Un Maestro de Muchas Vidas

Sus libros han sido traducidos a 35 idiomas y son bestseller en todo el mundo. Con una carrera profesional y académica intachable, el psiquiatra Brian Weiss dio un giro: investiga sobre la reencarnación y las técnicas de regresión que llevan a vidas pasadas.

NOTA ORIGINAL PUBLICADA EN LA REVISTA EL PLANETA URBANO, SECCION PLANETA-X

Con un título obtenido en Yale, importantes membrecías y varios cargos académicos, Brian Weiss parecía tener todo bajo control. Sin embargo, dejó atrás una línea de trabajo en la que había alcanzado fama y reconocimiento para adentrarse en una dirección distinta. Fue criticado por colegas, quienes lo llevaron ante comités de censura e intentaron quitarle el título. Sus múltiples contribuciones a la ciencia nada le valieron a la hora de ser juzgado por el establishment de la psiquiatría. Pero sus logros en su nueva rama de investigación sobre vidas pasadas y reencarnación lo hicieron famoso en todo el mundo.

Desde entonces ha realizado muchas presentaciones y conferencias; y actualmente ofrece talleres vivenciales y profesionales que enseñan a la gente y a los terapeutas sobre las técnicas de hipnósis y regresión a vidas pasadas. Las mismas técnicas que han ayudado a pacientes a desbloquear traumas y problemas originados en vidas anteriores.

El antes y después en la vida de Weiss comenzó con Catherine, una paciente que bajo hipnosis recordó quién y qué fue en previas existencias. Así nació el interés por profundizar en las técnicas de regresiones hipnóticas y entender cómo encarnaciones anteriores pueden sanar traumas.

¿Cuál es la diferencia entre el antes y después de la experiencia Catherine en Brian Weiss?

Los grandes cambios se dieron en lo emocional y en lo espiritual. Antes de Catherine era muy excéptico sobre la reencarnación, la existencia de potenciales psíquicos, y no sabía mucho sobre las corrientes de la llamada parapsicología.

Después de Catherine hubo cambios profundos en mi persona, mis valores y forma de ver la vida cambiaron. Comencé a descubrir que hay vida después de la muerte y además tomé consciencia de la existencia de múltiples dimensiones.

Aprendí que no tiene sentido acumular cosas materiales ni perder tiempo en conseguirlas. Empecé a darle importancia a la existencia del alma, al espíritu, la consciencia, porque es lo que permanece después de la existencia física. Esto te lleva irremediablemente a cambiar la forma en que ves la vida y la muerte, además de transformar para siempre tus costumbres.

¿Por qué este conocimiento no forma parte de la ciencia tradicional ni de la educación?

El problema es que la ciencia debe comprobar para decretar y estos temas se encuentran en terrenos fuera de los dominios de la ciencia. Existen muchas mentes cerradas, sin contar los poderosos intereses que por conveniencia no aceptan o convalidan las investigaciones. El poder está tan concentrado que solo hacen falta unas pocas personas para arruinar el trabajo y la opinión de muchos. A pesar de que existe gente de importancia y relevancia que cree, lo afirman a puertas cerradas sin tomar consciencia de la consecuencia de sus acciones, o de los cambios que producirían si lo afirmaran públicamente.

Si la reencarnación es real, eso implica que siempre volvemos a este planeta. Entonces, ¿qué clase de planeta nos dejamos a nosotros mismos? Seguramente volveremos a nacer en una situación de caos, en un mundo contaminado con menos recursos y una mayor cantidad de objetos inútiles para nuestro aprendizaje real.

¿Por qué actuamos de esta manera? ¿Por qué ignoramos todos estos problemas? Por ejemplo, muchos hombres en las esferas de poder son conscientes del problema del calentamiento global y de la responsabilidad del comportamiento humano, pero nada de lo establecido se modifica como para producir un cambio real y efectivo.

Si existe un colectivo de almas que reencarnan numerosas veces, si el planeta fuera una escuela y estas almas sus alumnos, que vienen a aprender una lección, ¿por qué olvidamos lo aprendido y creamos una realidad imperfecta del mundo?

El libre albedrío y el destino coexisten. En esta escuela “planeta” aprendemos a través del libre albedrío, lo cual genera concecuencias que van conformando el destino y la causalidad.

Si bien cuando no estamos dentro de un cuerpo y somos entidades espirituales tenemos consciencia de la real situación del planeta, no podemos desde la existencia extracorporal interferir en el libre albedrío. Cuando estas almas “observadoras” se reencarnan dentro de un cuerpo y comienzan a manifestarse en la realidad del plano físico tienden a olvidarse de lo que sabían y, muchas veces, hasta para qué vinieron a este mundo. Al encarnar todo empieza de nuevo y es en su nueva existencia en donde deben demostrar si aprendieron la lección de vidas pasadas.

¿Cuál sería el verdadero objetivo de la existencia?

