La mirada de la abundancia

¿Contemplas la vida desde la mirada de la abundancia o desde la mirada de la escasez?
Foto: pixabay.com

Luis Álvarez tiene en su libro un cuento que me hizo reflexionar cuando lo leí.

Es un chico joven estadounidense allá por los años veinte que tiene el sueño de comenzar una nueva vida en Inglaterra. Es pobre pero después de mucho ahorro consigue un pasaje de barco y hacerse con galletas y queso para aguantar toda la travesía. Embarca, pasan los días y cada vez que sus amigos se van a cenar al bufet, como él no tiene dinero, pone mil y una excusas y se retira a su camarote solo a comer sus galletas con queso. El último día antes de llegar uno de sus amigos le dice que se anime y que vaya con ellos a cenar para celebrar la travesía. Es entonces cuando confiesa que no tiene dinero y que por ese motivo, no puede acompañarles. “¡Pero si el bufet es gratis. Está incluido en el billete!”, le exclama su amigo.

Es una buena metáfora para explicar algo que nos ocurre muchas veces. Pensamos que no nos merecemos ciertas cosas, que el futuro o el éxito está reservado a otras personas diferentes a nosotros. Y no es cierto. Todos podemos disfrutar de un mejor futuro y nos merecemos intentarlo.

Tenemos dos maneras muy sencillas de contemplar la vida: hacerlo desde la mirada de la abundancia o desde la mirada de la escasez. La abundancia no significa necesariamente bienes materiales (coches, puestos maravillosos, cuentas corrientes envidiables). Pueden ser aprendizajes, nuevos estados interiores, más serenidad… pero confiar que pase lo que pase, será positivo. Cuando alguien tiene una mirada de abundancia confía positivamente en el futuro.

Sin embargo, la mayor parte de las personas tienen (o tenemos muchas veces) una mirada de escasez. Se aferran a su presente, a lo que tienen y no se atreven a dar el paso porque piensan que “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Ese comportamiento es normal, tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras si nos sucede. Como hemos comentado alguna vez, la mente tiende a la “seguridad”, que no a la felicidad. Pero todos podemos entrenar nuestra cabeza y aprender a confiar en el futuro y en nosotros mismos.Cuando vivimos en la sensación de escasez, hay miedo. Cuando lo hacemos desde abundancia, contemplamos lo que tenemos desde el agradecimiento y sabemos que el futuro nos aguarda con bonitos regalos hasta en los momentos más dolorosos. Por lo tanto, ¿qué podemos hacer para comenzar a desarrollar la mirada de la abundancia? Veamos algunas claves.

  1. Te lo mereces. ¿Por qué no te va a suceder a ti? No hagas como el chico del cuento que se aferra a su miedo y no explora otras posibilidades. La “merecebilidad” es el primer punto de partida. Parece que la culpa o la falta de autoestima nos hace pensar que nosotros somos los patitos feos de la película y en absoluto. Todos nos merecemos bonitos regalos.
  2. Si no consigues lo que quieres, quizá no has puesto foco en lo que has logrado. Aunque hayas fracasado o perdido, la mirada de abundancia te ayuda a aprender de lo ocurrido. He escuchado en ocasiones a personas con mirada de abundancia que han vivido una ruina económica, que no habían superado económicamente, pero que hablaban de su presente como un estado de serenidad que antes no tenían. Habían perdido dinero, pero habían ganado otras emociones más importante.
  3. Confía, confía, confía. La confianza o el miedo es una decisión personal. Si quieres lograr algo, trabaja, déjate la piel pero confía que ocurra lo que ocurra, será positivo si sabes aprender de lo ocurrido. Por ello, da el paso para que suceda.

"Haz hincapié en la idea de abundancia. Pensar en la abundancia contribuye a generar abundancia."

Norman Vincent Peale

Vía: Laboratorio de Felicidad

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Por Pilar Jericó