo, en diciembre de 1991. Hubo 92 heridos pero ningún muerto. Y Rassmussen fue celebrado como un héroe.

Sin embargo, Rasmussen había perdido la confianza en su "mejor amigo", el avión, y decidió dejar de comandarlos. Fue "como terminar con el amor de la vida", jura, pero no se arrepiente: "Si las cosas cambian, a veces en segundos, hay que mantenerse calmo y saber aprovechar las nuevas oportunidades que se abren", dice a Newsweek.

El aterrizaje a otras realidades, rutinas y trabajos puede ser más o menos suave. A diferencia de Bocca, Eleonora Cassano se acaba de despedir de la danza clásica, pero se ataja y no descarta volver con otro género. Rasmussen, hoy saxofonista, aporta otro consejo para quienes tuercen el rumbo de su historia: "No se fijen en lo que les digan los demás. Ustedes son los capitanes en el barco de su vida. Ustedes tienen la clave".

* JULIO BOCCA

Radicado en Uruguay, director desde marzo de 2010 del cuerpo de danzas de ese país (el Ballet del SODRE) y flamante "embajador cultural iberoamericano" de Cádiz 2012, Julio Bocca asegura que no tiene nostalgias de su época como bailarín. "No extraño nada", asegura.

¿Cómo lo vivió al comienzo?

Estuve un año y medio sin hacer nada. Me fui a vivir a Uruguay porque necesitaba un lugar tranquilo, menos agobiante, sin tanta gente. Donde podía ir a comprar el pan con un changuito sin que me rodearan. Empecé a disfrutar muchas cosas que durante toda mi carrera no había podido, como estar en casa, sin obligaciones ni responsabilidades…

¿Pero no lo cansó tanta "paz"?

El tiempo fue pasando. Y al final no es que quise volver a bailar, pero sí quería volver a estar relacionado con la danza. Que valía la pena empezar a transmitir todo lo que había aprendido.

¿Qué le entusiasmó de la propuesta de dirigir el ballet nacional uruguayo?

Que podía empezar de cero y armar el proyecto. Me ofrecieron dirigir el ballet del Colón, pero necesitaba un lugar más tranquilo. Es algo personal: tengo fobia de estar con tanta gente.

* GUILLERMO VILAS

No es común que un deportista de élite permanezca en actividad hasta los 40 años, como Guillermo Vilas. Si uno lo ve hoy, casi siempre vestido con camiseta deportiva y shorts, pensará que se trata de alguien que se resistía a la idea de la "jubilación". Pero el más grande tenista argentino de todos los tiempos jura que su retiro "fue muy fácil". "Siempre preveo el futuro, vivo haciendo este tipo de planes. Y tenía una serie de puntos escritos sobre lo que podía hacer después de dejar el tenis, como escribir un libro y otras cosas. Lo peor de todo fueron los primeros dos meses".

¿Por qué?

Porque nada de lo que esperaba se dio. La gente que me decía que podría hacer TV, esto, lo otro, nada: desaparecieron. Ahí me fui a vivir afuera por un tiempo, enseguida. Pero a mi mujer le encanta la Argentina, y cuando volví me trataron muy bien.

¿Tuvo alguna ayuda psicológica?

No. Iba buscando lugares donde me sintiera cómodo. El lugar es lo más importante. Si encontrás el lugar ideal, la gente hace cosas que te gustan. Si no, salís corriendo.

* INEZ ESTEVEZ

Con dos Martín Fierro y un Konex de Platino en sus vitrinas, un amplio consenso entre pares y críticos acerca de su indiscutible talento como actriz y en pleno apogeo de su carrera, Inés Estévez decidió dejar la actuación. "Creativamente me sentía en un punto muerto. Evidentemente era algo interno, un ciclo terminado. La pasión mermó, y la exposición, aunque muy protegida en mi caso, se me hacía insostenible", dice. Y aunque la decisión fue meditada y madurada durante cinco años, hubo un hecho clave durante su último unitario. "Tuve un accidente serio en plena grabación, y me percaté que de haber perdido la vida, no estaba en un momento ni un lugar que dejara satisfecho mi espíritu. Eso fue decisivo". Se bajó del escenario pero siguió ligada a la actuación como docente. "La diferencia es que no estoy expuesta públicamente y me siento mas ideóloga que intérprete", cuenta.

