4 tipos de apego emocional y 3 pasos para superarlo

¿Revives una y otra vez situaciones intensas a partir de un recuerdo, una canción o lo que fue algún vínculo, trabajo o aspectos de tu vida?

¿Se despierta algo que permanece inconsciente cuando te encuentras con alguna persona que te marcó de alguna forma, en positivo o negativo? ¿Tienes la sensación de que no podrás vivir sin esto o aquello por lo que supuestamente te genera esa experiencia? Estás frente a un apego emocional, basado en vínculos afectivos de naturaleza social que presuponen en tu interior la búsqueda de cuidado, bienestar y seguridad.

El apego es natural en los seres humanos, por cuanto conforman parte de la red de vínculos y vivencias que desarrollamos.

Sin embargo, el apego afectivo a veces puede ser dañino e impedirte crecer, por cuanto limitas tu vida y tus niveles de experiencias a “eso” en lo que te quedaste anclado internamente. Entonces puede aparecer el sufrimiento, la nostalgia, la frustración por no tenerlo más, y la ansiedad porque hay una separación entre el presente y lo que me gustaría que aún permanezca.

Especialmente en personas que han sufrido algún tipo de pérdida, o han sido o se han sentido abandonadas o dejadas de lado, la figura interna del apego se establece con esa figura interna desde la primera infancia, que, bien conducida, garantizaba protección y equilibrio emocional.

Cuando una persona se ha sentido querida y cuidada, no vulnerada y acompañada, es natural que aparezca esa figura de apego en un sentido positivo.

Sin embargo, cuando ha ocurrido todo lo contrario por vivencias desde niño, quedan marcas y heridas emocionales, donde se tiende a sustituir esa ausente figura de apego por cosas, relaciones, situaciones, diálogos, canciones y recuerdos -sólo a modo de un ejemplo rápido-, buscando de alguna forma compensar lo que ha faltado en los primeros años.

El apego como indicio de la cultura social

El estilo de apego que se desarrolla desde el año de haber nacido, aproximadamente, determina algunas pautas para predecir en parte cómo puede ser la conducta social de la persona. Por ejemplo, hay unas investigaciones como las de Waters, Wippman y Sroufe (1979) que demostraron que niños de 3 a 6 años que tenían un mayor nivel de competencia social habían sido bebés con una figura de apego seguro, o positivo. Se presupone que eso los ha formado más fuertes en ese rasgo de competencia personal.

El apego bien conducido lleva a fortalecer la autoestima, la comunicación y la empatía, modelo que, como basal que es de la estructura de la personalidad, se replicará durante la vida de juventud y adultez.

¿Qué sucede si hubo un apego inseguro? Es probable que sea en parte el desencadenante de una conducta insegura, o agresiva, hostil y de postura de defensa desde niños.

4 tipos de apego emocional

En términos generales, la ciencia de la conducta humana ha identificado al menos cuatro tipos de apego, todos desarrollados alrededor del primer año de vida:

3 pasos para superar el apego

Sin pretender que esta nota sea concluyente, desde una perspectiva del desarrollo personal el límite del apego podría estar marcado por el sufrimiento: si se sufre, es un límite que quizás haya que elaborar de otra manera.

El proceso de soltar los apegos emocionales puede ser lento, aunque si lo practicas conscientemente con perseverancia, podrás empezar a desplegar tu máximo potencial, logrando así un mayor nivel de autenticidad en quien eres: es decir, pararte mejor en ti mismo.

Daniel Colombo
Facilitador y Master Coach Internacional especializado en CEO, alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; motivador; autor de 28 libros y comunicador profesional.

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Por Daniel Colombo | @danielcolombopr

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