Todos debemos aprender y adoptar en nuestra vida -presente o futura- que la violencia y la destrucción no es coherente con los objetivos finales evolutivos del espíritu. Tal vez nos lleve muchas vidas y debamos transitar por varias escuelas para aprenderlo. Es factible que en esta tercera dimensión, que sería la escuela llamada Tierra, no lleguemos nunca a comprender la totalidad de la existencia. Tal vez existan múltiples niveles dimensionales o múltiples Universos que sirvan a su vez como niveles de aprendizaje. Existe un espectro de posibles futuros planetarios que se darán en base a nuestras desiciones y acciones colectivas de hoy.

Hay indicios de que estamos cerca de finalizar un ciclo de 26.000 años, que se completaría en el año 2012 aproximadamente. Podríamos estar frente al final de un ciclo evolutivo como especie, lo que las profecías llaman “el final de los tiempos”. ¿Piensa que esto es posible?

Muchos de estos ciclos, que son en realidad periodos astronómicos, son reales. Pero a veces las personas toman las fechas de forma literal, por ejemplo un ciclo de 26.000 años podría tener un error de medición de muchos años o tal vez siglos. No creo que se sepa exactamente cuándo comenzó este ciclo actual, por lo tanto tampoco se sabría cuándo terminaría. Igualmente, es posible que existan estos ciclos y que sirvan como evaluaciones colectivas de los habitantes de los planetas involucrados en el proceso de aprendizaje. Para el Universo, 26.000 años es algo insignificante en el contexto del tiempo cósmico, tal vez sea como la espiración e inspiración de Dios. Quizá la respiración del tiempo sean infinitos ciclos de nacimiento y muerte que conforman la naturaleza de la eternidad.

Creo que la gente no debería vivir condicionada por el fin de un ciclo porque va en contra del libre albedrío. Lo más importante es tomar consciencia que el espíritu es inmortal y los 26.000 años representen algo así como una milésima de fracción de segundo en su existencia infinita; o tal vez el tiempo no signifique nada porque en su espectro de manifestación el tiempo no exista.

¿En su último libro +Muchos cuerpos, Una Misma Alma+ presenta la idea de que tal vez no se trate de muchas almas en muchos cuerpos, sino una única alma habitando en diversos vehículos físicos?

Hablamos de evaluaciones colectivas o individuales en términos de comprensión humana. Pero ¿qué pasa si todos juntos fuéramos un alma y no un conjunto de almas? ¿Qué pasaría si el concepto de separación e individualismo fuera solamente una ilusión? El significado del título de mi último libro encierra el concepto de Plotino: “Una única alma late en muchos cuerpos”. El alma humana es idéntica a sí misma. Así, lo que cualquier ser humano haya vivido en cualquier época podría ser algo accesible para ti y para mí. ¿Qué pasaría si lo que Carl Jung llamó “el inconsciente colectivo”, o lo que Edgar Cayce conoce como “registro akásico” fuera, en realidad, el conocimiento de todas nuestras almas conformando un conocimiento único perteneciente a una sola alma? Algo así como una gota que junto a otras conforman un mismo océano.

Entonces, ¿toda la existencia habría sido creada para que un único espíritu se manifieste y se autoexperimente en la multidiversidad y la multiplicidad?

Es difícil tratar de comprender esto que involucra la manifestación de Dios mismo. Quizás es demasiado complejo para que nuestras mentes siquiera lo intenten razonar, porque nosotros no podemos antropomorfizar a Dios, darle forma y tratar de comprenderlo desde nuestro insignificante pensamiento. En mi trabajo encuentro a Dios todo el tiempo. El está presente en cada uno de mis pacientes, en cada cosa; pero no tiene la imagen de un “señor mayor” sentado en un trono sobre una nube. Lo percibo como una energía todopoderosa de enorme compasión y de amor, que se aloja en cada una de las células de nuestro ser. Para evolucionar debemos reconocer a Dios en nostros mismos y aceptar su energía primordial: el amor.

¿La existencia misma sería energía y su estado más puro sería el amor?

Todos nosotros y cada cosa es energía. Nos diferenciamos por estados de vibración; por eso a mayor vibración, mayor energía. A mayor energía estaremos más cerca del amor y de Dios. Pero mayor evolución racional y tecnológica no significa estar más cerca de la evolución espiritual -que es la esencia de la evolución-.

En sus libros habla de “maestros” -a quienes podríamos denominar “celadores” de esta escuela Tierra- que guían nuestra existencia ayudándonos a evolucionar por el camino correcto, pero en la realidad no han tenido muchos seguidores. ¿Qué papel jugarían estos maestros?

La diferencia entre ellos y nosotros tiene que ver con el nivel de sabiduría. Los maestros han aprendido todo lo que debían aprender en este plano, pero se reencarnan voluntariamente sin necesitarlo para ayudar a la humanidad. Nosotros también somos potenciales maestros porque nuestra esencia es la misma que la de ellos. A pesar de todo lo que sucede actualmente en nuestro planeta, es una escuela maravillosa y sería una pena que se destruya. Debemos entender que la Tierra es una escuela de una sola aula. Todos estamos juntos. Lo cierto es que muchos de los alumnos olvidan que están en la escuela para aprender y se dedican a cosas que desvían no solo su propósito, sino que también el de los demás. Muchos olvidan lo que los maestros nos enseñaron.

