Perdonar, el valor de los grandes

El perdón es una herramienta signada por la valentía cuyo sentido radica en darle fin al rencor o al resentimiento.

“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar”, mensaje en el cual el Dalai Lama, brinda una sabia definición del perdón. El acto de perdonar pone a prueba las relaciones con el entorno y la propia relación del hombre consigo mismo. No hay quien no haya sido atravesado por el error propio o ajeno, por el enojo, la pelea, la discusión y finalmente, el dolor ante el quiebre de un vínculo.

El perdón es una herramienta signada por la valentía cuyo sentido radica en darle fin al rencor o al resentimiento. Pero, no es de extrañar que en tiempos narcisistas, perdonar sea considerado flaquear, “poner la otra mejilla” o una muestra de debilitamiento hacia quien fue herido.

Miriam Subirama, autora “La ira nos esclaviza”, es muy clara en este sentido: “A veces no es posible olvidar, pero sí podemos lograr que ya no nos afecte lo que ocurrió. El problema surge cuando consideramos lo ocurrido como inaceptable, entonces somos incapaces de perdonar. Podemos considerar inaceptables ciertas situaciones vividas que se dan porque se han traicionado unos acuerdos, unos principios, no se han cumplido nuestras expectativas o no se han respetado ciertos valores”.

Entonces, por sobre las razones hay que aceptar los hechos. Pero, aceptar no significa estar de acuerdo. “En el mundo hay mucha rabia en contra de las injusticias. La rabia no soluciona las injusticias, sino que crea más dolor e incluso más injusticias”, destaca la especialista.

Quizá, aunque no sea posible en todos los casos, la mayoría de las veces la empatía es el camino más eficaz para comprender por qué una persona en algún momento puntual de su vida cometió un acto del que se luego ha arrepentido. Tratar de entender las circunstancias por las cuales una persona hizo lo que hizo, lo más completas posibles, si actuó bajo presión o si estaba enfermo y a partir de allí iniciar el camino de la perdón es la forma de internalizar los motivos y el contexto de lo sucedido.

Es decir, recuperar la empatía es una de las claves esenciales para poder perdonar y aunque, en algunos casos, la relación que unía a dos personas ya sea irreparable, por distintas razones, el perdón aliviana la carga .

Elegir no perdonar tiene sus consecuencias y en lugar de castigar al destinatario de la furia, el rencor repercute negativamente sobre el si mismo. “Cuando alguien nos ha defraudado, herido o traicionado, sentimos que tenemos que hacérselo pagar. Creemos que así haremos justicia. Consideramos inaceptable lo que ha hecho y esa rabia nos mantiene atados a la situación y a la persona que nos ofendió. En vez de perdonarla y soltarla, nos atamos más a ella, nutriendo el resentimiento. Y al hacerlo, somos injustos con nosotros mismos. El odio es una emoción incendiaria, destruye la concentración y mata la capacidad de actuar con dignidad y excelencia”, define Miriam Subirama.

La autora cita una sabias palabras que resumen el sentido del perdón: "¿Quieres ser feliz un momento? Véngate. ¿Quieres ser feliz siempre? Perdona".

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