El quid de la intuición

Ser más o menos intuitivo viene determinado por el grado de exposición a la testosterona en la vida intrauterina, según un estudio

Por MONTSE ARBOIX

12 de septiembre de 2014

Cuando se intuye algo o se tiene una corazonada o un presentimiento, aunque no se sabe de dónde ha surgido, no se es consciente de las razones. ¿Qué es la intuición? ¿Existe en realidad? ¿Es una capacidad solo atribuible a las mujeres?En fechas recientes científicos españoles han asociado el pensamiento intuitivo al grado de exposición a la testosterona durante la vida prenatal. Este artículo trata de estas cuestiones y aporta algunas de las diferencias que hay entre el cerebro masculino y el femenino.

La intuición: el pensamiento automático e inconsciente

La intuición es la percepción inmediata de una situación, la facultad de comprenderla de manera instantánea, sin mediar razonamiento alguno. Se manifiesta como una reacción emotiva o sensaciones ante un determinado suceso. Es un pensamiento más emocional, a diferencia de lo que ocurre con el pensamiento lógico, analítico y reflexivo, que es más racional y en el que hay que esforzarse. No obstante, no hay que menospreciar la intuición: incluso los avances de la ciencia, basada en el análisis y la lógica, deben mucho a la intuición de los científicos.

A finales del 2013, un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) liderado por Richard Wiseman, científico y profesor de psicología británico, desveló, después de analizar la conducta de 15.000 personas, el secreto de la intuición femenina: es, en realidad, la manera diferente que tienen hombres y mujeres de activar el cerebro, debido a que en el femenino hay más uniones entre los hemisferios cerebrales y en el masculino, mayor número de conexiones internas en cada hemisferio. Esto provocaría que las mujeres destaquen en relacionar mejor la mente analítica y la intuitiva.

Intuición femenina y testosterona prenatal

La exposición prenatal a la testosterona tiene efectos sobre la organización cerebral que establece pautas de comportamiento de las personas

Investigadores de la Universidad de Granada, de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y de la Middlesex University de Londres han querido profundizar un poco más en esta materia. Hace poco publicaron en la revista Psychoneuroendocrinology un estudio cuyas conclusiones sugieren que la denominada "intuición femenina" está provocada por un componente biológico relacionado con la menor exposición a la testosterona de las mujeres en el vientre materno, que hace a las féminas más intuitivas y las predispone a un pensamiento menos reflexivo.

Trabajos anteriores habían señalado que la exposición prenatal a la testosterona tiene efectos sobre la organización cerebral que establecen, de alguna manera, pautas de comportamiento personales. Y como los hombres reciben más cantidad de testosterona, los científicos creen que les determina a que sean, en general, másarriesgados y menos empáticos.

Para ahondar en este tema, los autores se preguntaron si esta exposición a la testosterona influye en que los hombres sean menos intuitivos y más reflexivos que las mujeres, y para intentar dar respuesta realizaron pruebas a más de 600 alumnos de la Universidad de Granada. Para ello utilizaron el ratio digital, que se obtiene al dividir la longitud del dedo índice entre la longitud del dedo anular de la misma mano, de forma que cuanto menor sea el ratio significa que más testosterona se ha recibido antes de nacer y, por tanto, más "masculina" es la organización cerebral, con independencia del sexo de la persona. Los participantes también resolvieron distintos cuestionarios como el Test de Reflexión Cognitiva, que mide la diferencia entre intuición y reflexión, y que penaliza el pensamiento intuitivo.

Los resultados fueron que los hombres contestan mejor el test -por sus respuestas más reflexivas- y también aquellas mujeres que tenían un ratio digital más "masculino". En palabras de Antonio Manuel Espín, uno de los autores y profesor del departamento de Teoría e Historia Económica de la Universidad de Granada, "lo que se encontró fue una indicación de que la exposición prenatal a la testosterona predispone a las personas a adoptar un pensamiento más reflexivo y menos intuitivo; además, este efecto parece ser más fuerte entre las mujeres".

  • Hombres y mujeres: cerebros distintos

Cerebros de hombres y mujeres son distintos, empezando por su tamaño. Y a pesar de que en el siglo pasado se creía que esta característica demostraba que ellas tenían menos capacidad mental, la ciencia moderna ha puesto de manifiesto que esta afirmación no es cierta y que ambos tienen el mismo número de células cerebrales, aunque en el cerebro femenino están más agrupadas.

Hasta las ocho semanas después de la concepción, todos los fetos son femeninos, con circuitos cerebrales femeninos. Después de esta octava semana, los minúsculos testículos del feto empiezan a liberar una gran cantidad de testosterona que masculiniza estos circuitos cerebrales, provocándoles cambios específicos para la actividad sexual, la conducta exploratoria y los movimientos musculares agresivos.

De los 30.000 genes que hay en el genoma humano, la sola variación del 1% que hay entre hombres y mujeres influye en cada una de las células del cuerpo, desde los nervios que registran el dolor o el placer, hasta las neuronas que transmiten los sentimientos, percepciones, pensamientos y emociones. Así lo narra Louann Brizendine, neurobióloga y neuropsiquiatra de la Universidad de California, que ha estudiado a fondo las claves científicas que explican las diferencias en la manera de pensar de hombres y mujeres y las características delcerebro de cada uno. En 'El cerebro femenino' esta científica divulga que las pequeñas desigualdades estructurales, químicas, genéticas, hormonales y funcionales entre los dos sexos hacen que tengan distintas sensibilidades cerebrales, por ejemplo ante el estrés, que procesen de manera diferente los estímulos (oír, ver, sentir...), y que lleven a cabo las mismas funciones pero por circuitos diferentes.

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Fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/investigacion_medica/2014/09/12/220578.php