Efecto Mandela y redes sociales

¿Por qué cada vez más personas adoptan recuerdos compartidos como si fueran propios?

El Efecto Mandela es un fenómeno que la ciencia se encuentra en vías de descifrar, y que está relacionado con ese inconsciente colectivo del que hablaba el psicólogo Carl Gustav Jung allá por principios del siglo XX. Este intrigante y extraño fenómeno está empezando a llamar cada vez más la atención en distintos círculos en los últimos años, entre otras cosas por su magnificación a raíz del uso masivo de internet y, más concretamente, de las redes sociales.

Para los que aún no estén familiarizados con el fenómeno en sí, el Efecto Mandela se refiere a la aparente discrepancia entre los recuerdos individuales y la realidad, como nos indica en este artículo ExpressVPN. Esa discrepancia se repite en personas diferentes, independientemente de sus experiencias subjetivas. El término fue acuñado por primera vez por la bloguera Fiona Broome, y tuvo su origen en una supuesta memoria colectiva errónea que la propia autora vivió en sus carnes. El error tenía que ver con el recuerdo acerca de las circunstancias que rodearon a la muerte de Nelson Mandela. A pesar de que Mandela falleció en 2013, muchas personas —Broome incluida— afirmaban recordar que su muerte había tenido lugar mucho antes, en la década de 1980, durante el periodo que el activista sudafricano pasó en la cárcel. A raíz de esto, empezó a apreciarse que el fenómeno se extendía a otros recuerdos compartidos, como eventos históricos o detalles de películas, libros, marcas y logos, personajes del mundo del cine, o programas de televisión, entre otras cosas.

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El Efecto Mandela pone de manifiesto que el origen de esos recuerdos falsos tiene que estar impulsado por el entorno, y no estar basado, como se podría pensar de antemano, en las experiencias individuales del mundo. A pesar de que aún es necesaria mucha más investigación para traer luz al respecto, el hecho de que este fenómeno exista puede abrir nuevas vías de investigación en ámbitos dispares: desde la neurociencia hasta la sociología, pasando por la psicología, e incluso la espiritualidad.

En cuanto al papel que desempeñan las redes sociales en la propagación y amplificación de este efecto, vemos que la colisión de ambos fenómenos ha provocado en nuestra era digital una difusión masiva de información errónea que ahora un amplio porcentaje de la sociedad considera verídica.

¿Cómo contribuyen exactamente las redes sociales a impulsar, amplificar y expandir este fenómeno y sus repercusiones?

Por un lado, uno de los principales responsables de la amplificación del fenómeno es la viralidad que permiten estos medios. Las redes sociales son como un enorme altavoz a través del cual la información se propaga rápidamente. Cuando alguien comparte un recuerdo alterado o una experiencia relacionada con el Efecto Mandela, éste puede alcanzar una audiencia masiva en cuestión de horas. Además, es mucho más fácil difundir imágenes, mensajes o informaciones falsas que, sin el adecuado análisis, contraste y filtro, pueden permanecer como una falsa verdad en la mente de muchos usuarios.

Las redes sociales, por otra parte, permiten que las personas se reúnan en grupos y comunidades con intereses similares. Dentro de estos grupos, los usuarios comparten y comparan sus propias experiencias, creando un sentido de validación y apoyo mutuo. Los algoritmos que usan estos servicios, con su papel a la hora de mostrar y ampliar determinado tipo información para favorecer la interacción, juegan un papel destacado en este sentido. Todo ello puede contribuir, tanto a amplificar las conversaciones relacionadas con el Efecto Mandela, como a generar y ahondar en recuerdos falsos relacionados con este fenómeno.

El aumento de la participación y la interacción entre usuarios que fomentan estas plataformas explica que cada vez más personas adopten recuerdos erróneos compartidos por otros usuarios como si fuera suyos propios. Esto tiene el potencial de generar una especie de memoria colectiva alternativa que algunos han llegado a asegurar que supone el inicio de una nueva era, la era de la posverdad.

La expansión del Efecto Mandela, azuzado por la creciente interacción que genera en las redes sociales, nos muestran, en definitiva, cómo la información puede viajar de rápidamente en la era digital, así como su potencial a la hora de moldear la percepción colectiva. Sea como fuere, ser conscientes de estos fenómenos y sus consecuencias puede estimularnos a explorar el pensamiento crítico y a verificar la información antes de aceptarla como verdadera en un entorno en el que es cada vez más difícil saber qué es verdad y qué no lo es.

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