Bajo el libre albedrío y esta programación cósmica donde encarnamos y olvidamos lo que fuimos en vidas pasadas, ¿su actividad de retrotraer a pacientes a vidas pasadas no va en detrimento de estas leyes y programaciones celestiales?

Sí, pero llegado el punto crítico que alcanzó la civilización es necesario. La tecnología avanzó tan rápidamente que se formó una brecha muy marcada con respecto a la evolución espiritual. Ahora es el momento de trabajar para achicar esa distancia. Estamos autorizados a acelerar el programa de estudio.

¿Quién lo autoriza?
(…silencio)

¿Cree que existen otras civilizaciones de seres no terrestres experimentando procesos similares al nuestro en otros mundos o planos de existencia?

Creo que existe vida en otros planetas y también en otras dimensiones. Fui invitado por el desaparecido psiquiatra de Harvard y premio Pullitzer, John Mack -que convalidó mis investigaciones- a un congreso en el cual presenté los testimonios de pacientes que aseguraron, bajo hipnosis, haber tenido no solo contacto con seres extraterrestres, sino que también declararon en vidas pasadas haber habitado otros mundos. Debatimos el tema con el reconocido astrónomo Carl Sagan, quien no cree en la existencia de vidas pasadas. Pero todos coincidimos que de existir civilizaciones avanzadas, éstas deberían o deben tener un total respeto por el libre albedrío y desarrollo de civilizaciones como la nuestra, que se hallan en la búsqueda de un camino de superación.

¿Podría profundizar en las experiencias de sus pacientes en relación a extraterrestres?

Bajo hipnosis, algunos de mis pacientes han declarado que estuvieron en contacto con varios tipos diferentes de entidades extraterrestres que se encuentran cerca de la Tierra. A pesar de tener tecnología avanzada describieron que no todos tienen el mismo nivel de sabiduría. Parece ser que los más avanzados actúan como vigilantes de nuestro planeta, y sin que nosotros sepamos ponen a raya a los menos avanzados, para que no interfieran en nuestros asuntos.

En su último libro usted relata el caso de un paciente llamado Patrick que…

Sí, en una regresión recordó que hace sesenta mil años su espíritu, encarnado en otro planeta, formó parte de una migración hacia la Tierra. Relató cómo fue recibido en nuestro planeta por seres de migraciones anteriores, procedentes de otros sistemas solares que se mezclaron con los seres humanos. Al reencarnar en la Tierra fomentaron la evolución de nuestra especie. Según recordaba Patrick, su trabajo en esa vida fue almacenar y preservar el conocimiento y registros escritos de su raza en otro mundo. El tesoro cultural se encontraría aún escondido en regiones subterráneas de la Tierra, a la espera de un momento evolutivo de la civilización en el cual pueda ser comprendido y sea de utilidad para el hombre.

Existe la posibilidad de que todos -en algún momento- hayamos migrado de otros mundos y reencarnado en éste. Tal vez en un futuro debamos pasar por otros mundos y por otras dimensiones.

Supongamos que la civilización entera fuera a fracasar, tomemos el ejemplo de la Tierra como una escuela y nosotros sus alumnos. ¿Qué es más importante, la escuela o los alumnos?

Los alumnos somos inmortales porque en esencia somos espíritus que no mueren. La vida sobre el planeta puede llegar a colapsar, pero como ya sucedió anteriormente, éste sobreviviría y se regeneraría adaptándose a nuevas condiciones. Probablemente como evolución genética y como especie desapareceríamos, pero como nuestros espíritus son eternos existe la posibilidad de reencarnar en otro planeta o en otras dimensiones.

¿Cree en evoluciones cíclicas donde todo empieza y debe terminar de manera catastrófica, como lo promulgan muchas profecías y textos mitológicos antiguos?

En numerosas regresiones de mis pacientes he notado que varios recuerdan haber estado encarnados en tiempos de la Atlántida. Dicen que están dadas las mismas condiciones que por entonces, como si ellos nos quisieran decir o hacer algo. Actualmente existe una tecnocracia sin conciencia y alejada de un crecimiento espiritual, al mismo tiempo que se presenta un periodo crítico de grandes cambios climáticos. Es momento de comprobar si aprendimos la lección de civilizaciones anteriores que se autodestruyeron.

¿Cuál es su mensaje para la humanidad?

Es hora de despertar, hay que recordar que somos seres espirituales y, hasta que no lo entendamos, estaremos siempre creando ciclos que comienzan y terminan en autodestrucción. Está en nuestras manos elegir lo que queremos y de eso se trata el libre albedrío, porque este mundo puede ser nuestro paraíso o infierno. Debemos ser responsables de nuestros actos, porque todo lo que suceda aquí puede influir no solo en este planeta, sino también en todo el Universo.

Web: www.brianweiss.com

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Por Brad Hunter