Miramar, el lugar ideal para veranear en familia

Desde Mar del Plata hacia el sur y por la ruta provincial N°11, luego de recorrer 45 km por un camino bordeado de pinos, eucaliptos, acacias y mar, se alcanza esta villa veraniega del partido de General Alvarado, que suma a sus playas de excelencia numerosas opciones para disfrutar.

El centro de Miramar está conformado por edificios de departamentos y comercios en los que pueden adquirirse chocolates, ahumados, artesanías y artículos náuticos y de pesca; hacia el sur tiene muchos chalets y algunas casonas antiguas; y los campings, hosterías, hoteles y cabañas pueden encontrarse por doquier.

A lo largo de sus 20 km de costa sobre un mar azul como muy pocos, se encuentran numerosos balnearios -como Pleamar, Center Beach y Tiburón- que están emplazados en las playas del centro, al sur del arroyo El Durazno, sobre la Avenida Costanera; en tanto que en las playas del norte, en la zona del barrio Parque Mar, se hallan los balnearios Charly, Coral y Playa Beira, todos equipados con reposeras, sombrillas, mesas, sillas, carpas, bar y sanitarios.

El complejo Las Dunas, ubicado en el Bosque del Vivero Florentino Ameghino, invita a pasar el día y participar de actividades programadas, o simplemente a recorrer sus diversos circuitos. Cuenta con un restaurante y parrilla de estilo agreste, ambientado con un pelotero para los más chiquitos.

Además, Los Pinos, el almacén del bosque, ofrece todos los productos para pasar un día de campo, compartiendo un asado en familia.

El Parque de los Patricios, ubicado en la avenida 9 y la calle 14, es atravesado en toda su longitud por el arroyo El Durazno, que en el extremo sur conforma un lago artificial y dos islas, comunicadas entre sí por puentes de madera.

Este es un parque ideal para el esparcimiento, dado que se puede cabalgar, pescar y alquilar botes a pedal para disfrutar a pleno del lago y su fauna, compuesta de garzas blancas, gallaretas y cisnes de cuello negro.

Una plaza con juegos infantiles y una tupida arboleda completan esta bella y ancha franja verde de dos hectáreas, que en su extremo norte tiene un monte de eucaliptos que alberga nidos de loros que saben hacerse oír.

A unos 10 kilómetros de Miramar se ubica la laguna La Ballenera, un lugar prolijamente cuidado, con árboles, flores y bancos ideales para el relax y la lectura, y un pintoresco muelle de madera desde el que se ven numerosas plantas acuáticas, una de las cuales, la gambarrusa, sirve de cobijo a algunos peces.

Los juncales que rodean las aguas, garantizan la presencia de pejerreyes adultos.

Esta laguna donde se practican deportes como windsurf y snowboard, reviste carácter de reserva natural, dado que es hábitat de cisnes, carpinchos, nutrias, patos y algunos flamencos rosados, que suelen ser muy fotografiados por los turistas.

El Aeroclub de Miramar realiza vuelos de bautismo en avioneta para que el visitante obtenga una vista aérea de la avenida costanera, el muelle y las escolleras plagadas de pescadores, además de cada uno de los balnearios.

Dentro del hangar o en la confitería, se exhiben fotos, plaquetas, medallas y revistas de los aviones y aviadores que han dejado su huella al pasar por este aeroclub.

El Bosque Energético, el lugar más enigmático de la costa atlántica, es visitado durante todo el año por lugareños y turistas que llegan de todas partes para abrazarse a lo árboles de este misterioso lugar de Miramar.

Quien allí se interna sólo percibe oscuridad, ya que las copas de sus árboles no permiten el paso de la luz solar y muchos cuentan que al abrazarse a los troncos se comienza a sentir una profunda y grata sensación de paz.

Se accede al Bosque Energético por la Avenida 40 camino a Mar del Sud. Este paseo encantado se complementa con una feria artesanal que ofrece interesantes artículos relacionados al bosque como amuletos, u objetos cargados con energía positiva. También hay baños públicos y estacionamiento.

A medida que el sol baja frente al mar, las calles de Miramar comienzan a lucir su perfil nocturno de música y luces: los pubs y restaurantes se van poblando de turistas. En cuanto a los boliches, hay para todos los gustos: se puede bailar pop, rock, cumbia, dance, y temas de los 80 y 90.

En la intersección de las calles 21 y 26 se ubica el Casino que cuenta con un sistema electrónico de última generación, salón de convenciones, restaurante para 300 comensales y una variada propuesta de platos para degustar mientras se deja oír el tintinear de las fichas de las mesas de ruleta, pocker, punto y banca y Black Jack. Las máquinas tragamonedas y las ruletas electrónicas, las luces y la música, conforman un ambiente de magia, suerte diversa y diversión.

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Fuente: Telam