¿Cómo fue madurando la idea?

Me empujó a concretarla el cambio de valores artísticos en el medio, y a veces la ausencia de ellos, tanto en los contenidos como en el elemento humano que lo integraba. Lo trabajé con una terapeuta que me ayudó a posicionarme en ambas orillas: a proyectarme tanto en la posibilidad de seguir actuando, como en la del retiro.

¿Tenía un proyecto inmediato o eso se dio con el tiempo?

El plan era y sigue siendo escribir. Tuve la suerte de que Sudamericana me contratara para dos novelas, La Gracia, que salió en mayo de 2011; y la segunda que está en gateras. Pero el salto siempre es a ciegas. No sabía si iba a poder concretar lo que deseaba.

* WENCESLAO CASARES

Wenceslao Casares, el fundador de Patagon (que luego vendió al Banco Santander por más de US$ 500 millones) y Banco Lemon, a los 30 años tuvo su "break-point": abandonó la rutina frenética de business-plans y emprendimientos y se lanzó con su familia a dar la vuelta al mundo en un velero. Volvió casi tres años después, con un bebé más, otro en camino y la sensación de que la experiencia lo había ayudado a encontrar "en serio" lo que quería hacer con su vida.

¿Cómo lo decidió?

De chico había leído la historia de un adolescente de 15 años que había dado la vuelta al mundo solo, y siempre quise hacer lo mismo.

¿Cuáles eran sus miedos?

El principal era quedar "desencajado" profesionalmente: me preocupaba mucho perder oportunidades. En ese entonces vivía para trabajar: en una semana podía tener reuniones en Miami, Madrid, Frankfurt, Nueva York y San Pablo. Pero se lo había prometido a mi mujer y no podía echarme atrás.

¿Qué le dejó la experiencia?

Me vino muy bien para reflexionar. A cualquier persona en transición le recomiendo encarar algo que no tenga nada que ver con el trabajo: viajar, tocar un instrumento, hacer tarea social, lo que sea. Esa "distancia" ayuda a alinear los proyectos y a tomar mejores decisiones. El viaje me hizo encontrar en serio lo que quería hacer con mi vida.

* HUGO MUJICA

Hugo Mujica dice que tuvo tres nacimientos a lo largo de sus 70 años, todos ellos caracterizados por un lenguaje distinto. "En la Argentina nací a la vida y me dieron la lengua materna; a los 19 me fui a Estados Unidos, tuve que aprender una lengua y nací a mí mismo, me tuve que hacer cargo de mi vida", dice sobre su paso por la Nueva York de los ’60 como artista. "Sex, drugs and rock and roll", lo define él. Entonces llegó su primer gran cambio: a los 29 ingresó a un monasterio de la Orden Trapense, donde permaneció por 7 años. "En el monasterio tuve otro lenguaje: el silencio. Y ahí nací a la poesía".

Así comenzó la cuarta etapa de su vida, poco antes de los 40. En España llaman a su estilo "poesía del silencio", lo cual denota la influencia de esos años en el monasterio. Pero si decidió salir y cambiar, fue porque tenía "una necesidad de transmitir".

¿Qué fue lo primero que hizo cuando salió?

Estuve un tiempo en Europa y después me fui diez meses al campo en la Argentina, a vivir solo. Escribí mi biografía, y la tiré. Me di cuenta de que necesitaba contarme mi vida a mí mismo. Y creo que salí siendo otro que el que había entrado. Entré de un mundo convulsionado y cambié la visión de la vida.

¿Algo permanece, además del estilo poético del silencio?

Creo que sigo siendo un monje urbano, estoy marcadísimo. Me alimento de la soledad y el silencio. El silencio es la necesidad de hondura, y eso es constitutivo de mi vida.

¿Y hay lugar para otro cambio, una nueva etapa?

En algún lugar de mi fantasía sigo esperando. Uno vive dentro de una forma, que lo abarca. Por ahí la vida me tiene reservada otra forma.

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Fuente: http://newsweek.infonews.com/