Los 5 gestos que delatan la mentira

Todos mentimos, eso está claro. Algunos más, otros menos. Algunos nos escudamos en que la mentirilla fue piadosa, pero no deja de ser una mentirilla.

Los adultos vivimos en un sistema donde muchas veces la mentira es una forma de supervivencia emocional. Pero no siempre fue así.

Nuestra naturaleza nos hace haber nacido con la VERDAD. Nadie nace sabiendo mentir. Es más, nacemos con un SÍ interior donde nada es malo y nada es bueno hasta que alguien nos dice qué es malo y qué no. Padres, familia, colegio, sociedad. Ahí vamos adquiriendo la necesidad de cubrir errores, de que no nos regañen, o intentamos no hacer sentir mal a alguien con nuestra sinceridad, aprendiendo a dibujar la verdad por diplomacia. Pero nuestro cuerpo sigue con su naturaleza de necesitar decir siempre la verdad.

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Entonces se produce un ruido en nuestra comunicación interior, nuestra mente y nuestra boca que está mintiendo. Esa disociación entre mente y palabras, se expresa a través de nuestros gestos. NUESTRO CUERPO NECESITA DECIR LA VERDAD SIEMPRE. Entonces se vuelve nuestro peor enemigo, y lo evidencia de una forma u otra.

Cuando duda la mente, se estremece el cuerpo

Todas las mentiras, incluso las piadosas, generan una reacción psicofisiológica

Al detectar el estrés que genera el hecho de engañar, se altera el lenguaje no verbal:

  1. Rostro y Nariz: Como hay nerviosismo por mentir y nuestro cuerpo se incomoda, los vasos sanguíneos se llenan de sangre por que detectan stress, por lo tanto, los puntos neurálgicos más importantes que están en el rostro, se enrojecen y dan la sensación de que pican, (algunas personas hasta se sonrojan), allí es donde hacemos un típico golpecito en la punta de la nariz, o la tocamos varias veces, o la rascamos, también nos tienta rascarnos los costados el cuello, (generalmente lo rascamos inconscientemente tres veces exactas).
  2. Boca: De alguna manera estaremos tapando la boca inconscientemente para que la mentira no salga, tal vez pasando la mano por la boca una o varias veces con la mano, un dedo, varios etc., cerrando y apretando los labios, antes o después de decirla, mordiéndose algunos, y otros con una sonrisa falsa levantando la comisura de los labios, o como el cuerpo encuentre la manera. Algunos se apresuran al hablar para que la mentira pase rápido; otros hablarán en forma más pausada que lo habitual, generalmente darán mucho detalle para hacer la mentira más creíble, y hasta puede manifestar un exceso de amabilidad como para hacer notar que todo está en orden y convencer.
  3. Ojos: Los ojos también colaboran, como nuestro cuerpo no quiere mirar a la víctima, bajará la mirada, por momentos, pestañará muchas veces más de lo normal, otros cerrarán los ojos por períodos más largos, para no ver. En algunos casos se rascarán un ojo, como si le molestara algo dentro.
    Se puede producir también la mirada errática, que es mirar hacia los costados, un lado y otro intermitentemente. El mentiroso mirará el entorno, la gente de alrededor etc., para no fijar la vista en los ojos de otro.
    Para otros, la necesidad de que le crean será tan grande, que mantendrá la vista fija casi sin pestañear en la persona que tiene enfrente, para tratar de que su atención se centre en creerle. Es probable que por mentir, se le contraiga la pupila, sin efecto de la luz del lugar.
  4. Respiración: Como se seca la garganta por los nervios, se elevará el tono de voz, y se hará más agudo sutilmente, puesto que nuestras cuerdas vocales también son músculos y se tensionan, dejando pasar menos aire de lo normal, no se olviden que no estamos respirando con tranquilidad. También se puede generar sudoración excesiva en manos, pies, o axilas.
  5. Cuerpo: Habrá mayor movimiento de la cabeza y de piernas, sobre todo si está sentado. Podrá haber jugueteo con los anillos puestos, o con cualquier elemento que tenga a mano para descargar tensiones.

Este informe también sirve para detectar qué tan incómoda se encuentra una persona en una situación y no lo puede expresar por diplomacia, respeto, miedo al rechazo, miedo a la represalia, etc. El no poder decirlo también resiente al cuerpo, casi como una mentira.

Pero atención: hay muy buenos mentirosos que viven engañando, por lo tanto, ya tienen incorporados los gestos y se volverá más difícil detectarlos. Ya en esos casos tan profesionales, no podremos ayudarte.

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Gentileza, María Belén Castellino, Especialista en Oratoria y Kinésica | IG: @belucastellino