Albert Sabin, el hombre que descubrió la vacuna contra la polio

El descubrimiento de la vacuna oral para combatir la polio ha permitido erradicar del planeta prácticamente ese mal, considerado desde la antigüedad como una lacra de la humanidad.
Dr. Albert Sabin

Albert Sabin, un microbiólogo polaco de origen judío que emigró hacia EEUU por el hostigamiento nazi, revolucionó a finales de la década de 1950 la medicina al descubrir la vacuna contra un mal que cobraba la vida de millones de personas: la poliomielitis.

El descubrimiento de la vacuna oral para combatir la polio ha permitido erradicar del planeta prácticamente ese mal, considerado desde la antigüedad como una lacra de la humanidad.

El 26 de agosto 2006, se cumplieron cien años del nacimiento del científico estadounidense de origen polaco.

Desde su descubrimiento, la incidencia de esta enfermedad en el mundo se ha reducido en más del 99 por ciento y se ha erradicado de occidente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que en 2005 la poliomielitis afectó a 1.951 personas en todo el mundo.

Los países más afectados fueron Nigeria, con 802 nuevos casos; Yemen, con 478; Indonesia, con 303 y Bangladesh con 185.

La OMS lanzó en 1988 una campaña mundial de erradicación de la polio que pretendía acabar con la enfermedad para el año 2000.

Desde entonces, el número de países afectados ha pasado de más de 125, en aquel momento, a 16, en 2005.

La poliomielitis es una enfermedad viral, que se contagia entre las personas a través de sustancias contaminadas con excrementos humanos, que históricamente ha causado estragos en la población mundial.

El virus de la polio ataca el sistema nervioso y puede causar parálisis temporal o permanente e incluso la muerte, y especialmente se ceba en niños, mujeres embarazadas y ancianos.

La importante reducción en las tasas de polio de las últimas décadas ha sido consecuencia directa de la vacuna oral descubierta a finales de la década de 1950 por el microbiólogo Sabin, que se comenzó a impartir a los niños diluida en un terrón de azúcar.

Nacido en Byalistok (Polonia) el 26 de agosto de 1906 y de origen judío, se vio obligado a huir de su país por el antisemitismo en 1921, año en que emigró con su familia a Estados Unidos.

Nueve años después obtuvo la nacionalidad estadounidense y en 1931 se licenció en Medicina por la Universidad de Nueva York. Fue en sus años universitarios cuando comenzó a investigar sobre la polio.

Entre 1935 y 1937 trabajó como profesor asociado en el Instituto Rockefeller y a partir de 1939 se convirtió en profesor pediátrico en la Universidad de Cincinnati. Sus investigaciones tomaron como punto de partida el trabajo desarrollado por el científico Jonas Edward Salk, quien, tras cultivar en su laboratorio los tres tipos de virus de polio conocidos, desarrolló una vacuna inyectable y a base de virus muertos, que se convirtió en la primera vacuna antipoliomielítica.

Sabin echó abajo la teoría que sostenía que el virus infecta el cuerpo humano por medio de las fosas nasales al demostrar que éste lo hace a través del sistema gastrointestinal para después extenderse por la sangre.

Por este motivo desarrolló una vacuna oral con virus vivos debilitados que resultó ser más eficaz que la vacuna inyectable de virus muertos de Salk, pues permitía la inmunidad durante un período de tiempo más largo.

La vacuna oral de Sabin fue probada con éxito por la OMS desde 1957 en niños de Rusia, Holanda, Chile y Japón.

En 1963 sustituyó a la vacuna de Salk, que había comenzado a emplearse en 1955, si bien su difusión en el mercado estadounidense no llegó hasta 1961.

El científico, nombrado profesor emérito de la Universidad de Cincinnati en 1971, renunció a sus derechos de patente con el fin de facilitar la difusión mundial de su descubrimiento lo antes posible.

Fallecido en 1993, nunca recibió el Premio Nobel de Medicina, que en 1954 fue otorgado por estudios vinculados a la poliomielitis a John Enders, Thomas Weller y Frederick Robbins.

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