La adicción al trabajo es perjudicial para la empresa

Aunque los empleados "workaholics" sean muy productivos y gente valiosa para la empresa en un primer momento, a largo plazo son perjudiciales en la estructura de funciones, creando más perdidas que beneficios.

El exceso de trabajo puede ser mortal y una de las más célebres víctimas fue el Primer Ministro japonés Keizo Obuchi, quien falleció en el 2000 por causas atribuibles al Karoshi o exceso de trabajo.

Al respecto, el especialista inglés Adrián Cole asegura que en Japón, 10% de las muertes masculinas están vinculadas a la actividad laboral.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los rasgos clásicos de los adictos al trabajo son variables: perfeccionismo, necesidad de sentir que tienen el control, baja autoestima y preferencia por el trabajo individual más que en grupo. Y pueden permanecer así durante muchos años sin darse cuenta de su adicción y sin hacer nada para solucionarlo.

Lo más común son las largas jornadas de trabajo, muchas veces sin necesidad, aunque según el terapeuta un adicto puede estar cumpliendo habitualmente un horario normal de sólo ocho horas, pero en sus momentos de descanso en casa, en realidad está pensando en el trabajo.

Según la doctora Ana L. Nogales, especialista en la materia, muy frecuentemente estas personas desarrollan problemas médicos como alta presión, dolores musculares, acidez estomacal y hasta problemas del aparato circulatorio y respiratorio.

El adicto al trabajo también ve erosionadas paulatinamente sus relaciones personales, pues se siente demasiado exigido por sus familiares o parejas sentimentales, además de que sus compañeros de trabajo lo critican, no por envidia como él cree, sino por una autoimpuesta sobreexigencia.

Roberto Pinto, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Trabajo, sostiene que la característica habitual es que los adictos al trabajo “quieren controlar todos los ámbitos laborales, interiorizarse de todo y ser los primeros, dejando de lado los aspectos éticos y morales básicos. Pueden llegar a trepar aún por encima de los cadáveres de los demás”.

Cómo identificar a un adicto al trabajo

  1. Toda la problemática de la empresa se la toman personal, negocian todo, aún su propia persona, su moral y su ética.
  2. Cuando logran cargos de jerarquía, se deshumanizan y confunden los objetivos personales con los de la empresa, aplicando medidas imposibles de tolerar por el resto del personal.
  3. Trasladan la problemática de la empresa a sus casas hasta en los fines de semana y las vacaciones. Y siguen trabajando y soñando con estar por encima de los demás.
  4. Alteran en general su vida de padres y/o pareja porque priorizan ante todo su trabajo.
  5. Pueden llegar a tener alteraciones sexuales, tornándose fríos en su relación.
  6. Descompensan su alimentación porque pasan muchas horas sin comer debido al trabajo y de pronto comen en exceso para compensar y/o festejar logros laborales.
  7. Pueden caer en el abuso de psicofármacos para seguir un ritmo laboral desgastante, tomado estimulantes de día para estar bien despejados, y sedantes nocturnos para poder dormir.

Las empresas ante la adicción al trabajo

En un principio las empresas que contrataban a un adicto al trabajo estaban encantadas por su productividad y por la ausencia de problemas laborales que tienen estos sujetos. Sin embargo, recientes estudios sobre recursos humanos han demostrado que no es buena política tener en plantilla a los adictos al trabajo, pues aunque sean muy productivos y gente valiosa para la empresa en un primer momento, a largo plazo son perjudiciales en la estructura de funciones, creando más perdidas que beneficios.

Todos conocemos a alguien que se mata trabajando y que nunca cambia de sitio, ni de escalafón. De momento no hay problemas, pero inevitablemente más tarde saldrá la mala salud o un colapso. O peor todavía, si nuestro hombre tiene un cargo de responsabilidad, en su afán ciego de tener más poder, puede cometer un error que genere grandes perdidas a la empresa.

Además hoy en día los gabinetes de RR.HH prefieren a personas más equilibradas con mayor continuidad en la empresa, sin presentar cuadros de un posible ataque cardiaco como estos adictos.

El ámbito laboral de hoy prefiere personas que tengan un alto desarrollo de inteligencia emocional, empatía y capacidad de trabajar en equipo. Actualmente son las mismas empresas las que dan cursos, seminarios o ayuda psicológica a sus empleados; como mejora de sus funciones.

Por Matías Russo

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